Miles de jóvenes afronorteamericanos realizarán una marcha de unidad el 5 de septiembre en el barrio de Harlem, pese a que el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, intentó que el evento se hiciera lejos del centro.
Los organizadores de la Marcha Joven del Millón vencieron al alcalde Rudolph Guiliani después que un juez de una corte federal del distrito resolviera el miércoles pasado que hacer la marcha fuera de Harlem iría en contra de los esfuerzos de los manifestantes "para expresar su mensaje".
El juez Lewis Kaplan decidió que autoridades de Nueva York no demostraron que la marcha significaría una "amenaza significativa" por hacerse en Harlem, y alegó que las normas tras la negación inicial de la autorización para la marcha "quitan el aliento por su falta de principios".
Los organizadores apelaron a la justicia acusando a la municipalidad de negarles un permiso para marchar a lo largo del Bulevar Malcolm X en Harlem debido a "la antipatía (de Giuliani) por uno de los convocantes a la manifestación", el ex integrante de la organización Nación Islam Khalid Abdul Muhammad.
Muhammad se ha referido a los judíos como "chupadores de sangre" y ha hecho repetidas declaraciones antisemitas y contra los blancos. Esto condujo a su expulsión en 1993 de la organización nacionalista negra Nación Islam liderada por Louis Farrakhan.
Giuliani, quien calificó el evento del 5 de septiembre como una "marcha del odio" organizada por un racista, respaldó su negativa a entregar una autorización por motivos de seguridad.
La alcaldía dijo a Kaplan que el Bulevar Malcolm X no tiene espacio suficiente para una marcha planificada para un millón de jóvenes, aunque sí lo hay en la Isla Randall y los Parques Van Corlandt, sugeridos como sitios alternativos.
Los organizadores respondieron que el número real se acercaría a 170.000 y no a un millón, pero la ciudad alegó que incluso esta cifra sería demasiado para el área.
Pero para los manifestantes, Harlem es esencial por su papel histórico como "Meca de la vida negra" según uno de los abogados de los organizadores, Roger Wareham.
Wareham, junto a otros abogados, alegó ante el juez Kaplan que la ciudad otorga con regularidad permisos para actos de mayor envergadura. "La policía de la ciudad es totalmente arbitraria en relación a quién y cuándo entrega autorizaciones", dijo Wareham.
Giuliani, sin embargo, siguió sosteniendo que la logística para brindar seguridad sigue siendo difícil y desafió la afirmación del juez Kaplan de que la policía podría manejarlo.
El comisario de policía Howard Safir dijo que se planifican opciones de seguridad para la marcha de Harlem y que esos esfuerzos continuarán.
La marcha, definida como una demostración de unidad entre los jóvenes negros, siguiendo las líneas de la Marcha del Millón de Hombres organizada en 1995 por Farrakhan en Washington, fue objeto de polémica incluso entre líderes afroestadounidenses.
Sin una agenda específica, fue descalificada por algunos líderes como una extensión de la ideología de Muhammad, porque él ha sido su portavoz más visible.
La retórica de Muhammad y el enfrentamiento con las autoridades de la ciudad desataron temores de que podría haber explosiones de violencia entre los manifestantes jóvenes y la policía el 5 de septiembre. Esta preocupación hizo difícil que algunos líderes negros respaldaran la marcha.
En los últimos días, sin embargo, el respaldo a la marcha creció, en parte debido a lo que se percibió como la hostilidad de Giuliani hacia el evento.
El religioso Calvin Butts, pastor de la influyente Iglesia Bautista Abisinia, salió en apoyo de la marcha hace poco, diciendo que respaldaba a los jóvenes organizadores y no a Muhammad.
Quienes apoyan la marcha y el juez Kaplan son conscientes de las credenciales de Muhammad, después de su polémica gestión en Nación Islám, donde fue considerado demasiado racista y antisemita incluso por Farrakhan, el igualmente polémico líder del grupo.
En la decisión del miércoles, Kaplan destacó que Muhammad hizo declaraciones "ultrajantes, incendiarias y parciales" contra los judíos, incluyendo un discurso el año pasado en el que criticó a los judíos "con nariz de gancho" y "comedores de salmón ahumado".
"No hay duda de que Khalid Abdul Muhammad hizo declaraciones antisemíticas indignantes, pero la primera enmienda (de la Constitución de Estados Unidos) afirma que incluso un supremacista tiene el derecho a protestar", dijo Norman Siegel, director ejecutivo de la Unión de Libertades Civiles de Nueva York (NYCLU).
La NYCLU respaldó el caso federal de los organizadores de la marcha. (FIN/IPS/tra-en/lb-fah/lp/hd ip/98