/1 DE MAYO/ BOLIVIA: Los sindicatos, de la gloria al infierno

Los obreros de Bolivia llegaron al Día Internacional de las Trabajadores en medio del mayor desamparo de su historia: el tradicionalmente fuerte sindicalismo local hoy sólo suma derrotas.

Las violentas jornadas de protesta entre el 1 y el 24 de abril demostraron la debilidad del movimiento obrero, campesino y popular, que salió derrotado y con las manos vacías de una "huelga general indefinida" de más de tres semanas.

Por ese motivo, la tradicional marcha de los trabajadores este viernes es de duelo, en homenaje a los nueve campesinos muertos en los enfrentamientos entre cocaleros y militares en el Chapare, región productora de coca y cocaína en el centro del país.

Desde 1985, cuando comenzó a aplicarse en Bolivia la política económica neoliberal, el sindicalismo boliviano comenzó a decaer y cada año ve reducir su capacidad de convocatoria y de desafiar al poder.

La Central Obrera Boliviana (COB) es la expresión más clara de esa caída.

Creada bajo el influjo de la revolución nacionalista de 1952, la COB creció a la par de un Estado empresario y empleador, pero con la privatización de las empresas públicas y el surgimiento de un gigantes sector informal, terminó quedándose con pocas bases.

Más del 50 por ciento de la fuerza laboral boliviana se dedica ahora a la economía informal y del resto, sólo la cuarta parte está constituida por empleados que tienen para vender sólo su fuerza de trabajo, dice el analista Rodolfo Eróstegui, experto en temas laborales.

"El obrero ahora vende su fuerza de trabajo junto con su maquinaria o equipo. Es un obrero propietario", que no se siente representado por la COB, añade.

En su opinión, las organizaciones sindicales bolivianas deben comprender que la mayoría de sus afiliados son diferentes a los de las décadas del 50 y el 60.

Pero además, la conducción sindical, tradicionalmente en manos de sectores políticos de extrema izquierda, ha contribuido en gran medida a que el movimiento obrero sienta cada vez más lejos sus glorias pasadas.

Atados a la estrategia del todo o nada, los dirigentes sindicales de hoy conducen a las bases al abismo, sostienen muchos analistas. Y las esperanzas por recuperar la fuerza perdida han terminado por convertirse sólo en actos de fe, sin sustento en estrategias concretas.

El sector con actualmente presenta mayor grado de organización es el de los maestros, que en los principales departamentos del país están controlados desde hace años por dirigentes trotskista.

Un sector emergente es el de los campesinos cultivadores de coca, pero arrastran el estigma de ser trabajadores indirectos del narcotráfico, porque casi toda la coca que producen se utiliza en la fabricación de cocaína.

En medio de esta situación, el minero Milton Gómez, máximo dirigente de la COB, hizo un llamamiento para que los trabajadores se organicen para luchar unidos contra el modelo de economía que imponen las grandes potencias a los países pobres.

"Los trabajadores bolivianos y del mundo deben unirse y luchar contra el modelo neoliberal que está afectando dramáticamente a los trabajadores de los países más pobres del mundo", aseguró.

En tanto, el gobierno boliviano considera que el movimiento sindical tendría que abandonar los métodos de protesta que heredó de la época del nacionalismo revolucionario, si quiere asumir con éxito la defensa de los derechos derechos de los trabajadores en este periodo de globalización y de competitividad.

"El movimiento sindical boliviano está muy debilitado. Solamente funciona como una parcialidad de los asalariados. Creo que el movimiento cocalero, por ejemplo, mete sus problemas en el medio, que no son de orden social, y se confunden con las otras demandas sociales", dijo el ministro de Trabajo, Leopoldo López. (FIN/IPS/jcr/ag/ip/98

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