En Argentina, los niños pasan más de cuatro horas diarias frente al televisor y leen 10 veces menos que los de Estados Unidos, pese al gran desarrollo de la literatura infantil en los ultimos años.
Los niños de entre 10 y 13 años ven televisión al menos cuatro horas por día durante toda la semana, por lo que pasan más horas frente al televisor que en la escuela, según un estudio realizado a pedido de la Asociación de Diarios del Interior de Argentina.
El fenómeno comienza a preocupar seriamente no sólo a las fundaciones que intentan incentivar el hábito de la lectura o frenar el consumismo, sino también a algunos pediatras que se especializan en nutrición, obesidad y cardiología infantil.
El Consejo Argentino de Hipertensión Arterial de la Sociedad Argentina de Cardiología advirtió este mes que, en general, los niños argentinos ven muchas horas de televisión y también invierten mucho tiempo frente a las pantallas de videojuegos y computadoras.
Estos hábitos están incrementando los casos de obesidad y diabetes infantil, que devienen del comportamiento cada vez más pasivo y sedentario. El tiempo que dedican a la televisión se lo restan a deportes, paseos y lecturas.
El politólogo italiano Giovanni Sartori advirtió en su libro "Homo Videns, la Sociedad Teledirigida" que el consumo diario de televisión hace daño a los niños, en la medida en que destruye su capacidad de abstracción y anula el pensamiento crítico.
Pedagogos y educadores argentinos coinciden con esta advertencia.
Agustín Maurin destacó que la última evaluación realizada por el Ministerio de Educacion concluyó que siete de cada 10 niños de 11 y 12 años no saben hacer un resumen ni extraer el tema principal de un texto y atribuyó esto al bajo nivel de lectura.
"El ejercicio de la lectura es lo unico que garantiza la formacion en el niño de la habilidad de distinguir y razonar y al mismo tiempo de soñar y crear", reflexionó el experto.
La Fundacion Leer señaló que, en Argentina, los niños no alcanzan a leer un libro por año mientras que en Estados Unidos el promedio es de 10,5 y atribuyó el fenómeno a un mito: "el niño que maneja la televisión, los videojuegos y la computadora está mejor preparado para el futuro que quien no lo hace".
El estudio encargado por la Asociación de Diarios del Interior revela que la mitad de los niños entre 10 y 13 años -en la capital y en 16 provincias- tiene un televisor en su habitación, en tanto 60 por ciento de los consultados dijo que al llegar de la escuela, el aparato familiar ya está encendido.
Más de la mitad de los niños confiesa que la televisión sólo se apaga cuando ellos se van a dormir y los comentarios sobre la programación están en primer lugar entre los temas de conversación con los padres en 75 por ciento de los encuestados.
Lejos de la atracción que ejercen los medios audiovisuales, la lectura de libros y revistas acapara apenas media hora diaria en promedio y los diarios casi no existen en el universo de los menores, a excepción de las páginas deportivas.
Los hábitos contrastan con las estadísticas de la Cámara Argentina del Libro, que indican que entre 1991 y 1997 el número de títulos para niños publicados al año pasó de 358 a 705 y se editan más de cuatro millones de ejemplares.
Sin embargo, al mismo tiempo que se desarrolló la edición de libros de literatura infantil se incrementó enormemente la oferta de canales de cable con programación infantil las 24 horas. Y Argentina es el pais latinoamericano con mayor número de abonados al sistema.
"Cuando yo tenía la edad de mi hijo, de seis años, tenía uno o dos programas favoritos a cierta hora del día, en cambio él, sabe que cuando quiera sentarse frente al televisor habrá qué le interese, y si quiere quedarse cuatro horas mirando, la oferta no se interrumpirá", dijo a IPS un preocupado padre de 35 años.
Ante esta realidad, algunos pedagogos recomiendan no prohibir el consumo de televisión sino limitarlo y acompañar a los hijos en esa actividad, para poder luego comentar los programas y extraer enseñanzas. Esto sería algo así como aceptar la realidad, y sacarle el mejor provecho. (FIN/IPS/mv/ag/cr/98