Los sindicatos de Estados Unidos celebraron hoy la negativa de electores de California a reducir el peso político de los trabajadores en las elecciones nacionales, expresada en un referendo auspiciado por republicanos.
Casi 54 por ciento del electorado del estado más poblado del país norteamericano votó contra la Propuesta 226, que de haber sido aprobada, habría exigido a los sindicatos obtener el permiso de sus miembros cada año para destinar sus aportes a fines políticos.
Por ejemplo, contribuciones a la campaña electoral de candidatos cercanos al movimiento sindical.
Una votación por "Sí" hubiera dificultado que los sindicatos reunieran las decenas de millones de dólares que entregaron a candidatos mayoritariamente demócratas en 1996.
Aunque las contribuciones de los sindicatos quedan totalmente superadas por las donaciones de las corporaciones, son una de las pocas formas que las organizaciones no empresariales tienen de afectar el proceso político.
John Sweeney, dirigente de la mayor confederación de sindicatos de Estados Unidos, la AFL-CIO, celebró la victoria como "un milagro político moderno", y destacó que la amenaza planteada por el referendo movilizó a miles de sindicalistas a organizarse para enfrentarla.
"Este fue una cuestión de vida o muerte, el esfuerzo más serio por silenciar a las familias trabajadoras estadounidenses en la historia reciente", declaró.
La Propuesta 226 fue considerada como la mayor amenaza al movimiento de los trabajadores desde que Sweeney asumió en la AFL- CIO hace casi tres años, e inició una gran reforma que volcó recursos en la organización, en especial de mujeres y trabajadores de minorías.
A la vez, Sweeney lanzó un gran esfuerzo político en la campaña electoral de 1996, donando 45 millones de dólares, una cifra sin antecedentes, a candidatos en todo el país, en especial en distritos donde los demócratas enfrentaban a autoridades antisindicalistas.
Los resultados de ese esfuerzo fueron mezclados. Los sindicatos no lograron recuperar la mayoría demócrata en el Congreso, pero derrotaron a varios republicanos y asustaron a otros según los cuales el movimiento de los trabajadores representaba un peligro para la agenda derechista.
La Propuesta 226, que tuvo el ávido respaldo del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Newt Gingrich, y del saliente gobernador de California y aspirante a la presidencia Pete Wilson, fue la más eficaz arma de la contraofensiva republicana.
Al presentarse la propuesta pocos meses atrás, las encuestas de opinión indicaban que tenía el respaldo de más de 70 por ciento de los votantes, incluyendo hogares de sindicalistas.
Percibiendo una amenaza a su supervivencia, los sindicatos, que representan a alrededor de 11 por ciento de las fuerza de trabajo de Estados Unidos, aunque un porcentaje sustancialmente mayor en California, se movilizaron contra la medida.
Decenas de miles de sindicalistas se pusieron en acción, y AFL- CIO volcó más de 20 millones de dólares en la campaña, dedicada a anuncios de radio y televisión centrados en exponer a las fuerzas tras el referendo.
Analistas sindicales afirman que la neutralidad del mundo empresarial en el caso se explica por amenazas de los sindicatos de lanzar otro referendo para imponer severas restricciones a las contribuciones de las corporaciones a las campañas políticas.
A pesar del resultado de la votación, los republicanos prometieron llevar su lucha a otros estados, y posiblemente revivir la iniciativa en California en el 2000.
Además, tienen la satisfacción de que más de 20 millones de dólares que AFL-CIO hubiera destinado a las elecciones al Congreso de noviembre ya fueron gastadas en la campaña por el referendo. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/lp/lb ip/98