INDIA: Nuevo gobierno endurece política nuclear

La llegada al poder del partido fundamentalista hindú Bharatiya Janata (BJP) generó un endurecimiento en la política nuclear de India, que no descarta la posibilidad de fabricar armas de destrucción masiva.

La coalición derechista que llevó al poder al BJP en marzo abordó el tema ya en su programa de gobierno, donde estableció que este país "revisará su política nuclear y ejercerá su derecho a incorporar armas nucleares".

Aunque el gobierno es ambiguo al referirse al verdadero significado de "incorporar" armas atómicas o a discutir sobre cuándo se daría este paso, parece existir la decisión de convertir a India en un país con armas nucleares.

Se produce así un cambio radical en la posición tradicional de los gobiernos indios, que hasta ahora habían promovido el desarme nuclear, si bien mantenían abierta la opción de desarrollar sus propias armas.

La mayoría de los partidos de la coalición gubernamental son fuerzas regionales sin posiciones definidas sobre temas de seguridad nacional.

Pero el BJP parece muy decidido frente al tema nuclear, pues no aceptó abordarlo en un paquete de negociaciones políticas para llegar al poder, aunque sí discutió algunas concesiones relacionadas con el hinduismo.

Un abanderado de la línea dura, M.M. Joshi, es el nuevo director del Departamento de Energía Atómica.

Durante los últimos 50 años, la posición India mostró vacilaciones y algunos cambios en las prioridades, pero fue continuista en no aceptar la legitimidad de las armas nucleares y en plantear que su desarrollo era moral, legal y políticamente indefendible.

Aunque India se marginó del tratado internacional para la prohibición de pruebas nucleares, lo hizo con el argumento de que no era lo suficientemente drástico. Además, el gobierno de este país le pidió a la Corte Internacional de La Haya que declarara ilegal el uso o la amenaza de uso de armas atómicas.

El argumento de la "disuasión nuclear" había sido calificado como "aberrante" por gobiernos indios. Ante la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre Desarme, este país planteó que las armas nucleares "no son esenciales para la seguridad de ninguna nación".

Sin embargo, estas posiciones están bajo revisión por el nuevo gobierno liderado por el BJP.

Aunque aún no hay declaraciones oficiales, los comentarios de sus dirigentes demuestran una lógica cruda: India debe tener armas nucleares para ser considerada una potencia, su tamaño lo justifica, y si otros lo tienen para su seguridad, por qué no hace lo mismo este país.

Irónicamente, las armas nucleares también pueden debilitar la seguridad de la India. Si realizara pruebas atómicas, enseguida sería objeto de aislamiento, críticas y sanciones económicas de países de todo el mundo, en especial de Estados Unidos, con un serio debilitamiento en su posición internacional.

También se puede intuir que la "nuclearización" de India produciría en corto tiempo una medida equivalente de Pakistán, lo cual generaría un nuevo foco desestabilizador para la debilitada seguridad del sur de Asia.

La rivalidad nuclear podría tener consecuencias desastrosas en una zona donde la historia demuestra que son frecuentes los errores de estrategia.

La fabricación de bombas en India también podría acarrear una respuesta agresiva de China, lo cual podría llevar a este país a tener dos carreras armamentistas con sus vecinos, aunque en el caso de Beijing con uno mucho más poderoso y aventajado.

El otro aspecto importante es que una carrera armamentista nuclear sin duda absorbería recursos necesarios para hacer frente a prioridades sociales y garantizar la seguridad interna del país.

India realizó una prueba nuclear en 1974, y después sostuvo que la mejor alternativa para garantizar la seguridad nacional era contar con un mundo sin armas nucleares.

Pero la ambigüedad con la cual se aproximó a las negociaciones del tratado internacional para la prohibición de pruebas nucleares demostró incoherencia, en especial al proponer mantener abierta la opción de fabricar armas pese a que se oponía a ellas.

Por un lado, India dejó abierto el camino para que las potencias armadas tuvieran hegemonía en las discusiones del tratado, pero por otro, legitimó el argumento de la "opción".

India tiene la oportunidad de cooperar con el movimiento a favor del desarme, que tras el fin de la guerra fría vive uno de sus mejores momentos, o de oponerse cínicamente a esta posibilidad. El actual gobierno parece haber tomado la segunda opción.

El BJP aún deberá lograr la aprobación del parlamento si desea introducir cambios. Y aunque en ese territorio no es tan fuerte pues sólo tiene 25 por ciento de los votos, ya dio el primer paso: generó un debate que coloca a India peligrosamente cerca de cruzar el umbral hacia el armamentismo nuclear. (FIN/IPS/tra-en/pb/rdr/lc-ml/ip/98

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