La actividad de los artistas de Zimbabwe está dictada por la necesidad de sobrevivir en general y los gustos extranjeros en particular, lo que reduce mucho su espacio para seguir su propia inspiración.
"Existe una gran presión económica sobre el artista. Es doloroso admitirlo, pero eso determina lo que ellos hacen", manifestó Doreen Sibanda, propietaria de la Galería Mutupo.
Los artistas de este país africano producen obras que "se ajustan a la demanda del mercado: no demasiado provocativas ni demasiado chocantes", agregó.
Dado que son los extranjeros los que poseen dinero para adquirir obras de arte, su gusto por la Africa "salvaje" es lo que los artistas explotan, concordó Bulelwa Madekurozwa, una joven pintora que el año pasado obtuvo el prestigioso premio Movil Overall en la exhibición anual de la Galería Nacional.
"Nuestros compradores son principalmente turistas que quieren ver africanos en chozas y con faldas hechas de hojas, ese tipo de cosas", señaló la artista.
Por esa razón, hay innumerables pinturas tituladas "Mujeres en el campo", "Mujeres cargando agua" y "Mujeres cargando leña". "No queda mucho espacio para explorar las inquietudes propias. Sería necesario un segundo trabajo para poder hacerlo", agregó.
Madekurozwa, quien dicta clases de dibujo y pintura en la Escuela Politécnica de Harare, afirmó que la mayoría de los artistas nacionales producen obras sólo para ganarse el pan.
"Si no vendes, no comes. Por esa razón, la mayor parte del tiempo no produces lo que te gustaría, y eso otorga a los extranjeros un gran poder sobre el arte de Zimbabwe", destacó la pintora de 25 años, considerada una abanderada del arte nacional.
La reputación artística internacional de Zimbabwe se construyó en base a la escultura en piedra. Aunque sin desmerecer el valor de esta forma de arte, Sibanda señaló que su excesiva promoción, dictada por la demanda del mercado, excluyó otras ramas y marginó así a muchos artistas.
"No es que tenga prejuicios contra la escultura en piedra. Simplemente me interesa el arte creativo, cualquiera sea el medio que el artista utilice", explicó Sibanda, quien exhibe pinturas, esculturas y otros tipos de obras en su galería.
Aunque muchas galerías comienzan por la muestra de pinturas, inevitablemente se cambian a la escultura en piedra "porque los cuadros no se venden, por eso hay pocas galerías que exhiban pinturas, cerámicas u otras formas de arte que no sean esculturas".
Algunas galerías intentan incluso señalarle al artista lo que debe hacer, afirmó Madekurozwa, quien se refirió a su propia experiencia.
"Una vez intenté hacer algo diferente y lo presenté a la Galería Nacional, donde me dijeron: 'Ese no es tu estilo, no es tu forma de pintar' ", relató.
"Por supuesto, la obra no fue exhibida, porque supuestamente no correspondía a mi estilo. Muchos propietarios de galerías hacen eso, porque tienen demasiado poder. Creen que los artistas los necesitan a ellos, y no a la inversa", agregó Madekurozwa.
Tanto Sibanda como Madekurozwa consideran que las galerías, los artistas y la sociedad en general deben trabajar juntos para que el arte refleje la historia que los ciudadanos de Zimbabwe desean ver y contar.
"A medida que la sociedad se desarrolle, los indígenas tendrán voz en el arte como en otros ámbitos, y querrán contar su propia historia", dijo Sibanda.
Se trata de un proceso irreversible que, sin embargo, debe ser complementado en la escena internacional por alianzas con "personas interesadas en el arte real", concluyó. (FIN/IPS/tra- en/mn/pm/mk/ml/cr/98