El proceso de desaparición de la banca privada nacional de Paraguay se aceleró este mes, el previo al cambio de gobierno, al caer en dominó siete bancos y financieras.
Cuarenta por ciento de la plaza financiera se derrumbó en los últimos tres años."Creo que van a desaparecer los bancos nacionales y se va a quedar la banca extranjera, cuya ganancia está en la compra y venta de dólares", dijo el viceministro de Industria, Arturo Jara.
Los cierres se registraron tras varias corridas de depositantes (alentadas por mensajes a través de teléfonos celulares, radiomensajes y panfletos, según algunos financistas) y el retiro de fondos del Instituto de Previsión Social (IPS) para salvar lo mal colocado en entidades débiles.
El ministro de la Corte Suprema de Justicia, Wildo Rienzi, pidió la mañana de este jueves a las autoridades "tomar el toro por las astas" y, de oficio, encargó a un juez que investigue a los banqueros implicados.
Las dificultades del sistema financiero "son creadas en forma intencional para dejar un grave problema al gobierno" que asumirá el 15 de agosto, señaló el capitán Carlos Cubas, hermano del presidente electo, Raúl Cubas.
El actual mandatario, Juan Carlos Wasmosy, "deja un país enfermo, financiera y económicamente", opinó Raúl Cubas, quien anunció que prepara un plan de emergencia.
Los asesores del presidente electo negocian con representantes del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para echar mano a fondos de contingencia con los que enfrentar la crisis financiera.
Raúl Cubas aseguró el miércoles ante el poderoso Centro Paraguayo de Ingenieros, de donde salieron dos presidentes y buena parte de los ministros en los años 90, que hereda un déficit de 500 millones de dólares "por falta de voluntad política" de su antecesor para resolver el problema.
La Federación de Trabajadores Bancarios (Fetraban) reclamó que se disponga un feriado bancario de tres días hábiles para que el Congreso apruebe 100 por ciento de respaldo a los depósitos con el fin de evitar más caídas.
"No se nacionalizará el dólar, no habrá feriado bancario y 85 por ciento de los ahorristas tiene asegurado el retorno de depósitos", prometió este jueves Andrés Benítez, vocero del presidente del Banco Central (BCP).
Unos 110.000 ahorristas fueron afectados el miércoles por el cierre de Finanzas e Inversiones, Banco Corporación, Finamérica y su sociedad de ahorro para la vivienda Oga Rapé ("Camino a Casa", en guaraní).
Se sumaron así a la intervención hecha el lunes del Banco Paraguayo Oriental y la financiera Finanban, colateral del Itabank intervenido diez días antes.
El senador Armando Espínola, presidente de la comisión parlamentaria de Economía, opinó que también están en quiebra técnica los bancos públicos Nacional de Fomento y el Nacional de Trabajadores.
Esas entidades fueron usadas políticamente por el gobierno y los sindicatos para financiar, en forma de subsidios, varios planes agropecuarios, industriales y de vivienda, que no retornaron el capital.
El 29 de mayo de 1995, los paraguayos se despertaron con la caída de Bancopar y Banco General, dos de las entidades nacionales más grandes, dirigidas por financistas electorales de los principales partidos.
La primera reacción de retiro o protesta fue lenta, por desconocimiento de las consecuencias, pero se tomó consciencia de la gravedad cuando tres semanas después cerraron Bancosur y el grupo Mercantil.
Desde entonces, muchos directivos del gremio de banqueros han pasado sucesivamente por la cárcel de Tacumbú, pero solo algunas semanas, a medida que cayeron 40 de las 103 firmas del rubro.
Depósitos en negro, créditos a empresas propias o accionistas, falta de medios de la Superintendencia de Bancos para controlar, normas obsoletas, ausencia de cifras, "rankings" y de auditoría externa florecieron como pruebas obtenidas por las intervenciones.
Otras dos entidades, el Banco Desarrollo y el Corfán (constituido por militares) fueron absorbidos a principios de 1997 por el Instituto de Previsión Social y por el Banco Nacional de Trabajadores.
La exhortación a realizar fusiones no salvó al grupo Unión, que vio en junio el derrumbe de su banco, la colateral Ahorros Paraguayos y el Banco de Inversiones (BIPSA).
Ninguno de estos ha devuelto todavía su dinero a los depositantes, y en el caso de los bancos de 1995 fue el BCP el que debió abonar con un año de retraso, acumulando una asistencia de 700 millones de dólares.
Guillermo Heisecke, director del Finamérica, dijo que su entidad "es solvente, pero no es el sistema financiero sino el país el que está en crisis". "No podemos cobrar las cuentas si el país está parado", agregó.
"La economía está bastante grave y el mercado financiero bastante 'poluido'. Ojalá que no vayamos al extremo del 'crack' financiero", dijo el presidente del Congreso, Luis Gonzalez Macchi.
El viceministro Jara manifestó que "con la caída del Banco Unión comenzó en 1997 la caída de la banca nacional".
Este ex presidente de la Unión Industrial Paraguaya, que intentó reflotar al ex Banco Busaif (hoy SSB Banco), tuvo que venderlo a la Caja de Jubilaciones Bancarias, que mantiene la gestión a pérdida.
El sociólogo Tomas Palau agregó como causas de la crisis la pérdida de credibilidad de una poblacion poco afecta al ahorro y una "galopante inseguridad", provocada por la falta de préstamos a mediano plazo.
Pero admitió que, tras bambalinas, el terremoto financiero emergería de la lucha entre "cuatro o cinco grupos económicos que podrían haber trasladado sus disputas políticas al ámbito económico". (FIN/IPS/cm/mj/if/98