El ex dictador comunista Todor Zhivkov, de 86 años, fue enterrado sin honores de Estado el domingo en el cementerio central de Sofía, la capital de Bulgaria. Miles de personas concurrieron a darle el último adiós.
Zhivkov, que sufría de pulmonía y diabetes, gobernó el país durante 35 años y falleció el miércoles. Fue el primero de los déspotas de la era soviética en Europa oriental en ser enjuiciado por crímenes contra el Estado. Fue también el último en morir.
La coalición gobernante Unión de Fuerzas Democráticas (UFD) rechazó un pedido del ex comunista Partido Socialista Búlgaro (PSB) de brindar a Zhivkov un funeral oficial nacional.
El Ministerio de Cultura le negó a la familia del ex gobernante el deseo de enterrar el cuerpo en un pomposo sitial en el teatro nacional.
Cientos de personas firmaron libros de condolencias los últimos tres días en las oficinas centrales del PSB en Sofía.
Varios miles de búlgaros, la mayoría ancianos, desafiaron el calor abrasador para expresar sus respetos al líder comunista al que se llamaba "Papa Zhivkov", a veces afectuosa, a veces despectivamente.
A las 11 de la mañana, se destapó el ataúd de Zhivkov, que se exhibía bajo protección de una barricada policial en la plaza Battenberg, junto a lo que fuera la casa del Partido Comunista, cerrada y ennegrecida por el humo, y el ahora vacante mausoleo del primer líder comunista de Bulgaria, Georgi Dimitrov.
"Vivimos mientras tu vivías, ahora estamos muertos", gimió una mujer mientras arrojaba rosas sobre el ataúd. Muchas personas llevaban banderas con la insignia soviética y elaboradas coronas con inscripciones en honor a Zhivkov.
Parlamentarios y ex presidentes del PSB realizaron la apología del ex gobernante.
Un orador aludió a "errores" cometidos por Zhivkov sin abundar al respecto, pero luego arrancó vivas del público al comparar la "estabilidad y prosperidad" de su época con "la corrupción, delincuencia descontrolada, desempleo y colas para el pan" que le siguieron.
La ceremonia no fue religiosa, dado que el ex jefe de estado era ateo, pero por momentos tomó el tono de una campaña política de un partido derrotado.
Una docena de parientes de Zhivkov, incluido su hijo Vladimir, se mantuvieron en silencio durante los 90 minutos de discursos, antes de iniciar la procesión de 3,5 kilómetros hacia el lugar de entierro.
Los concurrentes al funeral abarcaron varias cuadras. Las primeras personas que llegaron al cementerio fueron apretados contra las puertas.
A pesar del calor y las horas de espera, unas 3.000 personas pasaron junto al ataúd abierto en la primera hora en que fue exhibido en un pequeño y congestionado salón, sin que disminuyera el ritmo.
Cientos de personas intentaron besar o darle la mano al cadáver, pero la guardia privada de la familia se lo impidió.
El ex funcionario de mayor jerarquía que se hizo presente fue el ex primero ministro socialista Zhan Videnov, que se mezcló con la multitud detrás de la barricada, vestido informalmente, con una camisa de manga corta.
En marzo de 1997 se le prohibió a Videnov salir del país, acusado de actuar con mala intención al permitir exportaciones de granos en 1995, lo cual provocó escasez en los dos años siguientes.
Treinta días de protestas masivas en enero y febrero de 1997 obligaron al último gobierno socialista a dejar el poder dos años antes del término de su mandato.
Las elecciones realizadas en abril pasado quitaron al PSB del poder, otorgándoselo a la centroderechista Unión de Fuerzas Democráticas (UFD), que obtuvo 52 por ciento de los votos y 137 de las 240 bancas parlamentarias.
No se vieron dirigentes de la UFD en el funeral.
"Con la muerte de Zhivkov se cierra definitivamente la era comunista. La historia dirá la última palabra sobre la era comunista, de la cual Zhivkov era el símbolo", dijo el presidente reformista Petar Stoyanov en un telegrama dirigido a la familia del ex gobernante.
El nombre de Zhivkov estuvo en Occidente invariablemente vinculado con una devoción excesiva a la hoy disuelta Unión Soviética y con las violaciones a los derechos humanos. El ex líder encarceló a más de 200.000 búlgaros en los campamentos de Lovech y Skravena en los años 50 y 60.
Según documentos dados a conocer recientemente, Zhivkov le pidió a Moscú en 1963 y 1973 que convirtiera a Bulgaria en una república soviética, pero la solicitud fue negada para no aumentar las tensiones en la guerra fría.
El día que Zhivkov murió, la publicación oficial del Partido Socialista, Douma (Palabra), fue suspendida por la imprenta a la cual los editores le deben más de 336.000 dólares.
Los comentaristas políticos sacaron amplio provecho de la coincidencia.
Stoyanov dijo que Zhivkov había gobernado durante "uno de los períodos más oscuros de la historia reciente de Bulgaria", cuando la población tuvo "trabajo, sueños e ilusiones, pero también miedo y represión política".
Zhivkov fue derrocado en un golpe interno no violento en su partido el 10 de noviembre de 1989, y arrestado dos meses más tarde por la supuesta malversación de unos 24 millones de dólares de fondos estatales.
El líder comunista fue autorizado a cumplir su condena a siete años de prisión en su domicilio, una lujosa villa de su nieta Yevvgenia en un suburbio de Sofía, debido a su edad y su mal estado de salud. La Suprema Corte luego revirtió los cargos de malversación y Zhivkov fue liberado en 1997.
Su afiliación al partido socialista fue subsecuentemente restaurada.
Según David Binder, del diario estadounidense The New York Times, el no juzgar al ex gobernante por sus delitos políticos significó que "en efecto, Zhivkov cometió los delitos y evadió a la justicia".
El observador político sostuvo que Zhivkov fue responsable de la ruina económica, la construcción de campos de concentración, la represión de la minoría turca en Bulgaria y, probablemente, de ordenar la muerte del escritor exiliado Georgii Markov.
La hija de un búlgaro que huyó a Estados Unidos durante el régimen de Zhivkov en los años 50 regresó más tarde al país y dijo que se sorprendió "del intenso odio" que sintió cuando vio su rostro.
"El le arruinó la vida a mi familia. Ni siquiera a uno de ellos se le permitía estudiar en la universidad, y su policía secreta le rompió la pierna a mi tío durante un interrogatorio", señaló. Sin embargo, dijo entender "el miedo e incluso la nostalgia de las personas mayores".
Pero las reminiscencias de los "viejos tiempos" aún encuentran resonancia entre personas como Vessela Vesselinova, de 82 años, quien alquila a turistas uno de los dos dormitorios de su apartamento para complementar su pensión de 40 dólares por mes.
"Yo todavía soy comunista. Bajo Todor Zhivkov todos tenían trabajo y suficiente para comer. Ahora yo no puedo comprar carne", dijo.
Hoy en día, Bulgaria destina apenas 1,5 por ciento de su producto interno bruto a la asistencia social.
Treinta y ocho por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza, y 44 por ciento por debajo del mínimo social, dijo en junio en una conferencia sobre pobreza Zhelayzo Hristov, de la Confederación de Sindictos Independientes.
Pero la inflación ha bajado de 578,6 por ciento el año pasado a nueve por ciento este año desde la aplicación en julio de 1997 de un mecanismo de cambio fijo respaldada por el Fondo Monetario Internacional y conocido como la tabla monetaria.
La mitad de todas las inversiones extranjeras en el país se realizaron el año pasado, y se espera que el FMI, el Banco Mundial y la Unión Europea le otorguen a Bulgaria 1.600 millones de dólares en fondos en los próximos tres años, para ayudar a la reforma social y a una transición "sin dolor". (FIN/IPS/tra- en/bk/di/mj/ip/98