La desaparición en Italia de más de 600 menores en los primeros cinco meses de este año, según un informe gubernamental dado a conocer hoy, dejó al descubierto un drama que en contadas ocasiones trasciende a la opinión pública.
Entre el 1 de enero y el 31 de mayo de este año se presentaron 1.419 denuncias por desaparición de menores, de los cuales fueron encontrados 796, indicó el informe del Ministerio del Interior.
Muchos de estos niños y niñas desaparecen sin dejar rastros y caen en manos de organizaciones de explotación sexual, en tanto otros son secuestrados por la madre o el padre. Pero también hay casos de adolescentes que huyen de situaciones familiares dramáticas.
El año pasado desaparecieron 2.412 menores, de los cuales 1.673 fueron encontrados, mientras que en 1996 se registraron 2.391 denuncias de desapariciones, de los cuales fueron encontrados 1.912.
La directora del departamento Menores del Ministerio del Interior, Tiziana Terribile, aseguró que muchos de los menores que escapan de sus casas terminan en manos de organizaciones criminales.
En Italia, como se estila en Estados Unidos, se suele imprimir la fotografía del menor desaparecido en los envases de leche.
Ernesto Caffo, director del llamado "Teléfono azul", a cuyo número los menores pueden llamar para denunciar actos de violencia, sostuvo que hay más niñas y niños desaparecidos que lo que indican las cifras oficiales.
Centenares de menores provenientes de países que no pertenecen a la Unión Europea (UE) desembarcan en Italia sin documento junto con los emigrantes clandestinos y terminan en manos de organizaciones criminales, afirmó Caffo.
Muchos terminan en el mercado ilegal de las adopciones internacionales, aseguró el funcionario. Se trata de niñas y niños que pueden desaparecer y ser eliminados porque carecen de identidad y nadie los reclama.
También existen bandas que se dedican al tráfico de la prostitución infantil. Ante esto, Caffo planteó la necesidad de crear cuerpos de policía especializados en la desaparición de menores, que sean capaces de hacer frente al problema en cuanto se presenta.
Inmediatamente después que presentada la denuncia sobre la desaparición de un menor, la investigación debería pasar a manos de estos expertos, incluso también porque el primer momento después de haber sido encontrado es el más delicado.
Uno de los casos que provocó mayor conmoción en Italia fue el de Emanuela Orlandi, hija de un funcionario del Vaticano, quien tenía 15 años cuando desapareció el 22 de julio de 1983 y nunca fue encontrada.
La organización armada turca los Lobos Grisis se atribuyó el secuestro -aunque nunca se comprobó su autoría-, y pidió a cambio de su liberación la salida en libertad de Ali Agca, condenado a cadena perpetua en Italia por el atentado contra el Papa Juan Pablo II cometido el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro.
Agca también realizó declaraciones en las que dio a entender que conoce el caso de Orlandi, a la cual en muchas oportunidades se ha referido el Papa y cuya fotografía apareció durante mucho tiempo en las calles del centro de Roma. (FIN/IPS/jp/ag/hd/98