Bangladesh, Bhutan, India y Nepal tienen al menos tres cosas en común: los cuatro países están situados en la ladera sur de los montes Himalaya, tienen elevados niveles de pobreza y sus territorios son ricos en recursos hídricos.
Pero hay otra característica más: con frecuencia se disputan el agua.
Desde hace décadas, estrategas de los cuatro países tratan de encontrar una fórmula para aprovechar mejor el agua de los ríos que bajan desde las montañas, con el fin de abastecer a 1.000 millones de habitantes de esta región.
Hasta ahora recurren a la construcción de represas o a grandes proyectos de irrigación, pero la efectividad de esta infraestructura es cuestionada por ingenieros, científicos y activistas sociales, quienes consideran que las obras contribuyen a detonar conflictos entre los países.
"Después de cinco décadas de desarrollo, comprobamos que estas soluciones nacionales a gran escala crean más problemas que soluciones", dijo el representante de la Fundación para la Conservación del Agua en Nepal, Ajaya Dixit.
Los críticos del modelo actual plantean la necesidad de buscar soluciones de carácter regional cuidadosamente planificadas para minimizar su efecto ambiental y social.
De esa manera se evitarían problemas como el generado por la presa Farrakka, construida por India en el río Ganges para abastecer de agua al puerto de Calcuta. Ubicada cerca de la frontera con Bangladesh, ocasiona problemas de derrames de agua y salinidad en ese país.
Los dos países resolvieron terminar una larga disputa sobre este tema en 1996, pero Bangladesh ahora sugiere que la única solución a sus problemas será la construcción de otra represa más en el curso del Ganges.
De los cuatro países, Nepal es el que tiene el mayor potencial de generación de hidroelectricidad, pues el agua fluye a alta velocidad por sus estrechos valles en medio de un terreno con pendiente abrupta.
Pero los "hidrodólares" no son tan fáciles de conseguir, pues las represas en el Himalaya son caras. Las experiencias de manejo conjunto de ríos con India no han dado buenos resultados, aunque en ese país están las principales oportunidades de negocios en el abastecimiento eléctrico.
Muchos habitantes de Nepal consideran que los proyectos de irrigación construidos en la frontera benefician más a India, y por esa razón el manejo de los ríos forma parte del debate político local. Uno de los casos recientes es el del río Mahakali, en la frontera occidental de este país.
India y Nepal están de acuerdo en compartir a partes iguales los 7.500 megavatios que generará una represa hidroeléctrica en este río, pero las negociaciones se estancaron cuando el gobierno nepalés demandó compensaciones por la irrigación que recibirán los campos indios.
La situación es aún más compleja en el caso del megaproyecto del río Karnali, que implica construir una represa de 10.000 millones de dólares para generar 10.800 megavatios de poder. Pero 60.000 agricultores nepaleses serán desplazados.
La situación de Nepal es compleja, pues está atada a tratados antiguos según los cuales no puede usar el agua de muchos de sus ríos sin la participación de India, país hacia donde suelen dirigirse estos cursos de agua.
India también tiene proyectos conjuntos con Buthán que hasta ahora no generaron ningún tipo de conflicto, pero expertos regionales advierten que aún es demasiado pronto para evaluar los beneficios que recibirá este pequeño reino himalayo, con un potencial hidroeléctrico de unos 20.000 megavatios.
Aunque los proyectos son costosos, hasta ahora no ha habido problemas para conseguir recursos. Una de las principales fuentes de financiamiento es el Banco Mundial, que desde los años 70 participó en la construcción de unas 400 represas en todo el mundo.
En 1988, cuando India tenía 473 represas en construcción, el Banco participaba en 45 de esos proyectos.
Pero también hay otras fuentes de financiación. Cuando el Banco Mundial se retiró del proyecto para la represa Arun III en Nepal, compañías multinacionales tomaron su lugar. En este país, la inversión extranjera directa financia tres proyectos hidroeléctricos que cuestan más de 300 millones de dólares.
El Fondo Mundial de Infraestructura japonés, por su parte, demostró interés por participar en grandes proyectos, como la represa de 270 metros de altura de Kosi High en Nepal, la presa del Ganges en Bangladesh o el gigantesco proyecto de 20.000 megavatios de Dhihang, en India.
Sin embargo, algunos expertos consideran que los grandes proyectos aumentan en forma considerable el riesgo de cometer errores graves. "¿Acaso nuestro país puede darse el lujo de invertir sumas millonarias en proyectos dudosos que pueden fracasar?", se preguntó el experto nepalés Dipak Gyawali. —— (*) IPS pone a disposición de sus suscriptores este material por un acuerdo de distribución con la institución internacional de comunicación Panos Features, de Londres. (FIN/PANOS/tra-en/rd/dds/lc-ml/en/98