La privatización de la telefonía de Brasil confirmó que Iberoamérica no es para España un mero proyecto cultural. Las transnacionales del país europeo vuelven a tener fuerte presencia económica en América Latina.
La compañía española Telefónica Internacional encabeza el consorcio que adquirió el miércoles la compañia de teléfonos fijos de Sao Paulo (Telesp) por 4.950 millones de dólares, con un sobreprecio de 64,28 por ciento sobre el valor base de la subasta.
Telesp era la más disputada de las 12 telefónicas en que fue dividida la estatal Telebrás para ser subastada el miércoles. Con 5,6 millones de teléfonos instalados y una demanda estimada en ocho millones, es considerada la joya más codiciada de las telecomunicaciones del país.
Los socios de Telefónica son las también españolas Banco Bilbao- Vizcaya (BBV) e Iberdrola Energía, además de Portugal Telecom y el grupo brasileño Red Brasil Sul, fuerte en televisión, prensa y radio en el sur del país.
Ese mismo consorcio ya había adquirido la Compañia Riograndense de Telecomunicaciones (CRT), empresa estadual de Rio Grande do Sul, en el extremo meridional de Brasil, privatizada el 16 de junio por 1.020 millones de dólares.
La empresa española participó en otros consorcios que disputan la telefonía celular brasileña, casi siempre acompañada de sus coterráneos BBV e Iberdrola, otros protagonistas de incursiones latinoamericanas.
Las adquisiciones en Brasil se suman al control de la Compañia de Telecomunicaciones de Chile y de Telefónica de Argentina y a la participación de 31,5 por ciento en Telefónica de Perú, para convertir a Telefónica Internacional en una potencia regional en un sector dinámico y clave en la economía actual.
En Brasil, lo que se está vendiendo es principalmente "demanda reprimida", según el ministro de Comunicaciones, Luiz Carlos Mendonza de Barros. Eso eleva el precio de compra muy por encima del valor patrimonial.
El país solo dispone de 17 millones de teléfonos fijos, once cada 100 habitantes, contra 18 en Argentina y más de 40 en los países industrializados. En teléfonos celulares son tres cada 100, menos de cinco millones en total.
Un mercado de este tamaño, que puede triplicarse en pocos años, es estratégico para las grandes empresas que ya no pueden expandirse en sus países de origen, saturados y también disputados por otras operadoras internacionales, explicó Luis Cámara Junior, del Instituto Brasileño de Mercado de Capitales.
Telefónica de España se hizo iberoamericana. En esta década, ya invirtió unos 5.500 millones de dólares en América Latina y se preparó para la ofensiva brasileña mediante la incorporación a su capital de 2.800 millones de dólares hace dos meses.
El esfuerzo se destinaba a competir con gigantes como Telecom Italia, France Telecom y las estadounidenses Bell South y Air Touch.
La invasión española en la región es también bancaria y eléctrica. El BBV y el Santander, los dos mayores bancos de España, se emulan en las compras de instituciones financieras en toda América Latina.
El BBV protagonizó las últimas operaciones en estos dos últimos meses, adquiriendo el control del Banco Bhif en Chile y el Excel Económico en Brasil y anunciando abultadas inversiones para aumentar su participación en ambos mercados.
Pero el liderazgo aún lo mantiene el Santander, considerado el mayor banco privado extranjero en América Latina, pues está presente en nueve países y se calcula que aplicó más de 5.000 millones de dólares en adquisiciones y expansión.
En Brasil compró desde el año pasado un banco mediano y otro pequeño. Su presidente, Emilio Botin, anunció hace tres semanas el interés en adquirir un tercero, un banco estadual que será privatizado, y una inversión de 120 millones de dólares para duplicar las del Santander brasileño hasta fines de 1999.
Iberdrola, que busca en telecomunicaciones una rentabilidad mayor que en su actividad básica, la enerégtica, también disemina sus inversiones en electricidad brasileña y latinoamericana.
En esa área, el mayor grupo español, Endesa, también encabeza las inversiones en América del Sur. A través de su controlada y homónima en Chile expande sus tentáculos, en especial por el Cono Sur.
Pero la presencia española en la región no se limita a telefónicas, bancos y energía elctrica, que podrían llevar viejos nacionalistas a recordar el antiguo colonialismo.
Hace dos semanas un consorcio formado por Rede Nacional de Ferrocarriles Españoles y Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) sorprendió al mercado brasileño, adquiriendo los Compañía de Trenes Urbanos de Rio de Janeiro.
Ofreció, por el decadente ferrocarril que une el centro de la ciudad con los suburbios, 243 millones de dólares, 7,7 veces el precio mínimo pedido, una propuesta reveladora del apetito iberoamericano de los capitales españoles. (FIN/IPS/mo/mj/if cr/98