La inestabilidad política en Indonesia es un grave dolor de cabeza para Japón, uno de los más cercanos aliados del presidente Alí Suharto, y cuyas inversiones acumuladas en el país del sudeste asiático se acercan a 25.000 millones de dólares.
Debido a sus intereses económicos y políticos, Japón será de los más afectados si la economía indonesia se derrumba por completo. Pero también empiezan a oírse en Tokio exhortaciones a una mayor democratización en Yakarta.
Con grandes reservas naturales y de petróleo que lo convierten en una fuente barata y accesible de materias primas, Indonesia es un socio importante para Japón, hambriento de recursos.
Indonesia es el mayor beneficiario de la ayuda exterior japonesa, y recibió más de 26.000 millones de dólares desde 1966. En 1996-7, los préstamos de ayuda de Japón alcanzaron 1.400 millones de dólares, a partir de 1.250 millones en 1995-96.
"Una solución es clave para Japón, debido a los fuertes lazos económicos y políticos entre ambos países", dijo Akihisa Matsuno, profesor de relaciones internationales en la Universidad de Osaka.
Empresarios japoneses han hecho fuertes inversiones en Japón, siguiendo la estrategia del gobierno de construir redes económicas en el sudeste de Asia.
En 1996 la inversión privada se duplicó desde el año anterior a 7.650 millones de dólares, siendo la mayor en cualquier país. En 1997 cayó 29 por ciento tras una reducción del valor de la moneda indonesia, la rupia, pero aún siguió en el segundo lugar, tras Gran Bretaña.
La inversión y ayuda japonesa ha sido un pilar en la capacidad del gobierno de Suharto para producir el rápido crecimiento económico en las últimas tres décadas, con frecuentes índices de ocho por ciento anual.
Pero la intensa participación de Tokio se convirtió en un riesgo, algo que Japón mira nervioso debido a la delicada situación de su propio sistema financiero y económico.
Los bancos japoneses están preocupados por los 23.100 millones de dólares entregados a Indonesia, y temen ver al país hundirse en la anarquía. La cantidad comprende la mayor parte de la deuda de 65.000 millones de dólares con el sector privado de las firmas indonesias.
Las estrechas relaciones económicas entre Japón e Indonesia han alimentado relaciones especiales y no siempre transparentes entre Suharto y los políticos japoneses.
"Gran parte de la inversión japonesa está en compañías pertenecientes a Suharto y sus familiares, otro motivo por el cual Japón es reticente a alejarse de él", explicó Kayako Kitamura, experta del Instituto de Economías en Desarrollo en Tokio.
Muchas empresas japonesas tienen emprendimientos conjuntos con firmas indonesias en la industria automotriz, plantas de energía y el sector electrónico, todas industrias ligadas a los intereses de la familia Suharto.
Japón volcó cantidades claves de ayuda a Indonesia desde el estallido de la crisis económica el año pasado. Bajo instrucciones del primer ministro Ryutaro Hashimoto en enero, Japón ordenó préstamos de hasta 370,3 millones de dólares para 1998, además de un paquete especial de 148 millones prometido en 1997.
Ahora, con Indonesia bajo manifestaciones diarias que buscan la caída de Suharto, Hashimoto está bajo intensas críticas de activistas de los derechos humanos que quieren que presione al presidente indonesio para que se retire.
Hasta ahora, Tokio se mantiene en su posición de respaldar a Suharto si este implementa reformas económicas y políticas.
El martes Suharto anunció la renovación de su gabinete y la celebración de elecciones generales, aunque no dio fecha, hasta las cuales permanecerá en el poder, que detenta hace 32 años.
Este miércoles el presidente de la cámara baja del parlamento, Harmoko, dijo que convocará a una sesión especial de consulta de la Asamblea General para que esta nombre un nuevo presidente.
Mientras, continuaban las protestas estudiantiles que el martes ocuparon el complejo en que sesiona el parlamento, exigiendo la renuncia inmediata de Suharto.
Muchos en Japón creen que, aunque parte de los problemas de Indonesia tienen su origen en causas políticas, la comunidad internacional no actuó a tiempo ante las señales de peligro de los costos sociales de factores como la globalización de mercados financieros y económicos.
En un editorial del lunes, el diario japonés "Asahi Shimbun" criticó a Japón y los países indusrializados en la Cumbre de los Ocho el fin de semana por no hacer suficiente para encarar las causas de la crisis asiática. (FIN/IPS/tra-en/sk/js/lp/ip if/98