El arraigado rechazo a los vietnamitas que prevalece en la población de Camboya, alentado en los años 70 por el régimen de Pol Pot y ahora por la oposición, genera violencia y muerte.
En el sudeste asiático, como en otros lugares del mundo, las poblaciones tienen prejuicios contra los países vecinos. En Tailandia, el blanco son los birmanos, en Laos, los tailandeses, y a los malasios no les agradan los naturales de Singapur.
Pero esos prejuicios no tienen raíces tan políticas como la profunda desconfianza que abrigan los camboyanos hacia los vietnamitas, que, alimentada por políticos, es la raíz de actos de violencia como la matanza de 23 pescadores de esa comunidad en la pasada campaña electoral.
El odio hacia los vietnamitas fue un ingrediente importante de la campaña para las elecciones generales del 26 de julio. Este sentimiento tiene cierta base histórica, pero la última ola en particular es atribuida a la demagogia de los políticos camboyanos.
"La oposición está incitando al odio y el racismo contra los vietnamitas", afirmó Thomas Hammarberg, enviado de derechos humanos de Naciones Unidas a Camboya, quien objetó el uso frecuente de la palabra "yuon" (bárbaro en jemer, el principal idioma nacional) al referirse a los nacionales de Vietnam.
Dirigentes de los dos principales partidos opositores, el monárquico Frente Nacional Unido (Funcinpec), liderado por el príncipe Norodom Ranariddh, y el grupo del ex ministro de Finanzas Sam Rainsy fueron acusados de incitar a las masas con sentimientos antivietnamitas.
Ambos políticos pronunciaron encarnizados discursos en las zonas fronterizas con Vietnam, donde aún persisten disputas territoriales. Allí acusaron a inmigrantes vietnamitas de realizar una sutil "invasión" al "robar" la tierra a los agricultores locales.
Una razón por la que los políticos de oposición apelan al racismo es la percepción de que el gobernante Partido del Pueblo Camboyano (PPC), liderado por el primer ministro Hun Sen, está respaldado por el gobierno vietnamita.
El precursor del PPC, el Partido Político Revolucionario del Pueblo de Kampuchea (PPRK), llegó al poder en 1979 después de derribar a la dictadura de Pol Pot con la ayuda del ejército de Vietnam.
Los vietnamitas permanecieron en Camboya hasta 1989, cuando retiraron todas sus tropas.
"Si votamos al partido adecuado, los yuon se irán. Si votamos al partido equivocado, vendrán más youn", dijo Ranariddh en julio, durante un acto de la campaña electoral en Kampong Chhnang, 70 kilómetros al noroeste de Phnom Penh.
Los oposistores también acusaron al PPC de inscribir a inmigrantes vietnamitas ilegales para aumentar su votación, aunque no presentaron pruebas claras al respecto.
Sam Rainsy es quien más ha insistido en alentar sentimientos antivietnamitas. Sin embargo, él niega las acusaciones.
"Mi posición ha sido tergiversada por la prensa extranjera. Todo lo que quiero hacer es impedir la inmigración ilegal y concretar la repatriación de vietnamitas que se quedan en Camboya más allá de su permiso, de acuerdo con todos los principios de los derechos humanmos", dijo Rainsy.
Dado que no existe un censo apropiado, la cantidad de vietnamitas que viven en Camboya es motivo de especulación.
El grupo guerrillero Jemer Rojo, cuyo discurso antivietnamita es característico, afirma que se trata de tres millones. Otras estimaciones ubican la cantidad entre 200.000 y 500.000, y el gobierno calcula que hay unos 70.000.
El chauvinismo antivietnamita entre los jemeres se remonta al siglo XVII, cuando los reyes de Annam (la antigua denominación de Vietnam) colonizaron una gran parte de Camboya.
Incluso después de la independencia de los países de Indochina del poder francés en 1954, Camboya continuó reclamando Kampuchea Krom, la parte baja del delta del Mekong, que era parte de Camboya y ahora lo es de Vietnam.
A comienzos de los 70, el régimen de Lon Nol instigó de forma deliberada la violencia contra los vietnamitas. El general Nol le quitó el poder al príncipe Norodom Sihuanouk, hoy rey y padre del príncipe Ranariddh, con la ayuda de fuerzas de Estados Unidos.
Entre 1970 y 1975 se registraron varias matanzas de vietnamitas cuando el ejército camboyano y el de Estados Unidos atacaron a tropas de la comunista Vietnam del Norte que usaban Camboya como corredor para aprovisionar a los rebeldes en Vietnam del Sur.
Estas matanzas continuaron bajo el gobierno del Jemer Rojo. Aunque ese movimiento nació con el auspicio del Partido Comunista de Indochina liderado por el vietnamita Ho Chi Minh, rompió relaciones con sus mentores en 1964, a quienes acusó de "sabotear los intereses de Camboya".
Incluso ahora, el Jemer Rojo proclama que Hun Sen y el PPC no son otra cosa que "títeres de los vietnamitas".
A Vietnam se le provocó para que enviara su ejército a desalojar al Jemer Rojo del poder en 1979, un año después de una serie de sangrientas incursiones fronterizas efectuadas por tropas al mando del dictador Pol Pot.
Muchos observadores extranjeros se asombran de que los camboyanos no reconozcan el papel crucial del ejército vietnamita en la liberación de Camboya de las garras del Jemer Rojo.
Pol Pot pretendió imponer entr 1975 y 1979 un régimen en el que se abolió la moneda y se obligó a la población a dedicarse casi en exclusiva a labores agrarias, lo que provocó un período de represión política sin precedentes, hambre y enfermedades en el que murieron al menos un millón de personas.
"Tras años de propaganda jemer, cuando las tropas vietnamitas llegaron a Camboya en 1979 la gente temía que los matarían a todos", dijo Willem van de Put, director del programa comunitario de salud mental de Camboya.
Van de Put explicó que la presencia de las tropas vietnamitas que ayudaron a desalojar al Jemer Rojo del poder era mal vista por los camboyanos tras una década de guerra y matanzas.
Los militares vietnamitas tuvieron un papel vital en la reconstrucción de Camboya de las ruinas del régimen de Pol Pot en los años 80, pero también fueron considerados culturalmente insensibles.
Además de su conducta burocrática durante su estadía, producto de un sistema político de estilo soviético, los militares vietnamitas hicieron impopulares intentos de imponer su idioma en Camboya.
Cualesquiera sean las razones de los fervientes sentimientos contra Vietnam en Camboya, las consecuencias son muchas veces mortales para los inmigrantes vietnamitas, en su mayoría pobres que trabajan en tareas mal remuneradas.
En los preparativos para la elección de 1993, auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas, 133 de las 200 personas muertas por la violencia electoral fueron pescadores y trabajadores vietnamitas, blanco del Jemer Rojo.
La violencia contra esta comunidad disminuyó en la última elección, pero 23 pescadores vietnamitas en Kampong Chhnang fueron masacrados por camboyanos que gritaban "matar youn" y "seguiremos volviendo hasta las elecciones". Muchas de las víctimas fueron niños que murieron degollados. (FIN/IPS/tra- en/ss/di-mj/ip hd/98