En un caserío de la selva amazónica de Perú, padres de familia y maestros decidieron postergar indefinidamente el inicio de las clases, porque no tienen dinero para comprar libros o cuadernos para sus hijos.
En otro, más de 5.000 toneladas de yute esperan en vano compradores, porque el que se importa de Pakistán o India es más barato que el local.
Estas dos imágenes ilustran sobre la pobreza de los pueblos amazónicos, donde existen etnias que voluntariamente evitan contacto para preservar su identidad y, sobre todo, prevenir la introducción de enfermedades endémicas, como la malaria, que en otras épocas diezmaron a la población.
Sin embargo, el aislamiento puede terminar de manera abrupta, pues el gobierno peruano prevé la explotacion de 223 millones de pies cúbicos de hidrocarburos (petroleo y gas natural) para los próximos años y, con ese fin, ha repartido el 80 por ciento del territorio amazónico entre 30 empresas petroleras.
Esta denuncia se formuló en un foro organizado con motivo del Día de la Tierra, celebrado el 22 de marzo.
"No nos oponemos al progreso, pero para nosotros siempre ha tenido un costo muy alto", dice Irenea Bardales, dirigente del pueblo cacataibo, una de las 65 etnias que habitan la Amazonia peruana, aunque no aceptan ese apelativo y se denominan 'uni', que significa "nosotros".
"Nuestros territorios están asentados en tierras ricas en caucho, maderas, petróleo y gas, y lo mínimo que exigimos a las autoridades es que antes de proceder a su explotación se haga un estudio de impacto ambiental", manifiesta.
Sus demandas tienen el silencio o la violencia como respuesta. El presidente de una comisión de nativos que se oponía a la explotación de las petroleras fue encontrado muerto con un cartel en el cuello que decía: "Así mueren los que se oponen al desarrollo".
"Para el gobierno es bien fácil firmar contratos que depredan nuestras tierras y acusarnos de oponernos al desarrollo, sin tomar en cuenta nuestros aportes a la civilización occidental", comenta Bardales.
"Nos deberían considerar como auténticos guardianes de los recursos porque para nosotros el respeto a la tierra forma parte de nuestra espiritualidad, y porque este es nuestro hogar, nosotros no nos vamos como los colonos", afirma.
El sacerdote católico Joaquin Garcia, director del Centro Tecnológico de la Amazonia, concuerda con Bardales.
"Las explotaciones de los recursos amazónicos consideran implícitamente que el nativo es incapaz, es decir, predomina una idea de conquista, de avasallamiento y no de respeto a las diferencias", afirma.
Como ejemplo menciona el caso de Brasil, donde desde 1900 ha desaparecido una tribu por año por efectos de la "civilización".
El sacerdote, fundador de la Biblioteca Amazónica, el desarrollo autosostenible no puede referirse sólo al aspecto económico, sino que debe "abarcar todas las necesidades inherentes de la humanidad, que varían en cada comunidad'.
Otro experto en temas amazónicos, Roger Rumrill, dice que muy poca gente se ha detenido a pensar que no hay ninguna posibilidad de sobrevivencia para los pueblos indígenas si desaparece la Amazonia y que "tampoco habrá Amazonia si desaparecen los pueblos indígenas".
Rumrill subraya que a los pueblos amazónicos les falta cohesión e indica que en la negociación con las petroleras no hubo una plataforma común.
José López Parodi, jefe del Programa de Conservación de la Reserva de Pacaya-Samiria, en territorio cocama, ofrece una explicación sociológica para la falta de cohesión de los nativos indígenas: están cansados de ser "diferentes" y reconocerse como nativos los estigmatiza.
El Ministerio de Educación no les asigna profesores, porque nadie habla su lengua, tienen que exigir ser considerados en los censos de población y se les discrimina por hablar su lengua y pretender preservar sus costumbres, señala.
"Muchos nativos han optado por hacerse 'invisibles', prefieren no hablar de su identidad, no conversan en su dialecto fuera de su comunidad y eso, que a simple vista puede parecer mal, es sólo una forma de preservar su etnia frente al avance de la 'civilizacion' en sus territorios', puntualiza López Parodi. (FIN/IPS/zp/ag/en- pr/98