EEUU: Guerra contra terrorismo es contradictoria, según analistas

La guerra de Estados Unidos contra el terrorismo está plagada de contradicciones y podría exponer a los estadounidenses a grandes peligros porque tiene por fin aumentar el poder y la influencia de este país y no sólo combatir el terror, de acuerdo con analistas.

Según la secretaria de Estado Madeleine Albright, Estados Unidos libra la "guerra del futuro", un conflicto que enfrenta a la superpotencia contra redes terroristas mundiales que no responden a un estado específico.

Redes como el Ejército Islámico, dirigido por el magnate saudita Osama bin Laden, representan una amenaza real, aseguran analistas políticos, pero observan que la reacción de Estados Unidos, que elige la respuesta militar y no la política, disminuye la posibilidad de eliminar al terrorismo de raíz.

Así mismo, la política actual parece poco sincera porque Washington no agotó los medios alternativos para neutralizar la amenaza de Bin Laden.

El enfoque de Washington, antes "concentrado en los estados 'renegados', ahora está pasando a las organizaciones 'renegadas', con el fin de crear un nuevo nivel de dominio estadounidense en el resto del mundo", afirmó Phyllis Bennis, del Instituto de Estudios Políticos, de Washington.

Altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos aseguran que su preocupación por la "organización renegada" de Bin Laden es justificada.

Bin Laden es el principal sospechoso de los atentados del día 7 contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania y se cree que estaría planeando más ataques contra ciudadanos e intereses estadounidenses.

Pero esas afirmaciones no se pueden comprobar porque la evidencia contra Bin Laden es secreta, señaló Bennis.

Además, el énfasis puesto sobre la naturaleza "renegada" de los enemigos de Estados Unidos impide un análisis más profundo y limita las opciones de Washington a los ataques de represalia, según Stephen Zunes, profesor de política de la Universidad de San Francisco.

"En vez de calificar a nuestros enemigos de renegados y locos, que bien podría ser el caso de Bin Laden, tenemos que saber cómo consiguen a sus seguidores, qué es lo que aviva el fuego", argumentó.

Los dirigentes terroristas explotan la popular percepción de que Estados Unidos mata de hambre a los niños iraquíes insistiendo en aplicar sanciones contra el régimen del presidente de Iraq, Saddam Hussein, explicó Zunes.

A la vez, Washington es vilipendiado por respaldar la ocupación militar israelí en territorios palestinos y árabes, y por apoyar regímenes autocráticos e insensibles en Medio Oriente y otras regiones, agregó.

"Las causas de la ira frente a las acciones de Estados Unidos se encuentran en la historia. Hasta que no nos fijemos en nuestra política, no tendremos esperanza de parar al terrorismo. No podemos actuar como si la historia empezara el 7 de agosto", día en que fueron atacadas las embajadas en Africa, dijo Bennis.

"Por más ilegítimas que sean las acciones de los grupos terroristas, éstas subrayan la importancia de responder qué es lo que esta gente odia de Estados Unidos y qué admiran, para darnos la oportunidad de reconsiderar nuestra posición", sostuvo Zunes.

"El cambio de la política de Washington ocurrirá a largo plazo, lo que no soluciona las necesidades de seguridad de corto plazo", reconoció.

Tampoco lo hacen los ataques contraterroristas, según Bennis. Washington envió bombarderos a Libia en 1986 contra el régimen de Moammar Gadhaffi, y contra Saddam Hussein en 1993. En ninguno de los dos casos se eliminaron los blancos propuestos, se mataron civiles ni cesó el terrorismo contra Estados Unidos, señaló.

Tras los ataques que Estados Unidos perpetró el jueves 20 contra Afganistán y Sudán, funcionarios de Washington indicaron que la acción evitó ataques terroristas, pero también advirtieron que aumentó la posibilidad de represalias contra objetivos estadounidenses.

Los analistas critican la justificación que brindó Washington del bombardeo de la fábrica de productos farmacéuticos de El Shifa, en Jartum. Funcionarios del gobierno estadounidense aseguraron que la fábrica producía sustancias "precursoras" que las fuerzas de Bin Laden pueden utilizar para sus armas químicas.

Según el criterio de Washington, razonó Bennis, Irán tendría derecho de atacar las fábricas estadounidenses que suministraron elementos químicos "precursores" utilizados por Iraq en sus bombardeos contra territorio iraní en los años 80.

Según Jartum, la fábrica de El Shifa producía 60 por ciento de las medicinas de Sudán, incluso fármacos contra la malaria.

Aun si se acepta la versión de Washington de que la fábrica proporcionaba material terrorista a Bin Laden, Washington tendrá que aceptar parte de la responsabilidad si aumentan las muertes en Sudán por enfermedades que los productos de El Shifa habrían curado o evitado.

Pero Estados Unidos, que fortaleció a Bin Laden durante su guerra contra la Unión Soviética en Afganistán en los años 80, podría haber controlado al magnate saudita por otros medios.

La presión de Washington en 1996 llevó a que Sudán expulsara a Bin Laden. Lo mismo habría ocurrido "este año si Estados Unidos hubiera negociado seriamente con Afganistán", aseguró Bennis.

Bill Richardson, embajador estadounidense ante la Organización de las Naciones Unidas, se reunió en abril con dirigentes del movimiento fundamentalista islámico Talibán, que controla 90 por ciento del territorio afgano, para renegociar las relaciones con Washington.

Entonces, funcionarios estadounidenses declararon que los dirigentes afganos les habían asegurado que las actividades de Bin Laden serían restringidas.

"Podrían haber hecho más. Aseguran que Bin Laden es una gran amenaza para Estados Unidos y una ventaja financiera para Talibán. Podrían haber gastado el equivalente de los misiles crucero para hacer entregar a Bin Laden" a Washington, a otro país o a un tribunal internacional, sostuvo Bennis.

Los misiles cruceros Tomahawk utilizados en los ataques del día 20 habrían costado unos 79 millones de dólares.

En lugar de neutralizar la amenaza, Washington parece optar por utilizar a Bin Laden como "un conveniente villano", dijo Zunes. "Esta es una superpotencia en búsqueda de nuevos enemigos y nuevas formas para sostener sus intereses militares-industriales y su poder mundial", opinó.

Los "renegados" sin estado brindan a Washington una nueva justificación a su papel de superpotencia tras la guerra fría y otra razón para mantener alto el gasto en armamentos y las fuerzas armadas, según Zunes. (FIN/IPS/tra-en/aa/kb/aq-ml/ip/98

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