JORDANIA: Incertidumbre ante precaria salud del rey Hussein

La salud del rey Hussein de Jordania, que padece de cáncer linfático, hace temer a muchos de sus súbditos por el futuro de su reinado, respetado dentro y fuera de las fronteras de este empobrecido país de Medio Oriente.

Al conocerse públicamente el diagnóstico de cáncer, miles de angustiados jordanos acudieron a las instituciones financieras de este país para cambiar sus dinares por la estabilidad del dólar.

La corrida hacia los bancos disminuyó la semana pasada cuando el monarca de 62 años brindó un discurso vía satélite desde la Clínica Mayo, en Estados Unidos, donde recibe tratamiento desde el 14 de julio.

Hussein dijo a su nervioso público que los médicos se mostraban confiados en poder controlar el cáncer. "Aún no estoy liquidado. El cáncer es una batalla nueva que estoy decidido a ganar", declaró.

Pero aunque el discurso del rey ayudó a tranquilizar al pueblo, muchos jordanos reconocen su preocupación por el futuro de una de las monarquías más longevas de Medio Oriente.

La enfermedad hizo reflotar la incómoda cuestión de la sucesión de la corona y la preocupación de que el reinado de Hussein, cercano aliado de Estados Unidos y amigo de Israel en Medio Oriente, no dure mucho más.

Para muchos jordanos, la idea de su país sin Hussein es prácticamente impensable.

El rey, nacido príncipe Sharif Hussein y descendiente de la familia del profeta Mahoma, ha reinado durante 46 años con una mezcla de benevolencia y brutalidad que le granjeó un profundo respeto y el control absoluto del país. Tres cuartas partes de la población no conocen a otro gobernante.

"Sólo conocemos al rey Hussein. Estamos habituados a él. Si se va, no sabemos qué podría ocurrir", expresó Bassam, un comerciante de 37 años de Medinet al Riyada, un vecindario de clase media.

Ese sentimiento es similar tanto en el campamento de refugiados palestinos de Baqa, en las afueras de Ammán, como en el adinerado barrio de Abdoun.

Hussein tiene la reputación de equilibrar los intereses de su país con los de países vecinos más poderosos, y los jordanos se preguntan si alguien más tiene su astucia para ocupar el trono.

"La gente asocia la estabilidad de Jordania con la personalidad del rey, su carisma, su capacidad para gobernar", dijo Radwan Abdallah, consultor político de la institución estadounidense Consultoría, Investigación y Análisis de Medio Oriente.

"Piensan que su enfermedad podría conducir a la inestabilidad", señaló Abdallah.

La mayoría de los analistas, jordanos e israelíes, opinan que el reino es estable. El sucesor más probable del rey es su hermano, el príncipe heredero Hassan, intelectual educado en la universidad británica de Oxford y asesor político de Hussein durante los últimos 32 años.

Pero otros observadores prevén una lucha de poder entre el príncipe Hassan y los hijos del rey.

Los más probables candidatos son el príncipe Abdallah, general del ejército al mando de la Guardia Real, unidades de elite y de la inteligencia militar, y el príncipe Hamzah, de 18 años, futuro estudiante de una academia militar británica.

Algunos jordanos temen que el país no pueda retener su territorio, su identidad ni su forma de gobierno debido a la población palestina, que algunos estiman en casi 70 por ciento, y a que la nación se encuentra junto a Siria, Iraq y Cisjordania, ocupada por Israel.

El cemento que mantiene unidos a esos elementos es el rey Hussein, aseguran. "La pérdida del rey Hussein sería una gran conmoción para Jordania", sostuvo Abdallah Hassanat, director del diario en inglés Jordan Times.

Los jordanos están a favor de la monarquía, aseguran Hassanat y la mayoría de los analistas.

A pesar de la prolongada crisis económica y la decisión de Hussein de hacer la paz con Israel, una medida inicialmente bienvenida pero cada vez menos popular, la población cree que el rey es la mejor forma de mantener la seguridad y la prosperidad.

Aunque los palestinos no gozan de los mismos derechos que los jordanos, la mayoría también apoya a la monarquía, aseguran los analistas. Olas sucesivas de refugiados palestinos, a los que se les otorgó la ciudadanía y se les permitió integrarse a la sociedad, ahora dominan la próspera clase empresarial jordana.

Los habitantes del adinerado barrio de Abdoun, por ejemplo, son en gran mayoría palestinos, al igual que algunos ministros. La tercera esposa de Hussein, muerta en un accidente de aviación, era palestina. El rey se divorció de sus dos primeras esposas.

"Todo cambio en el sistema deberá proceder de los jordanos, no de los palestinos", manifestó Sari Nasir, sociólogo de la Universidad de Jordania cuya familia palestina huyó de una aldea cercana a Tel Aviv durante la guerra de creación del estado de Israel, en 1948.

"Los palestinos pueden votar pero no tienen interés en transformar a Jordania en una entidad palestina. Eso no ocurrirá jamás", aseguró.

Pero los analistas consideran improbable que los jordanos aboguen por el cambio, aunque la lealtad de los palestinos y las tribus beduinas de Jordania se debe a la personalidad del rey. El príncipe heredero Hassan, aseguran, no tiene una relación tan fuerte con estos grupos.

"Incluso los fundamentalistas islámicos son fieles al rey. No son muy radicales, sino que están afiliados al sistema político", dijo Abdallah.

Es probable que el mayor desafío surja de la propia familia real. La Constitución estipula que la corona se debe destinar al primer hijo varón. Pero la madre de Abdallah, el primer hijo, era inglesa.

Hace tres décadas, esa idea no era bienvenida entre los jordanos, que aún no olvidaban la época del gobierno colonial británico. Hussein cedió ante la opinión pública y modificó la Constitución para nombrar sucesor al príncipe Hassan.

Cuando a Hussein se le diagnosticó cáncer en 1992, el rey sugirió crear un consejo para elegir como sucesor al mejor de los príncipes, fuera su hermano o uno de sus hijos. Pero la presión del príncipe Hassan sepultó la idea.

Ahora, con la segunda batalla del rey contra el cáncer, la idea resurgió junto con una transacción. El príncipe Hassan sería el próximo rey, pero la dinastía volvería luego a Abdallah, en lugar de corresponder a Rashid, el hijo mayor de Hassan.

También se maneja la posibilidad de que el rey nombre sucesor a su hijo menor, Hamzah, nacido de la unión con su cuarta esposa, la reina Noor (la estadounidense Lisa Hallaby).

Hussein le envió una carta a Hamzah en su 18 cumpleaños recordándole que su padre ya era rey a la edad del joven. "La carta se interpretó como que Hamzah estaba calificado para ocupar el trono", dijo un observador.

Algunos observadores israelíes temen que quienquiera sea el sucesor no tenga el encanto personal que ayudó al rey Hussein a superar tiempos difíciles, tanto en Jordania como en sus relaciones con Israel.

La calidez del rey le ganó el respaldo de la mayoría de los israelíes, primero cuando habló en el funeral del asesinado primer ministro israelí Yitzhak Rabin y luego cuando se arrodilló frente a familiares de siete escolares israelíes muertas por un soldado jordano.

Pero la mayoría de los analistas concuerdan en que el sucesor de este reino empobrecido seguirá los pasos de Hussein y optará por la vía de la paz con Israel, a pesar del actual estancamiento del proceso con los palestinos.

"La paz con Israel va en beneficio de Jordania en este momento. Cualquiera que suceda al rey seguirá la misma política", aseguró Hassanat, del Jordan Times. (FIN/IPS/tra- en/dho/rj/aq-ml/ip/98

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