Los pueblos australianos de Minyip y Rupanyup solían ser conocidos sólo porque sus nombres suenan raro, pero ahora también se mencionan como un ejemplo de superación en un país donde muchos buscan chivos expiatorios para explicarse la crisis en las zonas rurales.
Los habitantes de los dos pueblos inauguraron este mes un banco con capital aportado por ellos mismos, con el cual esperan hacer frente a la crisis de recursos agrícolas iniciada hace un año y medio, cuando se cerró la última sucursal de una institución financiera en estos pueblos.
El banco central de Australia confirmó que en los últimos cuatro años los bancos australianos cerraron 284 sucursales, la mayor parte de ellas ubicadas en zonas rurales.
La escasez de servicios y el aumento del desempleo en los campos de Australia ha llevado a muchos habitantes de estas regiones a apoyar el mensaje antiasiático del partido Una Nación, de Pauline Hanson. Pero en Minyip y Rupanyup se invirtieron energías en un proyecto más constructivo.
Los habitantes de los dos pueblos, que se dedican al cultivo de trigo y oleaginosas y al procesamiento de lanas, debían realizar viajes de 100 kilómetros para hacer sus transacciones bancarias en la sucursal más cercana, lo que implicaba una gran pérdida de tiempo.
Fue entonces cuando apareció en escena el director del banco comunitario Bendigo Bank, Rob Hunt, quien en una entrevista por la radio dijo que estaba dispuesto a ayudar a las comunidades en la instalación de su propia institución financiera.
Poco después, los representantes de Minyip y Rupanyup estaban tocando a su puerta para iniciar una gestión que culminó con la fundación de un grupo financiero en la zona.
Los pueblos recaudaron poco más de 140.000 dólares con contribuciones de diverso calibre aportadas por 500 personas, la mitad de sus habitantes. Ese fue el capital inicial, y el Bendigo Bank se preocupó de la infraestructura de la institución.
Los inversionistas de la comunidad esperan recuperar su inversión en tres años, cuando sean propietarios de la institución. El plan de los pueblos consiste en reinvertir las ganancias para desarrollar otros servicios.
La reapertura de oficinas bancarias no solo permitió reanudar operaciones financieras, sino también generar empleos para quienes habían perdido sus puestos de trabajo con el cierre de las antiguas sucursales.
El portavoz de Bendigo Bank, Owen Davies, explicó que las dos sucursales del grupo financiero están a prueba durante seis meses, para comprobar su viabilidad. Destacó que las oficinas están equipadas con computadoras de última generación y también pueden ser usadas para acceder a tecnología informática.
Entre tanto, el Bendigo Bank recibe una andanada de peticiones procedentes de pueblos rurales de diversos lugares de Australia.
Davies opinó que los bancos comunitarios son una mejor alternativa para avanzar hacia la sustentabilidad económica que posiciones políticas como las de Hanson, quien se lamenta por la pérdida de trabajos y servicios en el campo y le echa la culpa a los inmigrantes.
El copresidente del comité bancario de Rupanyup y Minyip, David Matthews, está de acuerdo. "Los habitantes de zonas rurales a veces pierdan la esperanza, creen que el campo australiano está en decadencia y ya no hay salida", dijo.
"Pero este banco demuestra que sí existe una salida", concluyó Matthews. (FIN/IPS/tra-en/sa/cb/js/lc-ml/if/98