Los presidentes del Mercosur se reunirán este jueves y viernes en Ushuaia, Argentina, sin haber cerrado acuerdos en asuntos clave como los regímenes automotor y azucarero, y con avances parciales en materia de la liberalización de los servicios y las compras gubernamentales.
Concluye así el semestre al frente de la secretaría rotativa del bloque de Argentina, que transfiere a Brasil la resolución de asuntos postergados y controvertidos para los próximos seis meses.
El presidente argentino Carlos Menem prometió que entregaría la secretaría con una moneda común para el Mercosur (Mercado Común del Sur), pero ese capítulo también quedará para el futuro.
La XIV cumbre, que se celebrará más de 3.500 kilometros al sur de Buenos Aires, reunirá a los presidentes de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, países que integran el Mercosur, a los de Chile y Bolivia, con acuerdos de libre comercio con el bloque, y al de Sudáfrica, Nelson Mandela, como invitado especial.
Los ministros de Economía, cancilleres y demás negociadores están reunidos desde el martes y seguirán reunidos hasta este jueves para continuar avanzando sobre las diferencias.
Diversas autoridades argentinas ya anunciaron que este país no firmará ningun acuerdo bajo presión, y menos en cuestiones que representan fuertes intereses.
Respecto de la iniciativa de contar con una moneda para el bloque, existen distintas posturas. La mayoría de los economistas creen que es necesario primero armonizar las políticas macroeconómicas de los países miembros.
Otros creen, en cambio, que la moneda puede ser una locomotora que arrastre a los problemas pendientes a una solución.
Negociadores gubernamentales y fabricantes de automóviles y de autopartes, tanto de Argentina como de Brasil, intentaron sin éxito alcanzar un acuerdo para un régimen automotor común que deberá regir a partir del 2000.
El ministro de Economía de Argentina, Roque Fernández, aseguró que no habrá en Ushuaia, capital de la provincia argentina de Tierra del Fuego ubicada en el confín austral del continente americano, tantos puntos de acuerdo como se preveia.
Las principales trabas para el acuerdo radican en la negativa de Brasil a eliminar los subsidios que ofrecen los estados a la instalación de inversiones extranjeras en el sector y también en su interés en que el componente de las unidades para que sean consideradas regionales tenga mayor producción nacional.
Asimismo, tanto los fabricantes de Argentina como de Brasil reclaman un arancel preferencial externo de 17,5 por ciento para importar vehículos de extrazona, pero los gobiernos están decididos a fijar ese arancel en 35 por ciento.
Para las autopartes que procedan de afuera del bloque, el porcentaje será de alrededor de 18 por ciento.
Por otra parte, tampoco se conseguirá un acuerdo para la liberalización del azúcar, otro asunto controvertido de la agenda que siempre se manejó con negociaciones independientes.
Los productores argentinos no tienen ninguna urgencia de eliminar el arancel de 23 por ciento para la entrada de azúcar brasileña, y, en consecuencia, no habrá acuerdo esta semana.
Los dueños de los ingenios consideran que en la medida en que Brasil siga subsidiando la producción de alcohol para combustible seguirá estimulando indirecta y artificialmente la producción de azúcar.
Brasil es el principal exportador mundial de azúcar y Argentina teme que sin el arancel se destruya su industria, 15 veces más pequeña.
"Brasil quiere que nosotros nos dediquemos a producir trigo y ellos azúcar, pero nosotros somos eficientes en trigo, no lo subsidiamos", resumió el presidente del Centro Azucarero Argentino Jorge Zorreguieta, convencido de que no se alcanzará un acuerdo en el corto plazo sobre este rubro.
En cambio, desde que Argentina sucedió a Uruguay en la secretaría rotativa del bloque en la cumbre de diciembre, sí hubo avances en materia de liberalización de servicios.
Durante la próxima decada, progresivamente, se irán abriendo el sector de servicios profesionales (arquitectos, ingenieros), auditorías, diseño técnico e instalaciones mecánicas.
Más lentamente se abrirá el sector de las telecomunicaciones, el turismo, el transporte, los seguros y los servicios financieros. Por este acuerdo, se concederá un trato nacional a las empresas de los cuatro países del bloque, según lo que se preveia en las reuniones previas a la cumbre de esta semana.
También en Ushuaia se firmará un acuerdo para que en 180 dias se definan los montos mínimos de las licitaciones públicas en las que podrán participar como proveedoras empresas de los cuatro países miembros, un acceso que hoy está muy regulado en algunos de los países.
En un plazo mayor, se definirá el ámbito de aplicación de las normas federales, provinciales y municipales para las licitaciones públicas, que movilizan unos 70.000 millones de dólares anuales en todo el bloque.
Los presidentes firmarán además acuerdos de interconexión eléctrica y de reconocimiento de títulos universitarios, y no faltará un convenio con el Comité para el Desarrollo de Africa del Sur para explorar las posibilidades de un acuerdo interregional, que llevará la firma de Mandela.
El desafio quedará ahora del lado de Brasil, que en el próximo semestre deberá lidiar con un cronograma de acuerdos atrasado. En ese periodo, los brasileños irán a las urnas a elegir presidente, y se espera que la coyuntura política estará signada por las presiones de los distintos sectores por no perder privilegios. (FIN/IPS/mv/mj/if/98