Estados Unidos atacó hoy objetivos en Afganistán y Sudán, dos países controlados por el fundamentalismo islámico, en busca de neutralizar a quien cree responsable de la voladura de sus embajadas en Kenia y Tanzania, el saudí Osama bin Laden.
La fuerza aérea estadounidense bombardeó un complejo de siete bases "terroristas" en Afganistán y una factoría supuestamente de armas químicas en Sudán, informó el presidente Bill Clinton.
"Disponemos de evidencia convincente de que esos grupos (los que controlaban los sitios bombardeados) tuvieron actuación decisiva en la voladura de las embajadas en Kenia y Tanzania", el 7 de este mes, aseguró Clinton.
Funcionarios estadounidenses afirmaron que todos los objetivos estaban vinculados con Bin Laden, el multimillonario saudí a quien Washington atribuye la responsabilidad por el bombardeo de de sus representaciones diplomáticas en Nairobi y Dar-es-Salaam.
Aunque los ataques parecieron una represalia por los atentados, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Hugh Shelton, aclaró que no se trató "de una simple respuesta a un acto específico, sino de un esfuerzo concertado para defender a los ciudadanos y los intereses de Estados Unidos contra la amenaza terrorista".
Ningún funcionario de Washington ofreció información sobre el número de víctimas de los ataques, combatientes o civiles.
Sudán describió la acción de Estados Unidos como "criminal" y aseguró que su blanco no era una fábrica de armas químicas, sino un laboratorio farmacéutico.
En su segundo discurso de este jueves, Clinton arguyó que a veces la ley y la diplomacia no son suficientes, y que en este caso la respuesta tenía que ser directa porque había pruebas de que la red terrorista estaba planeando más ataques contra objetivos estadounidenses.
Hala Maksoud, presidenta del Comité Arabe-Estadounidense contra la Discriminación, con sede en Washington, consideró "apresurada" la respuesta de Estados Unidos.
"No creo que haya información suficiente para llegar a la conclusión de que Bin Laden estuvo por detrás de los atentados" del día 7, dijo Maksoud a IPS.
Agregó que, dados los problemas que Clinton experimenta a raíz del llamado "caso Lewinsky", "una de las reacciones previsibles era una acción enérgica para demostrar a la ciudadanía que el presidente está concentrado en la política exterior y que es capaz de conducir al país".
Clinton admitió el lunes que tuvo una "relación inapropiada" con la ex pasante de la Casa Blanca Mónica Lewinsky, en el marco de un proceso por perjurio que podría conducirlo a un juicio político.
Este jueves, mientras el mandatario informaba de los ataques contra Sudán y Afganistán, Lewinsky declaraba ante la justicia por segunda vez, para cotejar sus respuestas con las ofrecidas por Clinton.
El momento de los ataques "es ciertamente sospechoso", opinó el senador republicano Dan Coats, del estado de Indiana.
Otro congresista republicano, John McCain, sugirió durante una entrevista por televisión que las acciones militares podrían ser una táctica para distraer la atención pública por parte de Clinton.
Por su parte, el presidente se encargó de aclarar por qué los ataques se produjeron en este momento: para este jueves se preveía una reunión de los principales líderes terroristas en Afganistán.
Mientras, en la sede de las Naciones Unidas, el embajador de Afganistán -que no representa al movimiento fundamentalista Talibán, que controla la mayor parte del territorio, sino al gobierno depuesto-, manifestó su apoyo a la acción de Estados Unidos y su esperanza de que no haya víctimas civiles. (FIN/IPS/tra-en/kb/mk/ml/ip/98