El abandono de las comunidades de Nicaragua limítrofes con Costa Rica ocasionó un nuevo conflicto entre ambos países centroamericanos, que los cancilleres intentarán resolver este viernes en Managua.
El canciller de Costa Rica, Roberto Rojas, aceptó la invitación realizada por su colega nicaraguense, Emilio Alvarez, quien no puede viajar debido a una fractura en una pierna.
El gobierno de Costa Rica pretende una explicación aceptable sobre las declaraciones de Alvarez, quien aseguró el 14 de junio que Costa Rica es un país "expansionista" al que le gusta "empujar sus fronteras".
El problema se produjo el 5 de junio, cuando una veintena de comunidades nicaragüenses del fronterizo departamento de Rivas, que carecen de servicios básicos como salud, educación y electricidad, expresaron su aspiración de incorporarse a Costa Rica.
"Esto aquì parece tierra de nadie, es tierra del olvido. Por aquí, como una vez al mes pasa el ejército, ahi yo los atiendo y hablo con ellos pero nada más", dijo José Calderón, un habitante de uno de los poblados fronterizos, dijo en entrevista con el diario La Nación de Costa Rica.
Pero "uno quiere a su país. Lo que sí digo es que mi gobierno tiene que hacer algo por nosotros", indicó.
El cardenal Miguel Obando y Bravo, máxima autoridad de la Iglesia Católica en Nicaragua, advirtió el domingo que si el gobierno de su país no da respuesta inmediata a las necesidades planteadas por la población, corre el riesgo de "perder hasta la colonial ciudad de Granada", cercana a Managua.
La incorporación de las poblaciones nicaragüenses a Costa Rica no es sencilla.
El vicecanciller costarricense, Walter Niehaus, dijo a IPS que el método más usado en la historia ha sido el acuartelamiento y rebelión, lo que a estas alturas está descartado. Otro método es el plebiscito en el cual participan todos los habitantes del pais.
Otra opción consiste en acudir a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para que inicie un proceso de consultas, si da curso a la solicitud.
Nada de esto se ha dado en este caso, por lo que la única consecuencia ha sido el deterioro de las ya complejas relaciones entre Costa Rica y Nicaragua.
El gobierno de Costa Rica aseguró reiteradamente que respeta la integridad territorial de los países, por lo que considera que en este caso se está amte un asunto interno de Nicaragua.
"En ningún momento mis opiniones pretendieron atribuir al gobierno de la República de Costa Rica la responsabilidad por la situación o sucesos acaecidos en el municipio de Cárdenas", dijo el canciller nicaragüense el día 16, en su respuesta a la protesta de su colega costarricense.
Pero Rojas no se dio por satisfecho. La última nota, enviada el día 19, señala que su gobierno sigue considerando de la mayor gravedad la declaración de que "Costa Rica tiene tendencia a empujar sus fronteras".
Este será el eje central de la reunión de los dos cancilleres el próximo viernes, pero también examinará el tema migratorio, que en el pasado ha contribuido a aumentar las tensiones entre ambos países.
Costa Rica alberga a cerca de 500.000 nicaragüenses, que abandonaron su país en busca de trabajo y un mejor nivel de vida. Se calcula que éstos envían a Nicaragua una cifra cercana a los 400 millones de dólares anuales.
El año pasado, ambos países no lograron concretar un plan de cooperación bilateral, precisamente por divergencias relacionadas con los flujos migratorios y con la pesca artesanal en las zonas limítrofes en los dos océanos. (FIN/IPS/mso/ag/ip/98