Estudios médicos realizados en algunos sectores de la frontera entre México y Estados Unidos demostraron una inusual presencia de lupus, enfermedad crónica que podría estar ligada a las condiciones ambientales de la zona.
El lupus, una enfermedad misteriosa que suele ser mal diagnosticada, se manifiesta cuando el sistema inmunológico ataca algunas zonas del cuerpo, en especial la piel, las articulaciones y los vasos sanguíneos.
La enfermedad provoca síntomas como problemas al riñón, dolor de pecho, dolores en las articulaciones, fatiga y sarpullidos. De acuerdo con las estadísticas, nueve de cada 10 enfermos de lupus son mujeres, aunque aún no se sabe qué causa el lupus.
Organizaciones ecológicas y de salud iniciaron una campaña para que se investigue si la alta incidencia del lupus en la frontera es producto de factores ambientales, dada la abundancia de maquiladoras (industrias de zona franca) y minas.
La información científica sobre la incidencia de lupus aún no ha sido recopilada, pero los observadores estiman que es más elevada en las localidades estadounidenses de Nogales, Douglas y el sur de Tucson, y en Nogales y Cananea por el lado mexicano.
Se trata de una zona que experimenta un auge industrial ante la posibilidad de producir en México con mano de obra más barata y pleno acceso a la infraestructura, transportes y mercados de Estados Unidos.
Grupos ecologistas han denunciado que las industrias también se benefician de la débil regulación ambiental. Ahora temen que haya una conexión entre la emisión de contaminantes y el lupus, pero aún no existe información suficiente sobre el asunto.
"La mayoría de estas localidades tienen graves problemas de contaminación, pero no podemos establecer un nexo antes de realizar estudios", dijo la directora de programas del Instituto de Ecología de Frontera, Caroline Hotaling.
Algunos investigadores reaccionaron con escepticismo frente a la sugerencia de un vínculo entre el lupus y la contaminación, y prefirieron atribuirlo a una predisposición genética de la población de origen mexicano. Hotaling rechazó esa posibilidad, porque tampoco existen datos para realizar comparaciones.
Además, un estudio realizado en 1994 demostró que la incidencia de la enfermedad era mucho más alta en Nogales que en otras localidades del estado de Arizona, donde la composición de la población es similar.
La doctora Bridget Walsh, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Arizona, es una de las investigadoras que buscan respuestas para el lupus y estudian su presencia en una frontera donde hay factores ambientales de riesgo. Además, participó en el estudio de 1994.
La investigación detectó lupus en 94 de cada 100.000 habitantes de Nogales, muy por encima de la tasa más alta encontrada hasta ese momento en Estados Unidos (50,8 casos en California), además de demostrar un vínculo entre el lupus y el agua contaminada.
Los pacientes habían residido cerca de pozos de agua contaminados con solventes químicos como el percloroetileno y el tricloroetileno, clasificados como cancerígenos por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
"Aunque se acepta que hay un componente de riesgo genético, ni la proporción de latinos en Nogales ni la prevalencia del lupus en latinos" son suficientes para explicar la alta incidencia de la enfermedad, advirtió el estudio.
En el sur de Tucson se demostró que los casos con dos o más síntomas de lupus aumentaron 2,3 veces en áreas cercanas a pozos contaminadas con tricloroetileno, informó Walsh.
"Es posible que la exposición a los químicos, por medicación o por contaminación, sea el factor detonante para que el sistema inmunológico ataque al cuerpo", añadió la investigadora, quien sugirió que hay una relación entre el lupus y los solventes industriales, el oro y el mercurio.
Pero el coordinador del Centro de Educación de Salud para el sudeste de Arizona, Eleazar García, insistió en que la información disponible aún no es suficiente para establecer un nexo.
"La preocupación existe porque es evidente la presencia de un mayor número de casos en la frontera, pero es posible que estén relacionados con la pobreza o la desnutrición", dijo García.
Advirtió además que "hay falta de información sobre el lupus" y que "muchos enfermos ni siquiera saben cuando lo tienen, mientras otros con síntomas evitan al doctor pues temen que sea sida y no desean ser estigmatizados".
Pero los enfermos de lupus de Nogales coinciden con quienes sospechan de la contaminación.
La fundadora del grupo de enfermos de lupus "Vivir es para todos" (LIFE), Ana Acuña, sostuvo que los casos aumentaron después de 1965, año en que el gobierno mexicano comenzó a promover el crecimiento industrial en la frontera.
"Todo el mundo le dio la bienvenida a las maquiladoras… No había humo, así que pensamos que eran limpias. Fue justo en ese momento cuando comenzaron a aumentar las enfermedades", afirmó Acuña. (FIN/IPS/tra-en/dk/aa/lc-ml/he-en/98