El presidente de Indonesia, Bacharuddin Jusuf Habibie, puso en libertad a un nuevo grupo de presos políticos, pero la oposición aún manifiesta escepticismo ante este tipo de medidas "graduales".
El mandatario ordenó la semana pasada la liberación de presidiarios como Pujo Prasetyo, encarcelado 32 años por participar en un fallido golpe de estado procomunista en 1965.
Prasetyo, de 79 años, salió de prisión en silla de ruedas, tan débil y envejecido que los periodistas no pudieron entender lo que decía cuando lo entrevistaron en la puerta de la cárcel.
Hasta ahora, Habibie puso en libertad a 73 presos políticos. Pujo Prasetyo forma parte del grupo que salió de prisión el 17 de agosto, 53 aniversario de la independencia de Indonesia.
Ese mismo día, el mandatario entregó a su esposa, Hasri Ainun Besari, la condecoración más alta del estado, la medalla Bintang Republik Indonesia. Y la segunda medalla más importante, la Mahaputra, a su hermano, Junus Effendi Habibie.
Habibie fue vicepresidente de Indonesia hasta el 21 de mayo, cuando el general Alí Suharto renunció en medio del descontento popular luego de tres decenios en el poder. Desde entonces inició una serie de cambios graduales, por los cuales está ganando crédito político.
Pero sus críticos dicen que, al igual que las liberaciones de prisioneros, sus medidas en materia de derechos humanos son selectivas, y que aún debe verse cuáles son sus verdaderas intenciones.
También sostienen que para emitir un juicio sobre Habibie debe verse cómo maneja la responsabilidad de los militares en las violaciones de derechos humanos y la represión en el pasado, en especial la desaparición de opositores.
Además, se aguarda la respuesta del presidente a los cuestionamientos sobre los actos violentos de mayo, que causaron la muerte de 1.200 personas y la violación de más de 150 mujeres de la colectividad china indonesia.
Habibie, de 62 años, prometió atenerse a las normas de derechos humanos, recuperar la confianza internacional en Indonesia y demostrar que hay un "resurgimiento democrático" en el país.
En su discurso el 15 de agosto en la Cámara de Representantes, el mandatario se disculpó por las atrocidades cometidas en el pasado por las fuerzas de seguridad en sus enfrentamientos con movimientos separatistas y activistas democráticos.
"Todos estamos afligidos por las violaciones cometidas contra la dignidad de los ciudadanos. Con toda la voluntad de defender y respetar los derechos humanos, extiendo nuestras disculpas a la población, en especial a las familias de las víctimas", manifestó Habibie.
El gobierno reinició las negociaciones con Timor Oriental y retiró las tropas de allí y de Aceh, en el norte de Sumatra, donde rebeldes luchan hace diez años por la constitución de un estado islámico independiente.
Pero para algunos, estas medidas no parecen ser suficiente para recuperar la confianza en el gobierno indonesio.
"Para ganar la confianza pública se debe investigar con seriedad las viejas prácticas de violación de derechos humanos", afirmó Marzuki Darusman, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
"Vemos la liberación de prisioneros políticos y escuchamos los discuros alentadores, pero siguen ocurriendo violaciones", afirmó Munir, jefe de Kontras, la Comisión Sobre Personas Desaparecidas y Víctimas de la Violencia.
Munir dijo a IPS que el presidente emitió una orden contra las manifestaciones callejeras y asume posiciones discriminatorias para la liberación de prisioneros políticos.
"Simplemente está tratando de ganar el apoyo popular para obtener crédito político", opinó.
Otros críticos cuestionan a Habibie por impulsar un proyecto de ley para regular la libertad de expresión y proponer que se exija una licencia a los periodistas en ejercicio.
Munir dijo que su organización encontró 28 cadáveres en la costa de Biak, y aseguró que se trataba de víctimas de un tiroteo que siguió a una manifestación estudiantil el 20 de julio en Jayapura, capital de la provincia de Irian Jaya, donde opera un movimiento separatista.
La manifestación se realizó de manera pacífica hasta que un agente militar encubierto provocó a los estudiantes, dándole a las fuerzas de seguridad una excusa para dispersarlos, dijeron activistas.
Kontras afirmó también que identificó a 60 personas desaparecidas y 40 mujeres violadas en Aceh en apenas cinco meses, entre enero y mayo de este año.
Amnistía Internacional informó que entre 1989, cuando Aceh fue declarada zona de operación militar, y 1992, fueron muertas unas 2.000 personas en esas operaciones, incluso civiles que apoyaban al Movimiento Aceh Libre.
Teuku Ayah, de Aceh, recuerda una de las matanzas del ejército en esos años. "Me temblaron las rodillas cuando vi cientos de cadáveres apilados en un pozo, como si fueran ratas muertas", dijo.
"Antes que pudiera recuperar la compostura, un oficial nos ordenó, a mí y a mis compañeros, que enterráramos los cuerpos y niveláramos la tierra sobre la tumba masiva", afirmó.
Tales matanzas ocurrieron antes de la asunción de Habibie al poder, pero muchos quieren que el presidente lleve a los criminales del pasado ante la justicia.
Esto le obligaría a investigar abusos cometidos por el régimen del general Suharto, su mentor personal y político.
Por ejemplo, activistas de los derechos humanos reclaman una investigación de la violencia ocurrida después de que el gobierno tomó por la fuerza la sede central del opositor Partido Democrático Indonesio el 27 de julio de 1996.
La líder del partido, Megawati Sukarnoputri, hija del fallecido presidente Ahmed Sukarno, fundador de Indonesia, era considerada un desafío para Suharto.
A pesar de la recomendación de la Comisión Nacional sobre Derechos Humanos de una investigación al respecto, el caso sigue cerrado.
"El gobierno no ha dado una respuesta positiva a ese tema, aunque es una seria violación de derechos humanos", dijo Marzuki Darusman, de esa organización.
Agregó que no bastará sólo con medidas legales concretas para terminar con este caso, sino que "el gobierno debe prometer que no interferirá en asuntos internos de ninguna organización política en el futuro".
Para los críticos de Habibie, acciones como la de entregar medallas nacionales de honor a su familia no son señales muy alentadoras de las prioridades del mandatario.
Tales gestos "socavan la poca credibilidad pública que tiene, pues son claras muestras de nepotismo", escribió al respecto el diario Jakarta Post, publicado en inglés.
Pero otros dicen que sólo con haberse mantenido en el poder durante tres meses, Habibie confundió a sus críticos.
William Liddle, profesor de ciencia política de la Universidad de Ohio, Estados Unidos, opinó que "Habibie es ahora más fuerte y tiene más posibilidades de permanecer en el poder", a pesar de las dudas sobre su capacidad, y la caída de la economía. (FIN/IPS/tra-en/ky/di-mj/hd/98