Editoriales de México publicarán textos inéditos de la escritora Elena Garro, muerta el fin de semana a los 78 años, pobre, deprimida y desconocida por el público, mientras las autoridades le preparan un homenaje.
Los anuncios parecieron caer como un bálsamo sobre la memoria de la escritora, ex esposa del premio Nobel de Literatura Octavio Paz, considerada por algunos críticos una de las más importantes de México junto a sor Juana Inés de la Cruz y Rosario Castellanos.
Al entierro de Garro asistieron pocas personas y casi no se emitieron condolencias públicas por su muerte.
La editorial Alfonso Castillo informó este martes que publicará una novela y un libro de cuentos que Garro guardaba para difundir en el futuro y que investiga si existen otros textos inéditos.
"En vida pocos la leían, pero ahora que ha muerto empieza la demanda. Publicarla y leerla es reconocerla", señaló un portavoz de la editorial del estado de Nuevo León, en el norte del país.
Mientras tanto, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), anunció la organización de un homenaje póstumo para quien fue "una de las grandes innovadoras de la novela mexicana".
Garro, casada con Paz en 1937 y separada de él a inicios de los años 60, pidió públicamente a fines de julio "caridad a la comunidad intelectual" para "poder vivir tranquila" sus últimos días.
Enferma, deprimida y pobre, Garro se describió a sí misma como "una viejecita en las últimas" y afirmó entonces que nadie la ayudaba.
La escritora es autora de textos como "Los recuerdos del porvenir", al que se considera precursor del realismo mágico, "Un hogar sólido", "La mudanza", "Testimonios sobre Mariana", "Reencuentro de personajes" y "La casa junto al río", entre otros muchos.
Garro murió de un ataque cardíaco en la ciudad de Cuernavaca, al sur de la capital, donde tenía un pequeño apartamento que compartía con su hija, Helena Paz, y una docena de gatos.
La novelista vivió en los años 40 en Francia, donde trabó amistad con artistas e intelectuales del movimiento surrealista y conoció a escritores como José Luis Borges, Adofo Bioy Casares y César Vallejo. De esa época data la obra de Garro que obtuvo los mayores reconocimientos.
Sus relaciones con Paz, muerto en abril, fueron tormentosas y en más de una ocasión intercambiaron reproches en público.
"Mis padres siempre fueron pareja, siempre lo fueron, adorándose u odiándose, pero eran pareja", expresó Helena Paz.
Ningún funcionario de la Fundación Octavio Paz o amigo cercano del premio Nobel asistió al funeral y al entierro de Garro o emitió condolencia alguna.
La fuerte personalidad de Paz y sus relaciones con el mundo intelectual fueron siempre una sombra que impidió que la escritora recibiera el reconocimiento que merecía, opinan algunos críticos.
Garro censuró en numerosas ocasiones a los círculos de artistas, escritores y académicos de México, pues los consideraba mediocres y esnobs.
Sus problemas con los intelectuales mexicanos se originaron en 1968, cuando, al fragor de las luchas estudiantiles de la época, fue acusada de alentar la rebelión.
Para defenderse, dijo que no era ella la responsable sino algunos "izquierdistas" que llevaban a los jóvenes a una "loca aventura".
En aquellas declaraciones, que derivaron en un autoexilio de 23 años en Francia, Garro pidió a la entonces temida Dirección Federal de Seguridad que la detenga, pues decía tener "menos miedo al gobierno que a los terroristas".
Más allá de cualquier consideracion política, Garro es, sin lugar a duda, la tercera escritora en importancia que ha tenido México en su historia, según Tovar y de Teresa.
"Por el conjunto de su obra se la puede mencionar como una escritora única, original y perteneciente a una generación que conoció las letras europeas y que las asimiló en su propia creación literaria", dijo el presidente de la CNCA. (FIN/IPS/dc/mj/cr/98