Una nube de pesimismo se cierne sobre la nueva ronda de negociaciones interpartidarias sobre Burundi iniciadas hoy en Arusha, Tanzania, para resolver temas claves pendientes desde la última reunión.
El sitio de las futuras negociaciones, el cese de las hostilidades, el fin del embargo económico impuesto a Burundi y la representación de facciones armadas hutu volvieron este lunes a la mesa de conversaciones en la ciudad de Arusha, al norte de Tanzania.
El ministro de Comunicación de Burundi, Luke Rukingama, dijo a IPS que el gobierno de su país cree que Tanzania no es el mejor sitio para mantener las negociaciones, ya que varios participantes "sugirieron la última vez que el anfitrión (Tanzania) interviene en nuestros problemas".
El gobierno del presidente Pierre Buyoya acusó en varias ocasiones a Tanzania de asilar a facciones hutu que luchan contra su ejército, mayoritariamente integrado por tutsis.
"Las autoridades de Tanzania han brindado las facilidades de nuestra embajada en Dar-es-Salaam a nuestra oposición", dijo Rukingama.
Burundi ha pedido a Tanzania, como gesto de buena voluntad para facilitar el proceso de paz, el retiro de 300.000 refugiados hutu a 150 kilómetros de la frontera, el desarme de grupos armados y la repatriación de los refugiados dispuestos a retornar.
Las facciones hutu que llegan a las negociaciones de paz están marcadas por profundas divisiones.
La principal facción armada hutu, el Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia en Burundi (CNDD), se fraccionó, mientras el fundador y ex ministro del Interior Leonard Nyangoma reclama la legitimidad sobre el partido, y el teniente coronel Jean Bosco Ndayikengurukiye se impuso como nuevo líder.
"Necesitamos saber quién representa a quién", dijo Rukingama, y agregó que ambas facciones continúan cometiendo atrocidades contra civiles.
Grupos defensores de los derechos humanos estiman que la violencia interétnica en Burundi produjo más de 150.000 víctimas en el diminuto país africano.
Antes de las conversaciones de este lunes, el gobierno de Burundi envió delegaciones a Tanzania, para reunirse con el mediador Julius Nyerere, y a otros países de la región, y solicitó la suspensión del embargo "injustamente impuesto" a Burundi.
El embargo fue impuesto por países de Africa oriental tras el golpe militar de julio de 1996 en Burundi, el cual condujo al poder a Buyoya, quien había encabezado el gobierno entre 1987 y 1993. (FIN/IPS/tra-en/jbk/pm/lp/ip/98