TURQUIA: Tribunales militares arremeten contra periodistas

Ragip Duran, el último periodista encarcelado en Turquía, empezó a cumplir esta semana su condena a 10 meses de prisión negándose a aceptar el veredicto de un tribunal militar que lo acusó de alentar con su trabajo el terrorismo y el separatismo.

"No creo que sea culpable, porque uno no comete un delito al expresar lo que piensa", dijo Duran a sus colegas antes de viajar a la prisión del distrito de Saray, en el suroeste del país. Actualmente hay 95 periodistas presos en Turquía.

Unas 100 personas se reunieron el martes frente a la Asociación de Periodistas Turcos para despedir a Durán, que trabajaba en el diario francés Liberación, de Estambul, y era columnista del periódico pro-kurdo Ulkede Gundem.

"Esto es una injusticia, pero no puede durar mucho. Los ciudadanos son cada vez más conscientes de los efectos negativos que la falta de libertad de expresión tiene sobre su vida", señaló Duran.

Varios periodistas portaban pancartas que decían "Duran adentro, asesinos afuera", en referencia a la reciente liberación de altos oficiales del ejército acusados de numerosos asesinatos en una guerra sucia contra los disidentes kurdos.

Unas 30.000 personas murieron en combates en las provincias del sudeste y sus alrededores, donde los guerrilleros independentistas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) luchan contra las fuerzas de seguridad turcas desde 1984.

Cerca de tres millones de personas fueron expulsadas de la región tras la destrucción por soldados de unas 3.000 aldeas remotas en un intento por privar a los insurgentes de apoyo local.

Nail Gureli, presidente de la Asociación de Periodistas Turcos, opinó que el parlamento debería eliminar todos los artículos del Código Penal que restringen la libertad de expresión.

"El encarcelamiento de Ragip Duran mancha una vez más la imagen de Turquía. El pueblo turco no se merece esta desgracia", expresó.

El Tribunal de Seguridad Estatal de Estambul halló a Duran culpable de violación del artículo 7 de la ley antiterrorismo "al hacer propaganda a una organización terrorista y expresar opiniones contrarias a la unidad indivisible del país".

El cuerpo del delito es un artículo escrito en abril de 1994, basado en las impresiones de Duran sobre el líder guerrillero kurdo Abdullah Ocalan, a quien había entrevistado ese mismo año.

Duran señaló que un artículo de 1993 que comparaba al líder del PKK con el revolucionario mexicano Emiliano Zapata no fue censurado. Pero esa nota fue publicada en el diario Cumhuriyet, de Estambul.

"Un año después, sin embargo, lo comparé con el héroe italiano Giuseppe Garibaldi (líder de la guerra de la liberación de Italia, en 1860) en el diario pro-kurdo Ozgur Gundem y esto disgustó a las autoridades. Sucede que Zapata fue un perdedor, y Garibaldi un ganador. Yo pagué el precio", dijo.

En una carta al primer ministro Mesut Yilmaz, el Comité de Protección a los Periodistas (CPJ) de Estados Unidos describió el encarcelamiento de Duran como "una violación flagrante del derecho más básico de los periodistas: el de procurar, recibir y divulgar información e ideas a través de los medios, sin importar las fronteras".

El CPJ exhortó a Yilmaz a "estudiar todas las opciones legales posibles para revocar la sentencia contra Duran, de acuerdo con las normas internacionalmente reconocidas de libertad de prensa".

"Uno de los mejores periodistas de Turquía es enviado a prisión en castigo por su trabajo profesional sobre uno de los asuntos más importantes de Turquía", lamentó William Orme Jr., director ejecutivo del Comité.

El CPJ también publicó una traducción al inglés del artículo condenado de Duran para sustentar su caso.

"El caso de Duran expone los límites de la libertad de expresión en Turquía", dijo a IPS Robert Menard, director de la organización francesa Reporteros Sin Fronteras. El caso ahora se someterá ante la Corte Europea de Derechos Humanos.

Duran hará compañía en la prisión del distrito de Saray a Saruhan Oluc, vicepresidente del partido de izquierda Libertad y Solidaridad detenido la semana pasada por criticar en la revista Obrero Socialista la política de línea dura del ejército contra los kurdos.

Oluc fue el primer prisionero de conciencia condenado por un tribunal militar. El político fue sentenciado a tres meses de cárcel por violar el artículo 155 del Código Penal, que prohíbe la instigación de "sentimientos antimilitares en el público".

"La libertad de expresión no existe en Turquía. Se nos priva por completo del derecho de criticar al ejército y su funcionamiento, pero tenemos la libertad de exaltarlo. Lo peor es que cualquier civil, sin responsabilidad militar, puede ser procesado por los militares", dijo Oluc a IPS.

Paradójicamente, la conducta de Turquía en materia de derechos humanos mejoró este año.

El número de escritores y periodistas en la cárcel descendió tras la aprobación de una ley temporal para poner en libertad al periodista Isik Yurtcu. Dieciocho editores más fueron liberados junto con él, y decenas de cargos fueron retirados.

Otros prisioneros de conciencia son el abogado y activista por la paz Esber Yagmurdereli, el escritor Haluk Gerger, los legisladores kurdos Leyla Zana y Hatip Dicle, y el sociólogo Ismail Besikci.

Besikci, de 53 años, decano de los prisioneros de conciencia turcos, cumple su décimoquinto año en prisión por sus opiniones sobre el separatismo kurdo.

El sociólogo ingresó a la cárcel por última vez en 1991. Sentenciado a un total de 100 años tras las rejas, a Besikci le esperan más cargos con posibles condenas de hasta 104 años adicionales en prisión.

"Las últimos condenados a prisión tienen algo en común: son todos conocidos por su posición a favor de una solución política y pacífica al conflicto kurdo", sostuvo Bulent Forta, columnista de la revista V-Ozgurluk, de Estanbul.

Forta indicó que los principales medios de comunicación tienen una posición indiferente frente a la "eliminación" de disidentes y la "acelerada transferencia" de intelectuales y periodistas turcos desde sus escritorios hacia las cárceles.

Así mismo, la columnista aseguró que se está produciendo una "restructura autoritaria de los sistemas político y jurídico bajo presión de los militares".

"Los militares, con la presión indirecta sobre el sistema judicial y a través de la prisión de los disidentes, envían la señal de que la cuestión kurda se manejará en silencio y tras puertas cerradas, no en un debate público", sostuvo Forta. (FIN/IPS/tra-en/nm/rj/ml-aq/hd-cr/98

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