Pocos diplomáticos de la ONU creen que Iraq pueda verse libre de las sanciones internacionales la semana próxima, en especial debido al poder de veto de Estados Unidos como miembro permanente del Consejo de Seguridad.
Durante casi ocho años, cada revisión de las sanciones por el Consejo tuvo el mismo resultado: la extensión automática, a menudo sin comentarios, del duro embargo que prohíbe todo comercio no humanitario con Iraq.
Sin embargo, cuando el Consejo discuta nuevamente el destino de Iraq este lunes, habrá más de lo habitual en juego, ya que Bagdad amenaza con consecuencias no especificadas en caso de que no se levanten las sanciones en forma inmediata, y Estados Unidos advierte que tales amenazas sólo demorarán el levantamiento.
La semana próxima será una prueba clave para el acuerdo negociado en febrero por el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, con el presidente iraquí Saddam Hussein.
El acuerdo, que logró abrir los palacios presidenciales iraquíes a los inspectores de armas de la ONU, detuvo un inminente ataque militar de Estados Unidos contra Iraq, pero algunos funcionarios del foro mundial advierten que el respiro podría ser sólo temporario.
Funcionarios iraquíes advirtieron que podría haber un límite en el tiempo a las inspecciones de los complejos presidenciales, contrariamente a lo acordado en febrero.
Mientras, Bagdad intensificó sus improperios contra las sanciones y advirtió que Estados Unidos podría tener que "pagar muy caro" si aquéllas continúan.
"Iraq requiere que el Consejo de Seguridad aplique inmediatamente el párrafo 22 de la resolución 687 (que permite el levantamiento de las sanciones) sin ninguna nueva restricción o condición", escribió el jueves el viceprimer ministro iraquí Tariq Aziz al presidente del Consejo, Hisashi Owada.
"Los estados que impiden dicha aplicación serán plenamente responsables por su injusta posición y las consecuencias posteriores", agregó Aziz.
Sin embargo, antes de cualquier levantamiento, la Comisión Especial de las Naciones Unidas (UNSCOM) debe verificar la eliminación total de las armas de destrucción masiva de Iraq, y eso no sucederá a corto plazo, a juzgar por el último informe del presidente de la Comisión, Richard Butler.
El informe ofrece pocas esperanzas de cambios en las sanciones ya que menciona "lagunas" en la información brindada por Iraq sobre sus programas de armamento y señala que en los últimos meses "casi no hubo avances en la verificación del desarme".
En cambio, Aziz replicó que el informe de Butler contiene "tremendas y flagrantes falacias y mentiras" y reiteró la afirmación de Bagdad de que se habían eliminado todas las armas de destrucción masiva.
La lucha entre UNSCOM e Iraq lleva años. Las múltiples trabas puestas por Bagdad enlentecieron la investigación de los inspectores de armas de la supuesta destrucción del arsenal militar que el país tenía antes de la guerra del Golfo, en 1991.
Existe un consenso generalizado de que Iraq cumplió, en gran medida, con la destrucción de sus armas químicas y misiles de largo alcance, pero aún falta que Bagdad revele su programa de producción de toxinas, como el ántrax y el botulismo.
Por el contrario, el último informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica expresó su satisfacción por la cooperación de Bagdad para revelar su capacidad nuclear y diplomáticos aseguran que las dudas sobre las armas nucleares de Iraq están casi todas aclaradas.
Pero el problema fundamental es que la cooperación de Bagdad se detuvo periódicamente en los últimos meses, en parte porque cada crisis se agrega a los pedidos de ponerle fin a las sanciones y también porque el embargo ahora afectó a la clase media de Iraq.
"No creo que las sanciones duren un año más. Si lo hacen, Iraq se derrumbará", opinó un funcionario de la ONU que participa en el programa de Iraq. "De no haber sido un país tan rico en primer lugar, con una infraestructura de gran calidad, se hubiera desintegrado a esta altura".
Pero Estados Unidos no está dispuesto a considerar el levantamiento de las sanciones a pesar de la presión de otros miembros del Consejo de Seguridad, sobre todo Francia y Rusia, que desean recompensar a Bagdad por su cooperación.
Aunque en los últimos meses Annan reiteró su pedido de buscar "una luz al final del túnel" en caso de que Bagdad cumpla con UNSCOM, el portavoz del Departamento de Estado, James Rubin, declaró este jueves que "las sanciones se mantendrán mientras Iraq siga sin cumplir las resoluciones de la ONU".
Técnicamente, el Consejo de Seguridad debería levantar el embargo, de acuerdo con la resolución 687, cuando UNSCOM haya verificado que las armas de destrucción masiva de Iraq fueron desmanteladas.
Pero el embajador de Washington ante la ONU, Bill Richardson, agregó otras condiciones para el retiro de las sanciones, entre ellas, la mejoría de la situación de derechos humanos en Iraq y el reconocimiento de su responsabilidad por la desaparición de ciudadanos kuwaitíes en la invasión de 1990-91. (FIN/IPS/tra- en/fah/mk/ml-aq/ip/98