La moneda de Chile, el peso, sufre un creciente embate especulativo a raíz de las caídas bursátiles, a pesar del reiterado discurso del gobierno y las asociaciones empresariales sobre la fortaleza del país para resistir la crisis asiática.
Las administradoras de fondos de pensiones (AFP), consideradas hasta antes de la crisis el gran factor de estabilidad financiera por su capacidad de ahorro e inversión, están ahora contribuyendo a las turbulencias cambiarias y bursátiles.
Francisco Montaner, gerente de la firma de corredores Alfa, dijo este lunes que tanto las AFP como los clientes particulares de la Bolsa de Comercio de Santiago "están liquidando acciones para activarse en dólares, en contra del peso, claramente".
Las AFP, que captan los depósitos mensuales obligatorios para jubilación de los trabajadores, presentan en los últimos 12 meses pérdidas en sus ejercicios financieros que oscilan entre 5,2 y 7,7 por ciento en las distintas administradoras.
Según la gubernamental Superintendencia de AFP, éstas tienen 77 por ciento de sus colocaciones en instrumentos financieros de renta fija, aprovechando los altos intereses con que el Banco Central intenta bajar el gasto y estimular el ahorro.
Pero el capital que las administradoras destinan a operaciones bursátiles y cambiarias, equivalente a 23 por ciento de sus colocaciones, es una masa significativa de dinero que en este caso afecta la estabilidad del peso chileno.
La Bolsa de Comercio de Santiago, principal centro bursátil del país, retrocedió la semana pasada a los niveles nominales de 1994 por el "efecto vodka" y el índice selectivo acumuló una caída de 30 por ciento en los últimos 12 meses.
La llegada de la crisis asiática a Rusia y los temores de una devaluación en Venezuela estimularon en Chile las operaciones de cobertura con ventas masivas de acciones para comprar dólares, cuya cotización supera hoy los 474 pesos.
La divisa estadounidense, que se transaba a 440 pesos al comenzar este año, ganó 34 pesos más desde entonces, con un incremento de 7,8 por ciento, y si se considera como referencia julio de 1997 su precio ha aumentado en 58 pesos.
Según el diario de negocios Estrategia, la caída del peso no tiene fundamentos objetivos en una economía como la chilena, calificada como "sólida y solvente", y sólo se explica por los ataques especulativos a favor del dólar.
Estrategia afirma que existe sorpresa en las autoridades mundiales por la destreza de los especuladores cambiarios no solo para tomar ventajas en situaciones de debilidad de algunas economías, sino también para socavar monedas estables.
Este último sería el caso de Chile, donde cada convulsión bursátil es seguida sistemáticamente por operaciones especulativas en gran escala que obligan al Banco Central a intervenciones indirectas para defender el equilibrio cambiario.
El 5 de enero, el Banco Central tuvo que vender 50 millones de dólares en el mercado libre para defender el peso, acosado por las AFP y los fondos de inversión controlados por los principales bancos que operan en el país.
Sólo dos días después, de acuerdo con Estrategia, sobrevino un ataque en que "especuladores externos apuestan contra el peso", lo cual obligó al instituto emisor a vender otros 70 millones de dólares.
Pero esa intervención fue como "una gota de agua en el océano", ya que la divisa siguió subiendo el 8 de enero, empujada sobre todo por un banco de inversión estadounidense que en solo cuatro días compró 300 millones de dólares en Chile.
El 13 de enero, el Banco Central aumentó la tasa interbancaria para créditos a 90 días a siete por ciento, conteniendo en parte la sangría de dólares, pero el 3 de febrero fue necesario otro aumento y fijó la base de la tasa en 8,5 por ciento.
Tras las últimas convulsiones bursátiles de este lunes, una nueva intervención del Banco Central en defensa del peso hizo que el interés interbancario se disparara a una tasa anual referencial de 26,9 por ciento.
En el transcurso de este año han sido habituales las intervenciones del Banco Central en el mercado cambiario con la venta de dólares a cargo de las reservas internacionales, que constituyen un respaldo sólido pero no eterno.
Las reservas, que a fines de 1997 llegaban a 17.840 millones de dólares, se habían reducido al 31 de julio a 14.901 millones, como consecuencia de los menores ingresos de la balanza comercial y las propias ventas de dólares en defensa del peso.
La caída del precio internacional del cobre, que representa más de 30 por ciento de las ventas externas del país, y la caída de la demanda importadora del Japón y de los países del sudeste asiático, aumentarán este año el déficit comercial de Chile.
La situación de reservas no es, sin embargo, crítica para el país, pese a la amenaza de un déficit comercial que, según el gobierno, rondará los 2.400 millones de dólares, aunque los cálculos más pesimistas lo elevan a 3.900 millones.
Pero la presión fundamental sobre las cuentas externas está en los embates cambiarios contra el peso, no tanto por el volumen de las intervenciones del Banco Central, sino por sus efectos en la imagen del país y, por ende, en el futuro de las inversiones. (FIN/IPS/ggr/mj/if/98