Sudáfrica se prepara para recibir este sábado en la ciudad de Durban a representantes de más de 113 estados que asistirán a la 12 cumbre del Movimiento de Países No Alineados (Noal).
La cumbre, que comienza este sábado y termina el 4 de septiembre, congregará a 53 jefes de Estado, cinco primeros ministros o vicepresidentes y 102 cancilleres, informó esta semana en conferencia de prensa el subsecretario de Relaciones Exteriores, Aziz Pahad.
Las autoridades esperan la participación de hasta 3.000 delegados en el encuentro, que será financiado por este país con unos 10 millones de dólares.
Pero el ciudadano común se pregunta a qué se debe tanto alboroto. "Me pregunto por qué nuestro gobierno gasta tanto dinero en estos compromisos internacionales cuando hay tantos problemas internos urgentes, como el desempleo", cuestionó la estudiante universitaria y desocupada Tamara Jacobs.
Quizá el desempleo no sea uno de los asuntos que discuta la cumbre, pero el reto de construir la paz en el mundo es una de las prioridades en la agenda de los países no alineados.
Uno de los problemas más candentes es la situación de la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), que amenaza con convertirse en un conflicto regional.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi Annan, se reunirá con gobernantes de la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral para analizar el conflicto. También se prevé la asistencia del presidente de la RDC, Laurent Kabila.
Estados Unidos ha sido invitado como observador y es casi seguro que se discuta el bombardeo de ese país contra Afganistán y Sudán, ambos miembros del Noal, ocurrido el día 20.
El Noal se creó tras un encuentro de 25 países celebrado en Belgrado en septiembre de 1961, con el propósito de congregar a las naciones que no estaban alineadas con los bloques de estados bajo la influencia estadounidense o soviética.
Pero los orígenes del Noal se remontan a un encuentro anterior realizado en Bandung, Indonesia, en 1955.
Los sudafricanos tienen derecho a preguntar qué es el Noal y qué significa para este país, comentó Garth le Pere, de la Fundación para el Diálogo Mundial.
"Es la primera vez que los sudafricanos tienen contacto con el Noal y todos están informándose al respecto. El gobierno no hizo mucho para educar al público", afirmó.
Una pregunta recurrente es si el movimiento sigue siendo útil. "La agenda política del Noal no es del dominio público", según organizaciones no gubernamentales (ONG) del Sur en desarrollo, que celebraron una conferencia en Durban finalizada el viernes 21.
"No hay un mecanismo para que las organizaciones de la sociedad civil participen cualitativamente en los procesos del Noal", agregó la declaración final del encuentro, conocido como la Conferencia de la Sociedad Civil sobre las Prioridades y los Retos del Movimiento de Países No Alineados.
Noal, agregaron las ONG, se enfrenta a una estrategia unipolar que pretende perpetuar la hegemonía del Norte sobre el Sur.
La guerra fría terminó, pero generó nuevas divisiones: barreras no arancelarias que impiden el acceso de los productos del Sur a los mercados del Norte, obstáculos tecnológicos e informáticos que marginan a miles de millones de personas y la distribución desigual de los recursos en el mundo unipolar.
Cuando los dirigentes del Noal se reunieron en Belgrado en 1961, su principal inquietud era la amenaza realista de una guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética. El desafío ahora es la globalización, que relega a los pobres del mundo en desarrollo al ciclo irreversible de la pobreza.
"La guerra fría terminó, pero este hecho no marcó el fin de la pobreza en el mundo. No eliminó los problemas ambientales ni puso fin a las inquietudes de nuestros sectores productivos", dijo en 1995 el entonces presidente colombiano Ernesto Samper, en la última cumbre del Noal, celebrada en Cartagena.
Entre los integrantes del Noal se encuentran países ricos, pobres, con o sin capacidad nuclear, pero con una visión en común, la de terminar con el neocolonialismo, apoyar la integridad de los países independientes y crear un nuevo orden económico internacional.
No obstante, la diversidad de sus integrantes a menudo impide que el Noal aplique estrategias unificadas para alcanzar sus objetivos.
El movimiento está integrado por 113 países y 13 observadores, entre ellos China y Brasil. Muchos de los nuevos miembros, algunos ex aliados de las superpotencias, se incorporaron al Noal tras la disolución de la Unión Soviética.
Sudáfrica y Eritrea son dos de los nuevos miembros africanos. Las repúblicas ex soviéticas de Armenia, Azerbaiján, Kirgistán, Mongolia y Ucrania también se incorporaron al movimiento recientemente. (FIN/IPS/tra-en/gm/pm/aq-ml/ip-dv/98