El presidente de Corea del Sur, Kim Dae Jung, dejó hoy Washington con el respaldo del presidente Bill Clinton a la nueva política de Seúl hacia Corea del Norte, y promesas de mayores inversiones de Estados Unidos en el Sur.
Autoridades de Estados Unidos saludaron la visita de dos días de Kim como un punto culminante en las relaciones con Corea del Sur, el octavo socio comercial de Washington y anfitrión de unas 37.000 tropas instaladas cerca de la zona desmilitarizada.
Kim estuvo en Nueva York, y este jueves voló a San Francisco para continuar su gira por Estados Unidos.
"La visita dio resultados extremadamente positivos", dijo un funcionario, quien desmintió informes de prensa según los cuales Clinton rechazó las apelaciones de Kim para que Washington aliviara las sanciones económicas contra Corea del Norte.
"(Kim) no buscaba un levantamiento inmediato de las sanciones" dijo el funcionario. "Clinton prometió que hará todo lo que esté a su alcance para alinear la política de Estados Unidos hacia el Norte con las propias iniciativas de Kim, y lo hará", agregó.
Ambos líderes acordaron un tratado de inversión bilateral que ofrecerá garantías para corporaciones de Estados Unidos que consideran la inversión directa en Corea del Sur.
Clinton también anunció que la Corporación de Inversión Privada en el Exterior (OPIC) reanudará la entrega de garantías de préstamos a firmas de Estados Unidos que pretenden invertir en Corea del Sur. Además, la Casa Blanca enviará pronto a Seúl una misión comercial de nivel ministerial.
La OPIC suspendió la cobertura a Corea del Sur en 1991 debido a la prohibición del gobierno a organizar sindicatos independientes.
Kim, quien asumió su cargo hace tres meses, fue recibido con especial calidez, debido a su familiaridad con Estados Unidos lograda durante años de exilio en este país, y a que es visto como un luchador por la libertad.
En un discurso ante el Congreso, Kim recordó que la intervención de Estados Unidos en sucesivos regímenes militares le ayudó a salvar su vida de la ejecuión en 1973 y nuevamente en 1980- 81, cuando fue sentenciado a muerte por el general Chun Doo Hwan.
Además, Kim es visto como un reformador económico modelo tras casi un año de crisis financiera asiática. Kim prometió liberalizar la economía relativamente cerrada de Corea del Sur, reducir tarifas y otras barreras arancelarias, y estimular la inversión extranjera.
Estas medidas son condiciones de un paquete de rescate de 57.000 millones de dólares organizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Kim urgió a los congresistas estadounidenses a aprobar 18.000 millones de dólares que Clinton prometió al FMI el año pasado, bloqueado durante meses por la mayoría republicana.
En un discurso el miércoles, Kim destacó el desafío que enfrenta su país para superar la crisis, aunque se refirió a la buena señal de que las reservas extranjeras pasaron de 3.800 millones de dólares en febrero, cuando asumió la presidencia, a 35.000 millones de dólares este mes.
Mientras, Kim buscó apoyo a su nueva política hacia Corea del Norte, la cual marca una partida de la tradicional hostilidad del Sur hacia el Norte, con el que peleó una guerra a comienzos de la década de 1950.
Pyongyang realizó su propia transición tras la muerte hace tres años de su líder Kim Il Sung. Desde entonces, Corea del Norte resolvió congelar su programa nuclear e iniciar conversaciones cuatripartitas con el Sur, China y Estados Unidos, para alcanzar un acuerdo de paz final en la península.
Durante una conferencia de prensa conjunta, Clinton aplaudió los esfuerzos de Kim hacia la reconciliación y dijo que cooperará para aliviar las sanciones contra Corea del Norte, aunque recordó que muchas son leyes que sólo pueden ser transformadas por el Congreso. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/lp/if ip/98