SUDAFRICA: Se resquebraja política de vivienda del gobierno

El gobierno del CNA en Sudáfrica demora en cumplir su promesa de construir un millón de viviendas, mientras los beneficiarios están insatisfechos y analistas afirman que el programa necesita una revisión.

Pero el Congreso Nacional Africano (CNA) destaca que construyó medio millón de hogares, y 3,7 millones de personas que no tenían refugio ahora tienen un techo sobre sus cabezas.

La promesa de las viviendas fue uno de los principales puntos por el cual millones votaron al CNA, y será motivo de evaluación en las elecciones de 1999.

Las autoridades comenzaron a implementar su ambiciosa política de vivienda cuatro años atrás, inmediatamente después que Nelson Mandela fuera electo presidente de Sudáfrica.

Durante los dos primeros años de implementación, "empezó a colarse el pesimismo", dijo la experta Mary Tomlinson. "Todo sonaba muy bien en el papel, pero las cosas eran diferentes en el terreno", agregó.

Los primeros años se destinaron a desarrollar un complejo sistema de ingeniería para la financiación de hipotecas, atraer al sector bancario y comunicar la política a la gente sin hogar.

Las primeras evaluaciones de beneficiarios realizadas en 1996, poco después de la habilitación de las primeras viviendas plantearon cuestionamientos sobre el producto, el proceso y la política, dijo Tomlinson, quien realizó el estudio con el Centro de la Empresa para el Desarrollo.

"La gente con viviendas de cuatro habitaciones fue la más insatisfecha. Estaban atados a un crédito y las cuotas de la hipoteca eran más de lo que habían pedido. También hubo muchas protestas sobre la calidad del producto entregado", destacó la experta.

Bajo los ideales de la política, familias con un ingreso total menor de 584 dólares al mes recibieron subsidios de 2.500 dólares para construir viviendas a través de constructores públicos, privados o comunitarios.

Sin poder para obtener préstamos y muy poco dinero propio, el gobierno se enfrentó a una enorme tarea para trasladar a la gente de sus refugios precarios a una vivienda decente.

"En Bahía Santa Helena, la gente obtuvo 15.000 rands (2.500 dólares), pero 11.000 (unos 1.800 dólares) fueron destinados a servicios y 4.500 (750 dólares) a materiales (…) No podemos construir. Ahora no tenemos la vivienda pero tenemos el subsidio", dijo el beneficiario Gert Tamakkies.

Otros dejaron sus construcciones precarias de cuatro dormitorios "para pasar a estas viviendas de uno. ¿Cómo puede una familia vivir en una única habitación?", se quejó otra beneficiaria, Florence Mhlaba.

Dudley Hoffman relató la forma en que la nueva vivienda afectó la vida de su grupo familiar. "Tenemos una casa del Programa de Reconstrucción y Desarrollo con un dormitorio, una cocina y un baño. Somos mi esposa y yo, un niño de 10 años y una niña de 12. ¿Cómo puede un padre dormir así?", reclamó.

"Estamos satisfechos porque nos dieron vivienda, pero esperábamos tener algo de privacidad. Todo sucede en ese dormitorio", se quejó.

Pero la formulación de la política es un proceso en curso y las partes interesadas evalúan ahora si los 750.000 subsidios extendidos a la gente sin hogar lograron su meta.

Una gran preocupación del gobierno es que no parece haber gran consolidación, en la modalidad de instalar un vecindario y vivir en él, o señales que la anuncien.

Uno de los motivos es que el alto desempleo implica que la gente sea itinerante y no se establezca en un área única, mientras busca oportunidades. La falta de puestos de trabajo también implica que no haya un ingreso confiable para desarrollar nuevas viviendas y un barrio.

Las autoridades locales, ansiosas por extender fondos y servicios a un grupos históricamente marginados, también enfrentan la posibilidad de la quiebra a medida que la gente no paga por los servicios.

El ministro de Vivienda, Sankie-Mthembi Mahanyele admitió que, aunque la construcción de un millón de casas es posible técnicamente, la realidad impone presiones presupuestales al gobierno.

Los políticos del CNA creen que se han logrado grandes avances para mejorar la situación de nueve millones de personas que viven en asentamientos precarios en Sudáfrica, que tiene una población de 37,9 millones de habitantes.

"Desde el punto de vista del gobierno, todo va bien. Casi llegamos a las 500.000 unidades", dijo una alta autoridad del CNA. "Pero", se preguntó, "¿estamos construyendo las viviendas adecuadas? Necesitamos saber si lo que estamos construyendo es visto positivamente por los beneficiarios". (FIN/IPS/tra-en/gm/mn/lp/dv/98

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