ARGENTINA: La soja, presente y futuro del campo

Argentina sigue siendo identificada en el mundo con la carne vacuna y los cereales, pero hace tiempo ya que la soja reina entre las exportaciones con una mayor producción cada año.

Alberto Rodríguez, gerente de la Cámara de Industrias Aceiteras de la República Argentina, dijo a IPS que este año la producción de soja superó las expectativas, recogerse 18,5 millones de toneladas, más del doble que en 1997, en lugar de los esperados 16,5 millones.

Pese a las innundaciones -que no afectaron tanto las áreas dedicadas al cultivo de soja como al algodón- y al desestímulo del mercado mundial, que se manifestó en precios que bajaron ante la fuerte competencia y la crisis del sudeste asiático, la soja acaparó 20 por ciento de las exportaciones de Argentina.

Se trata de ventas por un valor estimado en 5.500 millones de dolares.

Con 18,5 millones de toneladas recogidas, Argentina es el tercer productor mundial después de Brasil, su socio en el Mercosur -que produce 30 millones de toneladas- y de Estados Unidos, con unos 70 millones. Pero Argentina y Brasil encabezan la lista de los exportadores mundiales de oleaginosas.

"Estados Unidos exporta granos de soja, pero en materia de aceites y harinas proteicas consume internamente casi todo lo que produce", expresó Rodríguez. Ante esta realidad, al comenzar la década, Argentina se concentró en el desarrollo de una industria propia y hoy vende aceite y harina a más de 70 países del mundo.

En este sentido, el polo erigido en la provincia de Santa Fe, al noreste de Buenos Aires, se constituyó en la principal base mundial en materia de industria alimenticia, con más de 15 fábricas nacionales y transnacionales, con tecnología de última generación y puertos privados.

Rodríguez indicó que la clave de esa concentración está en la proximidad con áreas de produccion y de salida al mar por el río Paraná. Brasil, principal competidor de Argentina en aceites, tiene mayor gasto en fletes debido a las distancias que separan a las moliendas de las aceiteras, y a éstas de los puertos.

Con las nuevas inversiones fabriles, los avances en fertilización, control de malezas, biotecnología y rotación continua, sumadas a la apertura al mundo y la eliminación de impuestos que desestimulaban las exportaciones, la producción de soja en Argentina creció 80 por ciento desde 1990.

El ritmo estuvo acompañado por el aumento del consumo mundial de huevos, cerdos y pollos, que requieren harinas proteicas. Así, aunque el común de los consumidores no advierte la presencia de esta oleaginosa en su vida cotidiana, la demanda por habitante pasó silenciosamente de 6,5 a 26 kilogramos en los últimos años.

Para Rodríguez, las perspectivas del llamado "boom" de la soja son muy buenas, tanto por las posibilidades de seguir ganando mercados externos como de aumentar la producción local a través del avance de la frontera agrícola para dar mayor espacio a esta oleaginosa.

"Más allá de la coyuntura, que no es buena para el sudeste asiático, los países de esa región siguen siendo nuestra meta porque tienen poblaciones muy grandes y parten de consumos muy bajos en aceites y harinas", sostuvo el dirigente empresarial.

"Por eso es que nos conformaría que crezcan aun a la mitad de la tasa a que lo han hecho en los últimos años", añadió.

A nivel local, Rodríguez cree que los productores argentinos – concentrados en la zona de la Pampa Húmeda, en el centro del país- aún no encontraron techo a la soja y observan mayores oportunidades hacia el futuro a partir de una nueva colonización de áreas dedicadas actualmente al pastoreo u otro tipo de granos.

"Argentina tiene un enorme potencial de crecimiento para la soja en el noroeste y también al oeste de la provincia de Buenos Aires, si los productores ganaderos ganan en eficiencia y utilizan menos tierra para producir más, destinando la zona liberada a la soja", opinó.

La produccion de soja, que representó este año más de 27 por ciento de la abundante cosecha de Argentina -más de 65 millones de toneladas-, también tendrá que enfrentar escollos como los que le presentan Estados Unidos, Japón, México o Irán.

Rodríguez remarcó que Estados Unidos y Japón gravan con 20 y 33 por ciento de aranceles respectivamente el ingreso de aceites y harinas.

En tanto México, que hacía en Argentina 90 por ciento de sus compras de aceite, ofrece cada vez mayores ventajas a Estados Unidos, su nuevo proveedor desde la entrada en vigor del Tratado del Libre Comercio de América del Norte.

Otro golpe a la industria fue el conflicto entre Argentina e Irán, que frenó las ventas a ese país de 400.000 toneladas de aceite y 500.000 de harinas.

Irán era el segundo cliente de Argentina. pero las investigaciones judiciales por la supuesta participación de Teherán en un atentado en Buenos Aires afectaron las relaciones comerciales.

Con estas dificultades, la soja sigue siendo igual la estrella de la producción agrícola local y abanderada de las exportaciones, pero es dificil que el tradicional "bife" de carne vacuna sea reemplazado por una planta de soja como emblema de la economía argentina. (FIN/IPS/mv/ag/if/98

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