BRASIL: Sequía y saqueos en nordeste adelantan campaña electoral

La sequía que diseminó el hambre en el nordeste de Brasil suministró combustible a la campaña contra la reelección del presidente Fernando Henrique Cardoso el 4 de octubre, anticipando el forcejeo electoral.

Los saqueos de supermercados, camiones e incluso escuelas que guardan alimentos destinados a sus alumnos se multiplicaron en los estados de Ceará, Pernambuco y Paraiba, provocando la tardía movilización del gobierno central en ayuda a la región.

Cardoso hizo dos visitas al nordeste esta semana. En la última, este viernes en Ipirá, en el interior del estado de Bahía, anunció la liberación de unos 400 millones de dólares dirigidos a los pequeños agricultores afectados por la sequía.

A la vez, amenazó enviar la Policía Federal para reprimir los saqueos, estimulados y en algunos casos encabezados por el Movimiento de los Sin Tierra (MST). "Organizar para saquear es bandidaje", argumentó.

El problema es que el gobierno solo empezó a actuar en la cuestión tras la divulgación de los primeros saqueos hace dos semanas y después de que jerarcas de la Iglesia Católica justificaron ese tipo de acción por parte de la población hambrienta.

Es parte de la doctrina social del cristianismo desde Santo Tomás de Aquino hace quince siglos, señalaron tanto obispos considerados progresistas como los calificados como conservadores.

El derecho a la vida tiene primacía sobre la propiedad, argumentó el obispo Orlando Dotti, conocido defensor de campesinos.

A esa posición se sumaron juristas, como Sepúlveda Pertence, juez de la Suprema Corte, y el presidente de la Asociación de Magistrados de Brasil, Luis Fernando Carvalho, quienes recordaron que para la justicia no constituye delito el "robo famelico"

Los jueces respondieron así a la amenaza de Cardoso de que aplicaría la ley contra los saqueadores. "Es deber de la justicia absolver quienes robaron por tener hambre", sostuvo Carvalho.

El Movimiento de los Sin Tierra, conocido por invadir predios rurales y edificios del gobierno para acelerar la reforma agraria, pasó a la acción, encabezando asaltos a supermercados y bloqueos en carreteras para cobrar "peajes" a los camiones para asistir a los hambrientos.

Además de "bandidaje" al organizar saqueos, el gobierno acusa el MST de aprovechar el desastre climático, atribuido al fenómeno de El Niño, con fines políticos.

El MST decidió a inicios de año apoyar a Luis Inacio Lula da Silva, candidato presidencial del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) y de una alianza opositora.

Desde el 30 de abril organismos oficiales distribuyen un millón de canastas de alimentos a las familias más afectadas por la sequía en 1.236 municipios del nordeste.

"No toleraremos la politización del hambre", aseguró el ministro de Justicia, Renan Calheiros, al anunciar una operación de la Policía Federal contra la agitación en el nordeste y el enjuiciamiento de un líder del MST, Joao Pedro Stedile, por promoción de saqueos.

Hay consenso en que el gobierno reaccionó demasiado tarde a un problema anunciado, pues esas sequías son previsibles luego de activarse El Niño, como ocurre desde el año pasado. Además se critica la falta de soluciones permanentes para tales tragedias, que se repiten desde el siglo pasado.

El ex presidente Itamar Franco, que patrocinó la elección de Cardoso para su sucesión en 1994, reclamó al gobierno la ejecución de un proyecto de canalización de las aguas del Rio Sao Francisco para irrigar gran parte del nordeste.

Ese es uno de los grandes rios brasileños y cruza la parte sur del nordeste. Con aguas abundantes, alimenta una importante central hidroeléctrica y un exitoso programa de fruticultura irrigada cuya extensión se considera clave para el desarrollo económico de la región.

Además del desempleo creciente, el hambre que amenaza a diez millones de personas, un cuarto de la población del nordeste, contribuye a la corrosión de la popularidad de Cardoso, a cinco meses de las elecciones.

Pero la oposición tiene escasas condiciones para capitalizar las dificultades del presidente, cuya reelección es considerada tranquila por los analistas políticos. Lula, principal candidato opositor, puede incluso renunciar a la postulación, ante la posibilidad de deshacerse la alianza que lo apoya.

Es que la sección de Río de Janeiro del PT decidió lanzar candidato propio a la gobernación provincial. El Partido Democrático Laborista, segunda fuerza de izquierda, exigía una alianza local en torno a su candidato, como condición para hacer parte de la coalición nacional de apoyo a Lula.

Lula dejó claro que no disputará las elecciones presidenciales sin la unidad de las izquierdas, argumentando que ya fue candidato derrotado en 1989 y 1994 y solo intentará una tercera vez si cuenta con posibilidades de triunfo. (FIN/IPS/mo/mj/ip/98

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