La Semana Santa es marco de la lucha de la Iglesia Católica de Costa Rica contra un proyecto de ley que permitiría la manipulación de las características genéticas individuales.
Varios sacerdotes se declararon a título personal, en servicios religiosos, contra cinco artículos del proyecto de ley de Protección a la Integridad del Cuerpo Humano, puesto a estudio del parlamento.
También intervino el arzobispo de San José, Román Arrieta, quien aseguró que si el proyecto sigue adelante pronto habrá un pronunciamiento de la Conferencia Episcopal.
Arrieta pidió al presidente José María Figueres que retire la iniciativa del congreso porque, dijo, está seguro de que el mandatario no avala una serie de artículos.
Esos artículos, por ejemplo, permiten la combinación de células reproductoras humanas con las de cualquier otra especie, aunque sólo con fines terapéuticos. Esta técnica se utiliza usualmente en otros países para verificar la fertilidad de un hombre.
Otro de los polémicos puntos permite modificar, mediante terapia genética, los óvulos y espermatozoides, con el fin de corregir malformaciones o enfermedades congénitas o hereditarias.
Así mismo, se autoriza el tratamiento del embrión para librarlo de malformaciones o disfunciones.
El biólogo Fernando Ortiz, consultado por el diario La Nación, afirmó que si bien la intención es buena, aún no se sabe si al alterar un gen no se modifica también otro.
"De introducirse una falla genética, esta se reproduciría en la descendencia de la persona que se forme a partir de las células alteradas", declaró Ortiz.
La iniciativa también declara a todos los ciudadanos donantes de sus órganos al momento de su muerte, a menos que se consigne una negativa expresa en la documentación de identidad.
Ese artículo fue criticado no sólo por la iglesia, sino también por algunos abogados para quienes en esta materia debe legislarse al contrario. Es decir, si alguien quiere donar sus òrganos al morir, debe manifestarlo expresamente.
Así mismo, levantó fuertes reacciones el artículo introducido en el proyecto por la diputada Elsie Corrales para prohibir la inseminación artificial en mujeres solteras.
Corrales justificó la prohibición diciendo que la mujer debe tomar en cuenta no su deseo, sino la necesidad de los niños de crecer en un hogar con padre y madre.
La propuesta de la diputada puso en movimiento a los grupos feministas, que la consideraron inconstitucional y violatoria de la Convención contra todas las formas de discriminación contra la mujer, suscrita por Costa Rica.
Corrales opinó que la inseminación de mujeres solteras causaría un problema social de hijos sin padre. Pero de hecho, el problema ya existe, pues según las estadísticas, la mitad de los hogares de Costa Rica están a cargo de mujeres solas.
El proyecto de ley también contempla algunas medidas consideradas positivas por casi todos los que han opinado sobre su contenido.
Por ejemplo, prohibe la clonación, o descendencia a partir de un sólo individuo, los bancos de embriones humanos, la manipulación genética en busca de mejorar la raza, y el comercio con materiales humanos.
Arrieta advirtió que, si no son modificados los artículos cuestionados por los sacerdotes, la Iglesia Católica se lanzará a la recolección de un millón de firmas para que se haga oir la opinión de los ciudadanos. (FIN/IPS/mso/ff/sc cr/98