Jeffrey Davidow asumió hoy la embajada Estados Unidos en México, cargo signado por problemas bilaterales pendientes entre los que figura la reorganización del trabajo que realizan en este país latinoamericano agencia como la CIA, la DEA y el FBI.
La designación del nuevo embajador fue recibida con beneplácito por autoridades, políticos y analistas, pues se trata de un diplomático de carrera y con amplia experiencia, atributos necesarios para sortear una relación que se considera entre las más complejas del mundo.
"Nuestros vínculos (con México) no pueden darse por hechos. Necesitan un ajuste constante, pues nuestros lazos son más profundos, grandes, complicados y complejos que los que tenemos con cualquier otra nación", dijo Davidow este martes en Washington al prestar juramento y asumir el cargo.
Estados Unidos y México integran, junto con Canadá, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero tienen numerosas diferencias en materia migratoria, de lucha contra el narcotráfico y ambiental y tienen reiterados roces por problemas de soberanía.
Para mantener la amistad con México se necesita "cautela, sensibilidad y destreza", indicó antes de viajar al país latinoamericano y tomar posesión formal de la embajada, que estuvo vacante durante 13 meses.
El embajador de 54 años, historiador de profesión y con tres decenios de carrera diplomática, sucede a James Jones, quien dejó México en junio del año pasado por motivos personales.
Durante la vacancia de la embajada, hubo difíciles momentos para la relación bilateral, lo que obligó a la canciller Rosario Green a viajar a Estados Unidos para establecer comunicación directa con el Departamento de Estado.
La operación Casablanca, realizada en forma unilateral y secreta los últimos tres años por Washington para detectar operaciones de lavado de dinero en bancos de México, fue considerada la principal fractura en los vínculos diplomáticos.
Al enterarse de la operación en mayo, el gobierno de Ernesto Zedillo acusó a su vecino de violación de la soberanía e inició una investigación penal contra los agentes estadounidenses que habían actuado en su territorio sin autorización oficial y bajo nombres falsos.
La operación Casablanca incluyó la creación de una red ficticia de lavado de dinero a través de la entrega de sobornos y la incitación a delinquir.
Esta acción sorpredió al gobierno mexicano, pues en meses previos Estados Unidos suscribió acuerdos de cooperación antinarcóticos y dio muestras de confianza plena.
Además de esa operación secreta, en los 13 meses de ausencia de un embajador estadounidense en México se registraron tensas reuniones entre diputados de los dos países y Washington reforzó medidas contra la inmigración a las que su vecino del sur consideró violatorias de los derechos humanos.
Otros asuntos que generaron tensión fueron una pesquisa secreta sobre tráfico ilegal de plantas y animales realizada por Estados Unidos, planes para instalar centros de desechos radioactivos en la frontera sin considerar acuerdos bilaterales y problemas de cooperación en la lucha contra la delincuencia.
Davidow deberá, además, reorganizar el trabajo, muchas veces unilateral, que realizan en México la DEA (agencia antinarcóticos), la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y el FBI (Oficina Federal de Investigaciones policía federal), dijo John Bailey, del Proyecto México en la Universidad de Georgetown.
Para el experto, problemas como la operación Casablanca demuestran que la DEA, la CIA y el FBI actúan en México de forma poco coordinada, lo que crea problemas diplomáticos.
Bailey recordó que el nuevo embajador es uno de los diplomáticos más apreciados, preparados y respetados de Estados Unidos.
Similar opinión expresaron el politólogo mexicano Jorge Castañeda y Patricia de los Ríos, especialista en relaciones México-Estados Unidos de la Universidad Ibeoroamericana.
"Davidow va a contribuir de forma muy significativa a componer lo que está ahora descompuesto", expresó Castañeda. Mientras tanto, De los Ríos sostuvo que el nuevo embajador logrará restablcer la confianza deteriorada por la operación Casablanca.
Davidow fue la segunda carta que jugó el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton para la embajada en México.
La primera, el ex gobernador de Massachusetts, Wiliam Weld, no puso sortear la fuerte oposición del senador conservador Jesse Helms, presidente del Comité de Relaciones Exteriores, que bloqueó la designación.
El nuevo embajador de Estados Unidos en México fue antes embajador en Venezuela y Zambia y cumplió diversas funciones diplomáticas en Guatemala, Chile, Sudáfrica y Zimbawe. (FIN/IPS/dc/mj/ip/98