El creciente número de pacientes que acuden a los hospitales de Indonesia por problemas de estrés indica que la crisis económica que afecta al sudeste de Asia, liderada por el desempleo, repercute en la salud de la población.
En el Hospital Psiquiátrico de Bandung Central, ya están ocupadas setenta de las 90 camas, y el personal del centro médico asegura que no pasará mucho tiempo antes de que el lugar se llene.
Los médicos sostienen que, en los últimos cinco meses, aumentó el número de pacientes que acuden a los hospitales psiquiátricos de la capital de Java Occidental, al sudeste de Jakarta, para consultar por problemas relacionados con el estrés.
"La tendencia va en aumento. Las actuales circunstancias sociales, económicas y políticas contribuyeron en gran medida con el incremento", dijo el Dr. Dengara Pane, director del Hospital Psiquiátrico de Bandung.
Algunos psiquiatras tuvieron que ampliar sus horas de consulta por el gran número de pacientes que reciben.
El psiquiatra Ibin Kutibin explicó que quienes más lo consultan son amas de casa cuyos esposos fueron despedidos de sus empleos por la contracción de la economía.
"No tienen la fortaleza mental para enfrentar la realidad. Para muchos, no es sólo una cuestión de pérdida de ingresos, sino de pérdida de estatuto social", opinó Kutibin.
Cifras oficiales señalan que la crisis en un principio dejó sin empleo a 4,4 millones de personas, cantidad que en la actualidad se duplicó a 8,7 millones. El total de desempleados asciende a 27,1 millones de la población de 200 millones.
Kutibin explicó que muchas mujeres no están preparadas para ver a sus cónyuges sin trabajo. Tampoco "soportan que sus vecinos y familiares murmuren sobre la 'inutilidad' de sus esposos", dijo.
Sutinah, de 48 años, acudió al hospital de Bandung por la angustia que le causaba el ver a su esposo observando el vacío todo el día, fumando paquetes de cigarrillos en el comedor.
Mientras, su hijo de 28 años tuvo que abandonar la universidad estatal por falta de dinero para pagarla. "No es fácil aprobar el examen de ingreso. Mi hijo lo logró, pero no pudimos mantenerlo allí", explicó Sutinah.
"Los precios de las necesidades diarias se enloquecieron. Mi esposo pasa todo el día con la mirada perdida. ¿Cómo puedo soportar todo esto?", preguntó.
Decenas de miles de estudiantes universitarios no pueden pagar sus estudios y muchos se vieron forzados a abandonarlos. Unos 3.000 alumnos de la Universidad de Gadjah Mada, de Yogyakarta, no pudieron pagar la matrícula anual.
Ichlasul Amal, el rector de la universidad, informó que se hicieron propuestas para tomar un receso estudiantil, hasta que la situación mejore.
Aunque las causas de los problemas psicológicos son diversas, el Dr. Pane asegura que, sin duda, la crisis económica es un factor esencial detrás del estrés que sienten los individuos, las familias y la sociedad en general.
La rápida transformación de los valores y normas sociales a lo largo de los años debilitaron la resistencia de la comunidad a los problemas económicos y los mecanismos de apoyo para soportarlos.
Así mismo, los indonesios no sufrían una crisis tan severa como esta desde hace décadas, ya que la economía creció a un promedio de ocho por ciento anual en los últimos años.
Kutibin añade que los problemas de la gente se ven exacerbados por las paradojas y contradicciones que observan en el gobierno, relacionados con la inestabilidad económica.
"Las declaraciones de los jerarcas, ministros y otras personalidades, opuestas a la realidad, confunden y generan angustia", dijo Kutibin.
"Los ministros se jactan de su lucha contra la corrupción y de su compromiso para sanear al gobierno, pero sabemos que ellos mismos son terriblemente corruptos. Estoy harto de eso", exclamó Risman, un taxista.
Un ama de casa señala que periódicamente ve a los ministros asegurar por televisión que la comida es suficiente y está disponible, pero ella apenas encuentra lo que necesita cada vez que acude al mercado.
Es agradable escuchar a la Ministra de Asuntos Sociales, Siti Hardianti Rukmana, la hija del presidente Alí Suharto, cuando dice que se opone al nepotismo, manifestó un estudiante. "Pero, por supuesto, se trata de una broma sin gracia", añadió. (FIN/IPS/tra-en/ky/js/aq-lp/he-if/98