Muchos de los 18 millones de habitantes de Sri Lanka están traumatizados psicológicamente debido a la guerra civil que desde hace 15 años enfrenta al gobierno con grupos guerrilleros de la minoría étnica tamil en el norte y este de la isla de Asia meridional.
Estos problemas de salud ocasionados por el conflicto en civiles y soldados son poco reconocidos, advierten los médicos.
Aún dos años después de que una bomba destruyera el Banco Central de Colombo, un empleado sobreviviente de la tragedia se queja de no poder dormir o trabajar porque las imágenes de los cuerpos mutilados de sus colegas muertos lo asedian día y noche.
En la ciudad septentrional de Jaffna, sede de algunos de los combates más encarnizados del conflicto, un niño de cuatro años que creció con los ruidos de la guerra, ni siquiera pestañea ante el sonido de las balas. Impertérrito, sigue ocupado con sus juguetes, mientras sus padres reaccionan con temor.
Un marinero que vio morir a decenas de sus camaradas en un ataque de los insurgentes Tigres de Tamil pretende que le den de baja debido al trauma psicológico. El uniformado sufre pesadillas recurrentes, insomnio, visiones de hombres ensangrentados y náuseas ante la comida.
La falta de conocimiento y comprensión de la mayoría de los médicos determina que el término "trauma psicológico" no sea diagnosticado como problema médico en Sri Lanka.
Las señales de la guerra están por todas partes. Muchas calles de Colombo fueron clausuradas en zonas estratégicas debido a la posibilidad de ataques armados por los rebeldes tamiles, soldados con armas automáticas vigilan las oficinas de gobierno y puestos de control militar registran vehículos y pasajeros en la autopista hacia la capital.
Colombo vive bajo el constante temor de los ataques. "El trauma se convirtió en una parte tan cotidiana de nuestras vidas que tendemos a tomarlo como algo normal", dijo D.N. Athukorala, presidente de la Asociación Médica de Sri Lanka.
La Asociación, ante la inquietud por la creciente incidencia de enfermedades relacionadas con el estrés y el trauma, convocó a una conferencia el mes pasado sobre el impacto psicológico del conflicto en el país.
La mayoría de los niños de la península de Jaffna crecen en un ambiente de guerra, insensibles ante la violencia que les dejará cicatrices permanentes, señalaron los médicos en la conferencia.
El funcionario superviviente de la destrucción del Banco Central revela las señales clásicas del trauma: temor, culpa, vergüenza, ira y frustración, explicó el especialista Athula Sumathipala, quien estudió el caso del hombre de 35 años.
Sumathipala señaló que la víctima siente ira y vergüenza porque escapó de su oficina destruida. "Se siente así porque no pudo ayudar a sus compañeros", puntualizó el médico.
Pero los médicos a los que recurrió lo trataron por otro trastornos en lugar de trauma psicológico, impidiendo su recuperación. La víctima no pudo volver a trabajar durante ocho semanas, y como "no se recuperó" y sufrió pesadillas, finalmente se convirtió en un alcohólico, narró Sumathipala.
Ya que pocos hospitales y médicos de Sri Lanka están capacitados para manejar los casos de trauma, y a menudo tratan a las víctimas por otros tipos de enfermedades, la mayoría de los pacientes agravan la situación al manejar los problemas por su cuenta.
En el caso del marinero traumatizado, como no tenía heridas externas tras el ataque los médicos pensaron que estaba bien, manifestó Raveen Hanwella, del departamento de medicina psicológica de la Universidad de Colombo.
El marinero fue enviado de vuelta al frente, pero volvió luego de un mes, quejándose de pesadillas aún durante el día y del constante olor a sangre. La gente pensaba que tenía suerte de estar con vida, pero no se daba cuenta de su terrible sufrimiento, dijo Hanwella.
"En ocasiones, los efectos psicológicos del trauma son peores que perder un brazo o una pierna porque las consecuencias pueden empeorar si no se tratan en forma adecuada", aseguró el médico. (FIN/IPS/tra-en/fs/an/aq-lp/he ip/98