El presidente de Filipinas, Joseph Estrada, fue electo tras haber prometido programas para los pobres. Pero, a poco más de dos semanas de haber llegado al poder, la vuelta a escena de empresarios poderosos parece indicar que está colaborando con la elite.
Muchos filipinos se sorprendieron cuando Estrada permitió el retorno a poderosas posiciones económicas del influyente empresario Eduardo Cojuangco, allegado del ex dictador Ferdinando Marcos.
Estrada prestó juramento como presidente el 30 de junio, pero "sus amplios poderes han sido utilizados para ampliar los intereses de amplios sectores", escribió el columnista Jigger Latoza en el diario Manila Times.
Estos hechos disipan lentamente su capital político, por ser inconsistentes con la promesa electoral de que la prioridad sería trabajar para las masas de filipinos que le dieron un mandato con 40 por ciento de los votos en las elecciones de mayo, afirman analistas.
Cojuangco, uno de los simpatizantes políticos de Estrada, recuperó el control de la San Miguel Corporation (SMC), el mayor conglomerado de alimentos y bebidas del país, y sólo es cuestión de tiempo para que asuma el control de otros intereses comerciales que fueron confiscados en 1986.
La mayoría de las acciones de SMC fueron secuestradas por el gobierno de la presidenta Corazón Aquino en 1986, bajo la sospecha de haber sido adquiridas ilegalmente por Cojuangco mediante sus estrechas relaciones con Marcos.
Aquino y su sucesor, Fidel Ramos, permitieron el regreso de los propietarios originales de SMC, la poderosa familia Soriano.
Cuando Estrada asumió la presidencia, Soriano no tuvo otra opción que renunciar a su puesto después que quedó claro que la junta directiva de la corporación instalaría a Cojuangco como presidente.
El gobierno de Estrada también anunció planes para llegar a un acuerdo sobre una deuda impositiva de 625 millones de dólares del millonario chinofilipino Lucio Tan, propietario de la aerolínea Philippine Air Lines.
Tan, también propietario de un banco, fábricas de cigarrillos, cerveza y otros productos, fue allegado de Marcos y apoyó financieramente a Estrada. Las informaciones indican que el gobierno consideró un acuerdo de la deuda por 375 millones de dólares.
El severo déficit fiscal de Filipinas, que alcanza 1.700 millones de dólares, brinda al gobierno de Estrada la racionalidad económica para buscar los acuerdos. Además, el presidente dijo que la venta de las acciones del gobierno en las empresas embargadas ayudará a superar el déficit.
"Puede que sea lo más práctico para un gobierno. Pero creo que sentará un precedente muy peligroso. Revertirá el juicio de la historia", dijo el abogado de derechos humanos Romeo Capulong.
Hace 12 años, una revuelta popular desplazó al régimen de Marcos y forzó a su familia y allegados, entre ellos Cojuangco, a huir del país. Desde entonces, algunos de ellos retornaron a este país asiático.
Aquino creó una Comisión Presidencial de Buen Gobierno para recuperar miles de millones de dólares supuestamente robados por la familia Marcos y sus asociados. La Comisión confiscó acciones en más de 500 compañías y los casos están en las cortes.
Ahora, el presidente Estrada pretende abolir la Comisión, alegando que "duró más que su utilidad", y que es tarea de las cortes decidir sobre la propiedad de empresas secuestradas. Para abolir la Comisión, deberá aprobarse una ley.
Estrada sostuvo que la nación tiene que encontrar soluciones al déficit presupuestal, una deuda externa de 45.000 millones de dólares, y una deuda interna de 1.700 millones de dólares.
Además, pretende utilizar las ganancias de los acuerdos para respaldar sus proyectos para los pobres como pequeñas empresas, viviendas y reformas agrícolas para la seguridad alimentaria. (FIN/IPS/tra-en/idc/ral/98