La Organización de las Naciones Unidas (ONU) diagnosticó que la crisis asiática repercute en el mundo en desarrollo a través de una caída de los precios de las materias primas y de una disminución de la demanda de las exportaciones de los países del Sur.
Países de distintas regiones se han visto afectados de diferente manera, dijo un estudio de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) preparado para los ministros de Comercio del Grupo de los 15 que se reúne la semana próxima en El Cairo.
El efecto de la crisis en esos países depende de que sean exportadores netos de materias primas que han sufrido reducciones considerables de precios (como metales no ferrosos, madera, caucho y petróleo) o que destinen un alto porcentaje de sus exportaciones a la región asiática.
En el segundo renglón, de países afectados por una contracción de las ventas, figuran países de la misma Asia, Chile, Perú y Ecuador, de América Latina, Zambia, Tanzania, la República Democrática de Congo y Sudáfrica, en el continente africano, y Arabia Saudita en Asia occidental.
La UNCTAD reconoció que, a casi un año del estallido de la crisis, la información disponible no permite determinar con claridad si las pronunciadas depreciaciones de las monedas de la región han alterado de manera marcada la competitividad internacional.
Entre junio de 1997 y marzo de 1998, las monedas de la región se depreciaron, en relación al dólar estadounidense, en un promedio que varía de 11,5 por ciento, en el caso del yen japonés, al 74 por ciento de la rupia indonesia.
Tampoco se desprende de las estadísticas que en la región afectada se haya producido todavía un impulso a las exportaciones ni que las devaluaciones ejerzan presión competitiva sobre otros países en desarrollo exportadores a terceros mercados.
Aceptado que la recuperación asiática procederá de las exportaciones, la UNCTAD observó que existen dos factores críticos para que ese fenómeno se concrete.
En primer lugar, debido a los patrones de inversiones industriales y exportaciones de algunos de los países en crisis, el contenido de bienes importados que contienen las exportaciones (como en los productos electrónicos) puede ser muy elevado.
La proporción de ese contenido llega al extremo de contrarrestar en forma significativa el margen de competitividad aportado por la depreciación monetaria.
El segundo elemento destaca que la recuperación de las exportaciones dependerá también de la disponibilidad de financiación para expandir la producción y la comercialización de las exportaciones.
La UNCTAD previno asimismo que no solo los países en crisis sino todos los de Asia del este y del sudeste requerirán en conjunto una expansión de las exportaciones netas que les permita retomar la senda del crecimiento que seguían hasta el advenimiento de la crisis.
Con esa finalidad, advirtió el informe, resultarán cruciales los mercados abiertos y el crecimiento continuado del comercio mundial.
La imposición de barreras comerciales o el recurso a las devaluaciones competitivas paralizarán el proceso de ajuste de los países en crisis y amenazarán el crecimiento en el resto del mundo.
Con respecto a las relaciones comerciales de Asia con otras regiones en desarrollo, el informe citó datos sobre América Latina divulgados en febrero por el Sistema Económico Latinoamericano (SELA).
Para América Latina, las exportaciones a Asia representan alrededor de 10 por ciento del total de las exportaciones regionales. En cambio, para algunos paises, como Chile, Perú y Ecuador, constituyen una porción considerable del total exportado.
La caída de exportaciones es notoria en especial para Chile, cuyas ventas en Asia se concentraban principalmente en los países en crisis.
En Africa, la crisis asiática podría reflejarse en las exportaciones más reducidas de Zambia, Tanzania y la República Democrática del Congo, con más de una cuarta parte de sus exportaciones colocadas en esa región, y también en Sudáfrica y Angola.
La crisis puede también ocasionar una reducción del flujo de inversiones directas a Africa debido a un cambio en el espíritu de los inversores.
Algunos países en desarrollo de Asia, como Malasia, se habían convertido en grandes inversores en Africa, pero pueden verse obligados a interrumpir ese flujo en los próximos años.
Las exportaciones de América Latina son también vulnerables al eventual aumento de competitividad de las exportaciones asiáticas debido a la depreciación monetaria. El informe mencionó al respecto un estudio del economista Raúl Saez, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Saez estimó que 58 por ciento de las exportaciones de América Latina a los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) se encuentran expuestas a la competitividad asiática derivada de la depreciación de las divisas.
La competencia asiática amenaza a casi 36 por ciento de los productos manufacturados que América Latina exporta al área de la OCDE, que agrupa a los mayores países industrializados del mundo.
Pero el área más expuesta a la nueva competencia asiática en relación a la OCDE es la región de América Central y el Caribe.
Esa dependencia se debe a la gran proporción de artículos de vestido y confección que componen sus exportaciones manufacturadas a la OCDE, como también sus exportaciones de aparatos eléctricos y electrodomésticos, y en algunos casos también sus partes. (FIN/IPS/pc/mj/if/98