Ambientalistas de toda América Latina coincidieron en la capital de Guatemala en la necesidad de lograr un desarrollo sustentable enfocado al ser humano, que evite la generación de riqueza a costa de la destrucción de los recursos naturales.
El compromiso forma parte de las conclusiones del Primer Congreso Regional de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, que se celebró del 17 al 21 de agosto organizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
La actividad tuvo la finalidad de crear un foro permanente de discusión en materia ambiental, recursos naturales y avances en investigación y desarrollo de tecnologías en la región.
René Poitevin, director de FLACSO Guatemala, aseguró que la reunión, a la que asistieron unos 500 delegados latinoamericanos, planteó "una toma de distancia respecto del desarrollo sostenible, el cual debe reelaborarse como concepto teórico y práctico".
Según Poitevin, el desarrollo sustentable debe centrarse en el ser humano, en lugar de dirigirse a la generación de riquezas en detrimento del ambiente y de las condiciones de vida de la población.
Nicolo Gligo, de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL), aseguró que el proceso de deterioro del continente se agrava, porque "estamos enfrentados a un problema serio de insostenibilidad"
"Este fenómeno es alimentado por la estructura económica que prevalece en un área donde la explotación de los recursos naturales es la base de la generación de divisas", aseguró Gligo.
Algunos especialistas coincidieron en que a los discursos sobre desarrollo sustentable "les hace falta mucho para convertirse en un plan", ya que falta construir ese concepto, así como políticas claras, y porque hay indefinición en materia económica.
Para el mexicano Pedro Miguel, a pesar de las deficiencias es posible alcanzar el desarrollo sustentable. Pero para convertir eso en una propuesta funcional es necesario "hacer sostenible el desarrollo sostenible".
Francisco Delich, de la Universidad de Buenos Aires, dijo a IPS que es imposible pensar en el futuro y, a la vez, en la prolongación de las injusticias sociales.
"No habrá desarrollo sostenible sin una articulación adecuada entre el Estado, la Nación, el mercado y la sociedad civil", sostuvo.
Esa relación debe encontrar un terreno fértil que le permita crecer y esa condición es la democracia, aseguró, aunque "el sistema político debe ser solo la base para que se den otros pasos".
Mientras, el informe "Estado del Ambiente y los Recursos Naturales en Centroamérica 1998", presentado por Jorge Cabrera, secretario ejecutivo de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, presenta un panorama desolador.
El informe señala que 288.000 hectáreas de bosques desaparecen cada año en el istmo, de lo que se infiere que entre 1990 y 1995 se perdieron alrededor de 18 millones de hectáreas, por causas diversas que van desde los patrones culturales de las comunidades hasta el ajuste estructural de las economías.
"Los bosques se talan con el fin de producir alimentos, madera o leña para combustible" dice el informe.
La utilización de leña para cocinar varía de 33 por ciento en Belice, a 85 por ciento en Guatemala, con un promedio regional de e 62 por ciento, según el informe. Así, en 1996, de la producción total, 92 por ciento fue utilizado para leña y solo ocho por ciento para uso industrial.
"Esto es dramático", advirtió Cabrera.
El consultor guatemalteco Juan Carlos Godoy, aseguró que el Corredor Biológico, que abarca áreas protegidas de siete países centroamericanos y cinco estados del sur de México, es un "proyecto viable" que demanda la participación activa de los gobiernos, los ambientalistas y la población.
El Corredor, una iniciativa contra el deterioro de las áreas protegidas de la región, fue oficializado en Panamá en 1997 por los presidentes.
Godoy destacó que el Corredor Mesoamericano, en el occidente de América Central y en el sur de México, "es de alta diversidad biológica", con más de 300 formas de paisaje.
"El Corredor es algo vivo. Se enriquece en forma constante y es una agenda de trabajo que promueve el uso adecuado de la tierra y los recursos naturales", dijo el experto.
El Corredor Biológico es un sistema de ordenamiento territorial compuesto de áreas naturales bajo regímenes de administración especial a través del cual se trata de promover la inversión en el uso sustentable de los recursos.
Los ambientalistas coincidieron también en que el corredor representa "una gran oportunidad de generar una gestión ambiental participativa".
Pese a que los coordinadores del Congreso aseguraron que la concurrencia sobrepasó las expectativas, también se constató una muy escasa presencia indígena, así como de políticos e industriales. (FIN/IPS/cz/mj/en/98