/BOLETIN-AMBIENTE/ AMAZONIA: La deforestación también contamina las aguas

La deforestación de la Amazonia no solo amenaza la supervivencia del principal pulmón del planeta, sino también es una de las causas principales del paulatino envenenamiento con mercurio de etilo de decenas de especies de peces grandes y comestibles que habitan en sus ríos.

El mercurio de etilo es una forma altamente tóxica de este metal, que se encuentra en forma natural en rocas y suelos y que se forma al ser arrastrado al agua, donde sufre modificaciones por una bacteria.

Una vez integrado a la cadena acuática alimenticia, el mercurio de etilo es digerido por los peces más pequeños, que a su vez son engullidos por los grandes peces predadores, entre ellos varios que son consumidos por humanos.

En el organismo humano, el mercurio de etilo produce graves transtornos neurológicos, como dificultades en la coordinación, malformaciones visuales y problemas del sistema nervioso central.

Un estudio realizado por las universidades de Québec, Canadá, y de Pará, Brasil, reveló la hasta ahora desconocida relación entre la deforestación amazónica y los altos niveles de mercurio de etilo encontrados en muchas especies comestibles de peces.

El análisis detectó además la reducción de destreza y coordinación en poblaciones amazónicas que consumen esas especies de pescado.

La contaminación por mercurio se ha vinculado tradicionalmente a la extracción informal de oro que se realiza en muchos ríos tributarios del Amazonas, en especial en el nordeste de Brasil (desarrollada por los denominados "garimpeiros') y el sureste del Perú.

El mercurio es un elemento químico muy usado en minería, pues una de sus propiedades es separar las impurezas del oro y formar amalgamas de oro y plata.

La contaminación que originan los garimpeiros quedó demostrada la pasada década, cuando organizaciones ambientalistas detectaron una concentración de mercurio en la orina de estos mineros 84 veces superior al admitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Se calcula que en Brasil al menos un millón de personas se dedican a extraer ilegalmente oro de la orilla de los ríos. Los garimpeiros viven en precarias condiciones y su alimento básico es el pescado que extraen de los ríos amazónicos.

La situación es más dramática en Perú, donde la mayor parte de los "lavadores de oro" son adolescentes y aun niños llevados con engaños desde las alturas andinas a la selva. Nunca se ha investigado el daño que causa en su organismo la exposición a las sustancias tóxicas que se emplean en la minería.

El estudio encontró que poblaciones amazonicas distantes entre 100 y 300 kilometros de los centros de extracción de oro mostraban prácticamente los mismos niveles altos de absorción de mercurio de etilo.

Por ejemplo, la ciudad de Jacareacanga, 200 kilómetros al sur de la actividad minera del río Tapajós, y la villa pesquera Brasilia Legal, 250 kilómetros al norte.

Las muestras revelaron altas dosis de mercurio en los peces que consumían estas poblaciones. Los residentes en Brasilia Legal no mostraban niveles de envenenamiento de acuerdo con los parámetros de la OMS, pero presentaban dificultades de coordinación asociadas con la exposición al mercurio de etilo.

Este hecho llevó a los investigadores a buscar otras fuentes de contaminación.

Luego de casi dos años de intensas investigaciones, el equipo dirigido por Jean Lebel, de la Universidad de Quebec, demostró que el mercurio acumulado en los suelos durante miles de años es arrastrado al sistema acuático a causa de la erosión.

Al profundizar las investigaciones, los científicos encontraron que la principal causa de la erosión de suelos en la Amazonia es la deforestación, consecuencia de la tala y quema de bosques, una práctica agrícola que se extiende cada vez en la región.

Usando estimaciones conservadoras de los niveles de mercurio en las plantas y de la destrucción de la biomasa en el Amazonas, establecieron que por cada kilómetro cuadrado deforestado se emiten 1,76 kilos de mercurio a la atmósfera, que es transportado por acción del aire y se precipita sobre las corrientes de agua.

Si se considera que anualmente se queman 50.000 kilómetros cuadrados de tierras amazónicas, la emisión anual de mercurio es de 88 toneladas, que al caer a los ríos y ser contaminadas por las bacterias se transforman en metilo.

Las emisiones de mercurio de procedencia minera representan el 26 por ciento de ese total.

"Es claro que la deforestación es la mayor fuente de emisión de mercurio en una forma más peligrosa que la emitida por la minería aurífera informal", concluye el estudio.

Para el peruano Roger Rumrill, experto en problemas amazónicos, el descubrimiento es dramático pero no sorprendente, pues la Amazonia ha sido objeto de una devastación tan acelerada, que, al ritmo actual de destrucción, dentro de 200 años de esta región sólo quedará el recuerdo.

"No hay río (tributario) del Amazonas que no esté contaminado", comentó con amargura.

El narcotráfico, los relaves mineros, las aguas servidas que son vertidas en los ríos, las aguas saladas de origen tóxico por la extracción intensiva de petróleo, los derrames de petróleo, son, a su juicio, algunas de las fuentes de contaminación de las aguas amazónicas.

Un estudio conducido en 1986 por el ingeniero Buenaventura Marcelo, el único realizado hasta hoy en la selva peruana, advirtió la posibilidad de que muchos compuestos y combinaciones de sustancias químicas concentradas en organismos acuáticos hayan llegado al hombre.

"Más de 150 corrientes de agua, entre medianas y pequeñas, se encuentran de una u otra forma atacadas por la contaminación", señalaba el estudio. La contaminación de ríos y peces ha cobrado víctimas mortales en Perú.

En 1986, 18 niños de la comunidad Vista Alegre murieron luego de ingerir pescado del río Tigre. En la comunidad de Pucacuro también murieron cinco hombres en 1992 luego de consumir pescado de una laguna que durante años sirvió a la subsistencia de los pobladores.

Ambas son las evidencias más precisas de intoxicación por consumo de pescado contaminado de la que se tiene noticia en la selva peruana.

La empresa estatal Petroperú, temerosa de verse involucrada en una demanda de contaminación por petróleo, se apresuró a declarar que "no hay indicios de contaminación" en el río Corrientes, en cuya ribera de asienta la comunidad Pucacuro y cuyas aguas alimentan la laguna.

No obstante, la vida en Pucacuro ya no es la misma desde entonces.

"Nuestros niños están siempre enfermos. Pensamos que es la falta de alimentos porque ya casi no encontramos animales en el bosque y consumimos más pescado. También nos enfermamos con esa agua, porque como no tenemos otro lugar, tenemos que traerla del río, aun cuando sabemos que está contaminado".

Una de las recomendaciones del equipo de investigadores de Quebec a las poblaciones en riesgo es, precisamente, consumir más especies herbívoras en vez de pescado, algo difícil para los pueblos amazónicos, cuya dieta está compuesta en más de 50 por ciento por pescado.

Se estima que la cuenca amazónica contiene una de las reservas de peces de agua dulce más grandes del mundo. La Fundación para la Vida Silvestre afirma que en sus aguas viven unas 2.500 especies de peces, 90 por ciento de los cuales son comestibles.

La pregunta es cuántas de éllas estarán definitivamente contaminadas (FIN/IPS/zp/mj/en/98

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