El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, prometió hace dos años combatir "el cáncer de la corrupción" en el planeta, pero ahora deberá concentrarse en realizar la limpieza dentro de su propia institución.
"Para combatir la corrupción en los países que reciben nuestros préstamos, primero debemos estar seguros que dentro del Banco impera la excelencia", dijo Wolfensohn al lanzar una nueva investigación para comprobar denuncias de irregularidades en sus operaciones.
Auditorías externas, un ex fiscal federal de Estados Unidos y especialistas del propio Banco Mundial colaboran en una investigación para comprobar denuncias de fraude atribuidas a empleados y ex trabajadores de la institución.
Un portavoz del Banco confirmó a IPS que ya se inició una demanda civil contra un ex empleado y que dentro de un mes concluirá una nueva investigación sobre irregularidades.
Wolfensohn dijo que al llamar a la empresa de auditoría externa Price Waterhouse fueron alertados los auditores internos de Deloitte Touche y se habilitó una línea especial "para que los empleados puedan llamar y expresar sospechas o información sobre posibles irregularidades".
Según trascendió, las investigaciones se centran en la posibilidad de que empleados hayan aceptado sobornos y participado en la apropiación ilícita de dinero del Banco Mundial, que al concluir el año fiscal el 30 de junio había aprobado 28.600 millones de dólares en nuevos préstamos y había desembolsado 25.500 millones.
La demanda presentada por el Banco contra el ingeniero sanitario Fritz Rodríguez, quien se jubiló el año pasado, alega que esta persona se apropió de "decenas de miles" de dólares en comisiones pagadas por un contratista que participó en un proyecto en Argelia.
Rodríguez negó los cargos pero el Banco insiste en que en 1995 hubo irregularidades en el otorgamiento de un contrato para computarizar el sistema de cobro del agua en Argelia. Entre dos candidatos se escogió a la estadounidense Managed Information Systems (MIS) para el proyecto de 434.000 dólares.
El Banco Mundial ordenó una auditoría a fines de 1996 al enterarse de que Argelia aún no recibía las computadoras. La institución dijo que Rodríguez ocultó el hecho de que en vez de cuatro departamentos de trabajo la compañía tenía un solo empleado a tiempo completo, David Pearson, quien había sido vecino del ingeniero sanitario durante 10 años.
Tampoco dijo que esa empresa había contratado a su hija por un período de tiempo. Pearson también está respondiendo a las acusaciones en la corte.
Un especialista en proyectos de infraestructura del Banco comentó que los especialistas de la institución enfrentan numerosos problemas al supervisar los préstamos. Y cuando hacen la vista gorda, son sospechosos de complicidad en irregularidades cometidas por quienes reciben los créditos.
Este tipo de sospechas están presentes en el proyecto de la represa argentino-paraguaya de Yaciretá.
El Banco Mundial comenzó a apoyar el proyecto en 1979, y al dar continuidad a sus préstamos a lo largo de estos años "aceptó un continuo incumplimiento de contratos importantes", de acuerdo con un informe de auditoría interno.
Los costos de ingeniería del proyecto aumentaron en 400 por ciento y los administrativos en 700 por ciento, lo cual contribuyó a generar un excedente de 6.000 a 10.000 millones de dólares.
En los años 80, cuando se produjeron algunos informes asegurando que los fondos de Yaciretá habían sido desviados por los militares argentinos, algunas autoridades del Banco se referían al proyecto como "la represa que financió la guerra de las Malvinas".
En 1990, el presidente argentino Carlos Menem calificó al proyecto como "un monumento a la corrupción".
Autoridades del Banco comentaron que se plantearon las dudas contables a los receptores de los préstamos, pero admitieron que informes internos les atribuyen una falta de rigor y de supervisión al proyecto, y precisaron que nunca se suspendieron los préstamos.
Las últimas acusaciones contra personal del Banco fueron levantadas por el Panel de Inspección, una entidad independiente que forma parte de este organismo multilateral.
El Banco Mundial considera que los sobornos o comisiones afectan el valor de los proyectos de desarrollo pues aumentan los costos de los contratistas, quienes entonces los compensan con el uso de materiales de menor calidad o con el abandono de las obras antes de concluirlas.
La institución está orgullosa de sus regulaciones para promover la transparencia financiera. Pero el sistema parece haberse resquebrajado en el caso de Rodríguez, y ni siquiera se aplica para el caso de fondos especiales entregados por los donantes, amarrados a empresas contratistas de sus países. (FIN/IPS/tra- en/aa/mk/lc-ml/if/98