La agitación que vive el sistema bancario en Brasil se intensificó con la asociación, anunciada formalmente hoy, del cuarto mayor banco privado del país, el Real, con el ABN Amro, el octavo en todo el mundo.
El grupo holandés adquirió 40 por ciento del capital votante y, en consecuencia, una "activa participación en la administración y conducción" del Banco Real y sus empresas de crédito inmobiliario y distribución de valores, según el comunicado conjunto publicado en la prensa.
El negocio de unos 2.000 millones de dólares representa la mayor inversión extranjera en el sector, que sufre desde año pasado una fuerte ofensiva compradora de bancos extranjeros. Los españoles Santander y Bilbao Vizcaya fueron los protagonistas anteriores.
El primero compró dos instituciones medianas, el Banco Noroeste y el Banco Geral de Comercio, convirtiéndose en el decimoquinto banco privado en Brasil e inaugurando una competencia más agresiva por clientes, con una oferta de crédito personal a tasas de interés más bajas.
El Bilbao Vizcaya aún evalúa el Excel-Económico, el noveno banco privado del país, para concluir la adquisición con un precio fijado en 450 millones de dólares.
La invasión de europeos se debe a la mayor liquidez actual en el viejo continente, explicó a IPS Carlos Thadeu de Freitas, ex director del Banco Central brasileño. La crisis asiática los favorece, por facilitarles recursos y dificultar la financiación en los países emergentes como Brasil, añadió.
Los españoles, según De Freitas, muestran gran capacidad de expansión porque "salieron incólumes" de la crisis de la deuda externa de los años 80, al no tener muchos créditos que negociar como sus competidores internacionales.
Mientras, los bancos estadounidenses están más ocupados en la reestructuración interna.
"La mayor presencia extranjera y la concentración en menos bancos" es "una tendencia natural", con fusiones y adquisiciones que ocurren en todas partes, resumió De Freitas.
Pero la creciente desnacionalización preocupa a Roberto Setubal, presidente de la Federación Brasileña de Bancos y del Banco Itaú, el segundo entre los privados. El capital extranjero ya controla 23 por ciento del mercado bancario nacional, dijo Setubal.
Es un nivel que pocos países aceptan y todos reglamentan la entrada del capital externo en ese sector delicado para la economía, advirtió el banquero.
La "asociación estratgica" que pone al Real bajo administración del ABN Amro sorprendió al mercado porque el banco brasileño no enfrentaba dificultades, al contrario de otras grandes instituciones vendidas antes.
En la otra gran operación con capital externo, el Bamerindus, séptimo mayor banco privado brasileño, fue adquirido por el británico Hong Kong and Shanghai Bank en marzo de 1997, tras intervención del Banco Central para evitar la quiebra.
La alta suma pagada por una parte del Real se debe a su buena situación y al hecho de ser el banco brasileño que más expandió sus operaciones en otros países de América Latina, señaló De Freitas.
La Constitución brasileña establece restricciones al capital extranjero en el sistema bancario y exige reciprocidad para su entrada, recordó Eduardo Navarro, secretario general del Sindicato de Bancarios de Salvador, capital del estado de Bahia.
Pero el gobierno flexibilizó esas reglas, ante la necesidad de atraer recursos foráneos, para recuperar especialmente los bancos de gobiernos estaduales, casi todos en quiebra por uso de fondos con fines políticos y mala gestión.
En cambio, el Banco Central pasó a cobrar un "peaje" a los extranjeros que ingresan en el mercado nacional a través de adquisiciones o fusiones.
El ABN Amro pagará 80 millones de reales (69 millones de dólares), el doble de lo cobrado al estadounidense First Boston cuando compró el Banco Garantia, especializado en inversiones.
Para los empleados bancarios esas operaciones en general "son buenas a corto plazo porque salvar empleos", pero "negativas porque afectan la soberanía del país", opinó Navarro.
La venta del Excel-Económico afecta directamente a los bancarios de Bahia, donde se concentran las sedes del banco. La crisis que enfrentó el banco y su adquisición por un grupo de Sao Paulo hace dos años provocó el despido de 2.000 funcionarios locales, lamentó el sindicalista.
Una nueva ola de desnacionalización ocurrirá con la privatización de más de una docena de bancos estaduales, estimulada por el Banco Central. El Banco del Estado de Sao Paulo, uno de los mayores del país, difícilmente podrá ser adquirido por un grupo nacional, por ejemplo. (FIN/IPS/mo/mj/if/98