La cantidad de asesinatos aumentó 17,2 por ciento este año en el área metropolitana de Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil, acompañando el agravamiento del desempleo.
En Sao Paulo y su periferia, de 16 millones de habitantes, fueron asesinadas 3.621 personas hasta mayo, frente a 3.089 en los cinco primeros meses de 1997, según datos de la policía local. Los asaltos se incrementaron 32,1 por ciento, hasta un total de 50.592 casos.
Mientras, el desempleo alcanzó en los dos últimos meses a 18,9 por ciento de la población económicamente activa. En términos absolutos, hay 1,65 millones de desempleados en la región metropolitana de Sao Paulo, de acuerdo con el Departamento Intersindical de Estudios y Estadísticas Socioeconómicas.
En años anteriores, el desempleo en la misma área había oscilado entre 13 y 15 por ciento.
Sao Paulo es la metrópoli que registra el aumento más preocupante de la violencia en Brasil en los últimos años. No hay acuerdo sobre la relación entre desempleo y criminalidad, pero los datos señalan coincidencia.
Dado que concentra la producción industrial del país, Sao Paulo sufre los efectos directos de los cambios económicos en esta década. La reestructuración determinada por la apertura del mercado a las importaciones redujo drásticamente el empleo industrial.
De enero a abril de este año, la cantidad de trabajadores empleados en el sector industrial en todo el país cayó 8,5 por ciento, en comparación con igual período del año pasado, según datos del oficial Instituto Brasileño de Geografia y Estadística.
En Sao Paulo la reducción superó el promedio nacional, llegando a 9,5 por ciento. Desde junio de 1997 a abril último, el empleo en la industria declinó sistematicamente.
Esa tendencia se debe al estancamiento económico de Brasil, producto de las medidas adoptadas por el gobierno para resistir el impacto de la crisis asiática, como una fuerte alza de intereses en noviembre.
Pero la industria venía reduciendo la mano de obra empleada desde 1990, para enfrentar una competencia externa que le exigía un gran esfuerzo de productividad. Sao Paulo, como capital industrial, fue escenario de despidos masivos, además de sufrir el éxodo de empresas hacia el interior del país.
El crecimiento de la violencia criminal es atribuida también, por expertos como la antropóloga Alba Zaluar, de la Universidad del estado de Río de Janeiro, al consumo y tráfico de drogas.
Sao Paulo es la ciudad es que más creció el consumo del "crack", un subproducto de la refinación de la cocaína para fumar, que muy pronto produce adicción y provoca perturbaciones mentales. Pero el "crack" es barato, de modo que su uso aumenta entre los pobres y los jóvenes.
En Río de Janeiro, tradicionalmente la ciudad brasileña de mayor violencia, la situación de orden público no se ha agravado. Los propios narcotraficantes locales, más organizados que en Sao Paulo, se opusieron al "crack", para evitar que se convierta en factor de descontrol entre sus "soldados", señaló Zaluar.
Hasta la última semana, la policía registró 47 matanzas en el Gran Sao Paulo, con 165 muertos. Eso representa una tendencia de aumento al doble doblar de la cantidad de víctimas, ya que en todo el año pasado los muertos en masacres fueron 162.
Las organizaciones responsables de los asesinatos en masa tienen al parecer participación de policías. (FIN/IPS/mo/ff/ip/98