Donantes internacionales se reunirán este miércoles y el jueves en París para elaborar una respuesta a la predicción de que la pobreza en Indonesia, el cuarto país más poblado del mundo, se duplicará el próximo año.
El gobierno de Jusuf Habibie, enfrentado a una crisis económica sin precedentes, se ve obligado a pedir 8.000 millones de dólares más en ayuda exterior, según un informe del Banco Mundial preparado para la reunión del Grupo de Consulta, integrado por países ricos y agencias de ayuda al desarrollo.
El nuevo préstamo se sumaría a un pedido anterior de 6.000 millones que se agregó al paquete original de rescate de 43.000 millones de dólares, organizado el año pasado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Más que dinero, los donantes deben ofrecer una mayor comprensión de las necesidades sociales de Indonesia que la demostrada por el FMI, insistente en medidas de austeridad a cambio de sus préstamos de emergencia, sugirió el Banco Mundial en su último Memorando Económico sobre Indonesia.
El Banco admitió que se dejó llevar por las afirmaciones del gobierno sobre el aumento del nivel de vida al prestar al régimen del ex presidente Alí Suharto 25.000 millones de dólares en un período de 32 años.
Ahora, la institución financiera sostiene que la mayoría de los 200 millones de habitantes del país del sudeste asiático cayeron por debajo de la línea de pobreza, es decir que viven con menos de un dólar al día.
"La gravedad y la urgencia de la crisis financiera y económica de Indonesia no deben subestimarse", exhorta el informe del Banco.
"Por su parte, la comunidad internacional debe estar presente en este tiempo en que Indonesia más necesita un incremento sustancial de asistencia financiera y técnica", continúa el documento.
La asistencia debe estar orientada a preservar la estabilidad social, según el Banco Mundial, y ofrecer programas de obras públicas con gran cantidad de mano de obra para generar empleos, especialmente para las mujeres.
Los subsidios de alimentos y otros productos básicos no son sustentables a largo plazo, señala el informe, en acuerdo aparente con el FMI.
Pero el Banco prevé que el producto interno bruto del país se contraerá entre 10 y 15 por ciento este año, con una inflación superior a 80 por ciento, y advirtió que los subsidios serán esenciales hasta que se logre la recuperación.
"El gobierno debe hacer todo lo posible para proteger a los pobres de los efectos más severos de la crisis", previene el documento.
"En especial, debe asegurar que el descenso en el corto plazo del ingreso real y el gasto público no provoquen pérdidas irreversibles del capital humano", agregó.
El informe señala que entre las prioridades se incluyen el problema de la deuda, la reestructuración del sistema bancario y la mejora de la administración financiera y comercial.
Este mes, los donantes internacionales prometieron 6.000 millones adicionales en préstamos para ayudar a Yakarta a contener el déficit fiscal de 10.000 millones este año.
Entre los donantes se incluyen Australia, China, el Banco de Desarrollo de Asia, el FMI y el Banco Mundial. Los acreedores también accedieron a aplazar la fecha de vencimiento de 7.000 millones de dólares de la deuda indonesia.
Yakarta procura refinanciar unos 60.000 millones de dólares de préstamos del sector privado, y accedió a ayudar a las compañías financieras extranjeras a recuperar lo prestado a las firmas indonesias mediante el subsidio del tipo de cambio al que los prestatarios harán sus pagos.
Desde el año pasado, la rupia perdió 80 por ciento de su valor frente al dólar.
Washington expresó preocupación por las consecuencias sociales de la crisis económica indonesia, cuyo producto interno bruto se redujo 12,2 por ciento en el primer semestre del año, pero el gobierno de Bill Clinton no tiene intención de prometer más ayuda financiera.
La secretaria de Estado Madeleine Albright subrayó el lunes en Filipinas, en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, la necesidad de inversión extranjera, reformas internas y medidas para controlar la delincuencia y el narcotráfico que podrían florecer si se agrava la pobreza en Indonesia.
Los analistas financieros y representantes de organizaciones humanitarias prevén un aumento de la pobreza. El desempleo afecta al menos a nueve millones de trabajadores, según estadísticas oficiales, pero otras fuentes aseguran que la cifra real supera con creces esa cantidad.
El desempleo podría poner en riesgo la situación de hasta 100 millones de personas.
A partir del 1 de agosto entrará en vigor un aumento de 15 por ciento del salario mínimo, pero organizaciones sindicales señalan que la medida no generará grandes diferencias porque pocos empleadores cumplen con el salario mínimo actual, de unos 30 centavos de dólar por día.
A estos problemas se suman la fuga de capitales y de cerebros empresariales, en parte debida a la violencia que obligó a huir al exterior a integrantes de la comunidad de origen étnico chino, que representa cuatro por ciento de la población, pero ocupa dos tercios de la economía urbana formal.
Desde que Habibie levantó las restricciones políticas se crearon dos partidos chino-indonesios, pero representantes de las agrupaciones señalan que aún está por verse si podrán expresar sus intereses sin profundizar las diferencias con la población indonesia autóctona.
Habibie tomó medidas para fomentar el retorno de la comunidad china y comenzó a investigar los abusos cometidos en su contra. A la vez, el presidente declaró que el sentimiento antichino es una reacción a la importancia económica y los mayores niveles de ingreso de ese sector de la población.
"Sería triste si nuestra economía o nuestro futuro dependieran de un grupo étnico o racial", dijo a la prensa.
Los saqueos, incendios intencionales y violaciones en masa que obligaron a los chinos a huir también paralizaron el sistema de distribución de alimentos dependiente de los comercios de la minoría étnica.
Yakarta está proporcionando arroz, harina y azúcar subsidiados a la población a través de cooperativas, pero la opinión general es que la iniciativa está mal administrada y es proclive a la corrupción.
El Ministerio de Agricultura informó el mes pasado que las langostas dañaron 7,5 millones de hectáreas de campos de arroz y 2,2 millones de hectáreas de maíz.
Antes de la plaga, la Organización de las Naciones Unidas había anunciado que la producción arrocera descendería 3,6 por ciento este año debido a la sequía relacionada con el fenómeno climatológico de El Niño.
Las malas cosechas podrían incrementar el precio de los alimentos, que se encuentran fuera del alcance de gran parte de las familias. Habibie pidó este mes a sus compatriotas que reduzcan el consumo ayunando durante dos días a la semana. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/ml-aq/if-dv/98