El grupo islámico Hezbollah, que lucha con respaldo de Irán para expulsar a Israel del sur del Líbano, procura cambiar su imagen para convertirse en un partido político parlamentario y dejar atrás su identidad iraní por una más libanesa.
Desde 1992, la organización intenta cambiar la imagen granjeada en los días de la guerra civil, cuando sus hombres secuestraron a ciudadanos de países industrializados y atacaron cuarteles de fuerzas occidentales estacionadas en el Líbano.
Uno de esos intentos es el equipo de fútbol El Ahid, cuyo nombre significa "pacto" en árabe, y está asociado con Hezbollah.
"Creemos en su idea", dijo Mohammed Riyad, fanático de Ahid que, como la mayoría de los entusiastas de fútbol reunidos en el estadio Burge Hammoud, vive en las viviendas Haret Hareq del sur de Beirut, donde la influencia de Hezbollah es mayor.
"Los apoyamos aun cuando no están combatiendo. Respaldamos sus creencias. Ellos siguen al Islam", dijo Riyad, de 27 años, pero de apariencia mayor debido a su espesa barba negra.
De hecho, no todos los jugadores del Ahid son musulmanes . Algunos fueron contratados desde lugares tan dispares como Ucrania, Senegal, Nigeria y Jordania. El nuevo director técnico vino de Iraq en julio, tras ganar el premio al mejor entrenador de Asia, en 1997.
Pero se sabe que al menos algunos de los 14 empresarios que financian al equipo son partidarios de Hezbollah. Muchos de los jugadores de Líbano provienen de Haret Hareq.
La asociación del equipo con los guerrilleros que luchan en el sur parece agradar a los dirigentes de Hezbollah. Los colores del equipo son los de la bandera de la resistencia que ondea en las aldeas australes de Líbano, pero sin la imagen de la ametralladora y las escrituras árabes.
Desde sus inicios en 1985, Hezbollah ha sido ligada a la política radical de Irán, inspirada por las enseñanzas de Musa Sader, un clérigo musulmán iraní que predicó en las comunidades chiítas de Líbano en los años 70.
Gran parte de la financiación de las actividades militares de Hezbollah aún procede de Irán, estimada en 70 millones de dólares por año, según fuentes de inteligencia occidental. Pero en los últimos seis años, la organización se transformó lentamente en un partido decididamente libanés.
Hezbollah se dirige cada vez más rápido hacia la legitimización política y pretende "identificarse con el nacionalismo libanés", aseguró un diplomático occidental.
La organización incluso ya no defiende con tanto ahínco la creación de un estado islámico puro, con el fin de atraer a un espectro más amplio de la diversificada sociedad libanesa, en la que muchas sectas religiosas tienen el poder suficiente de imponer sus opiniones a las otras.
"Los que quieren creer tienen derecho a hacerlo, y los que no, también. Queremos el gobierno del Islam, pero no queremos imponérselo a nadie", sostuvo el portavoz de Hezbollah Ibrahim Musawi, joven que pronto iniciará sus estudios de resolución de conflictos en la británica Universidad de Leicester.
Los indicios más tempranos de la metamorfosis de Hezbollah datan de 1992, cuando la organización participó en las primeras elecciones posteriores a la guerra del Líbano y obtuvo 12 bancas en el parlamento.
Luego, Hezbollah se concentró en sus sistemas de servicios sociales y obtuvo el respaldo de los libaneses al reconstruir casas destruidas por los bombardeos israelíes. Finalmente, en 1996, se unió a la coalición de gobierno.
Este año, cuando el dirigente de Hezbollah Hassan Nasrallah recibió condolencias por la muerte de su hijo de 18 años en un enfrentamiento con fuerzas israelíes, la bandera de Líbano se destacaba en el fondo.
En las elecciones municipales de mayo y junio, cristianos y musulmanes sunitas respaldaron a los candidatos chiítas de Hezbollah, en zonas como los suburbios australes de Nabatiyeh y Beirut.
Pero también funcionó al revés. En muchas zonas de Beka'a, antes un baluarte de Hezbollah, los votantes apoyaron a los grupos opositores de la organización.
La región tiene gran potencial turístico y muchos creen que el cambio de partido podría cambiar su imagen, sobre todo en la antigua ciudad de Baalbek.
Pero en la importante votación del nuevo concejo municipal de Beirut, Hezbollah participó en una lista con candidatos de todos los partidos, incluso con algunos de sus ex enemigos.
La participación en el proceso electoral de cuatro semanas es un paso previo esencial para disputar las elecciones parlamentarias previstas para el 2000, pero Hezbollah también prevé el día cuando las hostilidades con Israel lleguen a su fin.
Desde hace más de un año, cada vez más voces en Israel exigen el retiro unilateral de la franja de 13 kilómetros de ancho que en el sur de Líbano ocupan sus soldados desde 1985.
En abril, el gabinete israelí votó a favor de cumplir una resolución de la Organización de las Naciones Unidas que hace 20 años le exigió el retiro de la zona, pero sólo si el gobierno de Líbano garantiza la seguridad en la frontera con Israel.
En la actualidad, la mayoría de los libaneses, incluso los cristianos, apoyan la lucha de Hezbollah para liberar el suelo libanés, pero pocos respaldarían la continuación de la guerra en territorio israelí si las fuerzas israelíes se retiran.
Representantes de Hezbollah no revelan cuáles serán sus objetivos militares una vez que se retiren los soldados israelíes. "Que se retiren, entonces decidiremos qué hacer", dijo el portavoz Ibrahim Musawi.
Pero no todos están convencidos. "Son muy astutos", opinó Farid el -Khazen, analista político de la Universidad Estadounidense de Beirut.
"Tienen un doble discurso, uno para la prensa extranjera y una para nosotros. Pero Hezbollah es una organización fundamentalista con la meta de fundar un estado islámico en Líbano. Los musulmanes que no lo quieran y los cristianos quedarán excluidos", alertó. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/aq-lp/ip/98