El vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, presente en esta ciudad en ocasión de los 50 años de la independencia de Israel, se reunió hoy con líderes israelíes en medio de gran escepticismo sobre las conversaciones de la semana próxima para reactivar el proceso de paz.
En su primer día de una gira que incluirá también Egipto, Arabia Saudita y la Autoridad Nacional Palestina, Gore se reunió con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, el presidente Ezer Weizman y el alcalde de Jerusalén Ehud Olmert, antes de asistir a las celebraciones vespertinas del jubileo.
Gore comprometió el apoyo de su país a Israel. "Estos tiempos en que Israel cumple sus 50 años ofrecen certezas. La más importante es que, mientras Israel realiza su destino, Estados Unidos nunca lo dejará solo", expresó el vicepresidente.
Las celebraciones congregaron a miles de israelíes en un estadio de Jerusalén para presenciar espectáculos de baile y canto. Fuera, miles más se juntaban en parques y plazas, donde se pegaban en la cabeza con martillos de plástico y se pintaban con una sustancia viscosa rosa y verde.
"Nuestro logro y nuestra lucha se acercan mucho a un milagro", dijo Netanyahu. "Tenemos nuestro propio estado, nuestro propio ejército, revivimos nuestro antiguo lenguaje y nuestra antigua capital".
"Y en las próximas décadas, la mayoría de la gente de Israel vivirá en la tierra de Israel. Es verdaderamente un milagro, y todos deberíamos reconocerlo", destacó el primer ministro.
Pero las festividades también pusieron de manifiesto la profunda división cultural y política de la sociedad israelí. Judíos ultraortodoxos se manifestaron contra un grupo de danza moderna cuyos integrantes casi se desnudan, lo cual obligó a retirarlos del programa a último momento.
Mientras, izquierdistas israelíes se manifestaron con pancartas que decían "Colina de sangre" y derechistas colocaron una piedra fundamental en Har Homa, el controvertido proyecto de viviendas judías de Jerusalén oriental que hundió el proceso de paz en el abismo al iniciarse su construcción, en marzo de 1997.
Netanyahu deberá reunirse el lunes con la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, en Londres.
Albright también se encontrará separadamente con el presidente palestino Yasser Arafat para impulsar el retrasado repliegue israelí de territorio cisjordano y la renovación del compromiso palestino para reprimir su oposición radical islámica.
No obstante, analistas israelíes dudan que las conversaciones de Londres pongan fin a la parálisis de un año.
Netanyahu arriesgará más que nunca la estabilidad de su gobierno de coalición, integrada por radicales de la seguridad, nacionalistas y fundamentalistas religiosos, si se compromete al retiro de 13 por ciento que pretenden Estados Unidos y los palestinos, sostienen.
"Básicamente, será pura cháchara", opinó Reuven Hazan, analista político de la Universidad Hebrea de Jerusalén, con respecto a las reuniones del lunes. "Me sorprendería tremendamente que hubiera cierto progreso", agregó.
El asediado mandatario israelí ha estado ofreciendo un repliegue de nueve por ciento que la mayor parte de su coalición conservadora podría aceptar, según analistas, y a la vez cortejando a un partido ultraderechista que podría orquestar su caída si es excluido del gobierno.
Netanyahu negoció durante las últimas tres semanas para incorporar a la coalición de gobierno al radical partido Moledet, que tiene dos bancas en el Parlamento y favorece el uso de armas económicas como la retención de permisos de trabajo, de construcción y licencias de importación, para "estimular" la emigración palestina.
Los analistas aseguran que la medida fortalecería levemente a la enclenque coalición de Netanyahu, que ahora cuenta con la incómoda cifra de 61 bancas entre las 120 del Parlamento. Además, neutralizaría a un potencial enemigo del gobierno.
"Si Moledet permaneciera fuera del gobierno, podría encabezar un poderoso movimiento contra el repliegue" de Cisjordania, opinó Leslie Susser, corresponsal de The Jerusalem Report, principal revista política de Israel.
Hasta ahora, no hay acuerdo para integrar a Moledet a la coalición, pero las negociaciones generaron curiosidad. "La gente se rasca la cabeza y se pregunta: ¿por qué Netanyahu está haciendo esto?", escribió Susser.
"Si supuestamente Netanyahu quiere avanzar en el proceso de paz, parece un momento poco propicio para integrar a Moledet. En relación a las negociaciones de paz, sería una medida muy negativa", agregó el analista.
El propio Netanyahu minimizó las esperanzas de progreso en Londres y desestimó acusaciones de que, si no acepta un repliegue de 13 por ciento, será etiquetado como "un obstáculo para la paz".
"Por supuesto, todos los dedos apuntarán hacia mí", dijo el martes. "¿Y qué? Haré lo que crea importante para alcanzar una paz segura, una paz real, una paz defendible para Israel. Nada hará cambiar eso". (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/ml/ip/98