La mayoría de los corresponsales enviados a Bosnia-Herzegovina para cubrir la guerra ya partieron de regreso a sus países, así que la cobertura de la pacificación quedó en manos de una prensa local afectada por años de propaganda bélica, desconfianza y aislamiento.
Los desplazamientos, la emigración y la muerte que provocó la guerra privó al país de sus periodistas más experimentados. En este momento, la mayor parte de los reporteros son jóvenes osados cuya mayor experiencia es la cobertura de la guerra.
El país atraviesa por un escenario típico de postguerra, con una economía devastada, una población dividida y una gran influencia de los partidos políticos. En medio de este escenario, uno de los principales temas de cobertura es el proceso de pacificación, basado en los acuerdos de Dayton.
Este proceso ha generado una relación dinámica pero no siempre armoniosa entre la prensa, que debe informar sobre los avances, y las agencias internacionales encargadas de cooperar con el cumplimiento de los acuerdos de Dayton.
"Sabemos que hay una idea equivocada sobre nuestra misión y lo que estamos haciendo aquí", afirmó Jan Stock, uno de los portavoces de la multinacional Fuerza de Estabilización (SFOR), establecida en Banja Luka.
"Pero creemos que esa percepción está cambiando. Hay un evidente progreso en la forma que operan los medios, en la precisión de sus informaciones, y seguramente nosotros hemos contribuido en esta evolución", añadió Stock.
SFOR tiene la maquinaria de prensa más poderosa entre las agencias que supervisan el cumplimiento de los acuerdos de Dayton. Tiene el presupuesto más grande, la mayor cantidad de personal, la organización más fuerte e incluso manejan un sitio en Internet (www.nato.int).
Es obvio que SFOR tiene intereses y quiere difundir sus mensajes, pero Stock asegura que la agencia está en capacidad de promover a la prensa al mismo tiempo que supervisa la pacificación.
"Queremos ayudar a los periodistas en su trabajo para que puedan realizar coberturas más apegadas a la verdad, sin miedo a la discriminación. Esto implica cubrir noticias buenas y malas en forma justa y en el momento adecuado, aún si se trata de algo que no nos gustaría oír en SFOR", afirmó Jan Stock.
Desde los tiempos de la guerra se inyectaron millones de dólares para ayudar a la prensa de Bosnia. El objetivo fue ayudar a reconstruir la infraestructura que había sido destruida, realizar actividades de capacitación y facilitar el intercambio de información entre contrincantes.
La situación ha cambiado desde 1996, cuando el diario serbio- bosnio "Glas Srpski" acusaba a la SFOR de contaminar ríos y campos con el testimonio de campesinos que aseguraban haber visto gigantescos huevos mutantes.
No obstante, aún es raro ver a periodistas locales cuestionando a las autoridades durante las ruedas de prensa.
Las preguntas con frecuencia parecen declaraciones políticas, y las conversaciones informales entre periodistas y encargados de agencias internacionales son escasas, dado que existe una fuerte barrera idiomática.
Durante la guerra, el papel de los periodistas era claro: les tocaba cubrir a su partido gobernante, a sus fuentes de información militar.
Ni siquiera los más atrevidos osaban dudar de la información oficial o trataban de buscar otros puntos de vista. Incluso si querían ampliar su información, no tenían acceso al otro bando.
Los enviados de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de otras agencias internacionales para contribuir a la paz eran objeto de críticas por parte de periodistas que los acusaban de favoritismo o de no cumplir su mandato.
Los comunicados de la ONU eran manipulados y citados parcialmente, lo cual solía convertirlos en una herramienta de propaganda. Si la organización criticaba a una de las partes, los adversarios lo destacaban en la prensa, pero en el caso inverso lo ignoraban.
La prensa también tenía dificultades para entregar información de carácter humanitario si ésta no era favorable a la facción dominante.
La mayor parte de la prensa bosnia estaba bajo férreo control de partidos políticos, y los periodistas que eran independientes debían librar grandes batallas contra la autocensura.
En 1996, la Fuerza de Ejecución (IFOR) dio un paso importante para aliviar la situación de la prensa local al usar sus helicópteros para trasladar reporteros a diferentes escenarios del conflicto, con la finalidad de cubrir las actividades de las agencias a cargo de aplicar los acuerdos de paz.
De esa forma, comenzaron a aparecer reporteros musulmanes bosnios en Prijedor, mientras que los serbios realizaban coberturas en Travnik. Se demostró que la rivalidad era superada por la curiosidad y la necesidad de diálogo.
En la actualidad, no es raro ver periodistas de un bando cubriendo acontecimientos en el territorio del otro bando.
La operación de prensa de la SFOR ha sido la más exitosa. Su estrategia de relaciones públicas anuncia una política de puertas abiertas. Oficiales de prensa participan en programas de radio y televisión, además de conseguir el acceso de los periodistas a actos militares.
Pero los reporteros se quejan de que cuando sucede algo delicado, como el arresto de criminales de guerra, los encargados de prensa llegan tarde o están inubicables.
"Sólo aparecen cuando se trata de alabarse a sí mismos", aseguró el corresponsal de radio Bosnia-Herzegovina en Banja Luka, Erduan Katana. Su colega de la revista mensual Alternativa de Doboj, Slobodan Kragulj, criticó lo que considera una "autopropaganda descarada" de la SFOR.
Los periodistas bosnios, conocidos por su ironía, no pueden reprimir una sonrisa cuando escuchan a los delegados de SFOR pronunciando consignas de paz o alabando sus propias publicaciones.
La maquinaria de prensa de la ONU es mucho más pequeña y menos fotogénica, pero es una buena fuente de información, en especial sobre la actuación de la policía, incidentes policiales, regreso de los refugiados y otros asuntos del ámbito civil.
El portavoz de la ONU es Alexander Ivanko, un veterano de Bosnia. Tiene un balance positivo sobre el resultado de sus operaciones en este país, pero asegura que en Serbia "aún tenemos dificultades para difundir nuestro mensaje".
El resultado ha sido menos satisfactorio en el caso de las operaciones de prensa de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y de la Oficina del Alto Representante, que tienen importante responsabilidad en la aplicación de los acuerdos de Dayton.
Las dos agencias estuvieron involucradas en la confiscación de equipos de televisión a una estación acusada de violar los acuerdos de Dayton.
También fueron acusadas de influir en el otorgamiento de licencias, en cambios a la ley de prensa y en la aplicación de sanciones cuando consideran que se lanzan mensajes bélicos o que distorsionan la información. (FIN/IPS/tra-en/ijt/tm/mk/lc/ip/98)
(*) Este artículo llega a IPS por medio del Instituto para el Periodismo en Transición, (IJT) con sede en Praga, que publica la revista "Transitions"