Ciento dieciocho mexicanos murieron desde enero de este año en el intento de ingresar de forma ilegal a Estados Unidos, poco menos que los 130 muertos en todo 1997, informó esta semana la cancillería de México.
Las autoridades de este país atribuyen el hecho al endurecimiento de las leyes y controles migratorios estadounidenses.
Llevados por los traficantes o "polleros", que intentan a toda costa burlar la patrulla fronteriza y los sofisticados sistemas de vigilancia, los inmigrantes siguen rutas largas y peligrosas o son "sellados" dentro de vagones de tren o camiones de carga.
Deshidratación, agotamiento, inanición, hipotermia, ahogamiento, mordedura de serpiente y pinchazo de escorpión son las causas de la mayoría de muertes registradas este año, sostuvo la cancillería de México en un informe difundido el martes pasado.
Los inmigrantes indocumentados que los últimos meses lograron ubicarse en alguna ciudad de Estados Unidos o trabajar en haciendas de ese país sortearon los peligros de morir o de caer en manos de la patrulla fronteriza, señalan expertos.
En los últimos años, Washington levantó muros y aumentó el número de agentes a lo largo de los 3.200 kilómetros de frontera con México. Además, dictó leyes que dificultan la inmigración e instaló en sitios estratégicos equipos de detección de movimiento y visión nocturna.
Autoridades estadounidenses anunciaron que en 1999 se habrá construido nuevos muros en la frontera e instalado sensores especiales y reflectores de alto poder, y que entonces tendrán mayor apoyo de personal y equipo militar.
Estudios de la Universidad de Houston indican que entre 1993 y 1996 murieron en la frontera sur de Estados Unidos 1.185 indocumentados, la mayoría mexicanos. Según la cancillería del país latinoamericano, en 1997 los inmigrantes mexicanos muertos ascendieron a 130.
La directora de Protección Consular de la cancillería, Mónica Mora, indicó que la mayoría de indocumentados son engañados por los traficantes y desconocen las condiciones que enfrentarán al cruzar la frontera.
Mora lamentó que las campañas de información que se realizan en la zona fronteriza no hayan logrado disuadir a los potenciales inmigrantes.
Según datos oficiales, el número de muertos en la frontera pudo haber sido mayor en los siete primeros meses del año. La patrulla fronteriza rescató desde enero en regiones desérticas a 228 mexicanos que estaban a punto de morir por inanición y agotamiento.
Como si se tratara de un grave delito, el afán de buscar trabajo en Estados Unidos puede costar a un migrante mexicano varios años de cárcel, la separación familiar y abusos de los agentes fronterizos.
Una investigación de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional difundida en mayo afirma que los indocumentados se enfrentan a un "universo de brutalidad" en Estados Unidos.
"Palizas, agresiones sexuales, negación de cuidados médicos y privación de alimentos" son algunos de los maltratos que acostumbran inferir a inmigrantes los miembros de la patrulla fronteriza, asegura Amnistía.
Los agentes estadounidenses también practican el abuso psicológico, insultos de tipo racial y técnicas de investigación agresivas, según la organización internacional.
Amnistía afirmó que el servicio de inmigración de Estados Unidos tiene ahora "más agentes federales armados facultados para realizar arrestos que ningún otros organismo federal" de ese país.
México reclamó los últimos años y en múltiples ocasiones a Washington por el trato policial y delictivo que se da al fenómeno de la inmigración. En algunos momentos, Estados Unidos respondió que atenderá las denuncias.
Sin embargo, y a pesar de las periódicas reuniones bilaterales sobre el asunto, poco parece cambiar en Estados Unidos respecto de sus políticas hacia los inmigrantes mexicanos, una de las principales fuerzas de trabajo en ese país.
Estados Unidos cuida sus fronteras y decide en forma soberana e independiente quienes deben entrar y cómo cumplir ese objetivo, sostiene Washington. (FIN/IPS/dc/mj/pr hd/98