HONDURAS: Sustituto del pegamento para niños de la calle

La organización de defensa de la infancia Casa Alianza, de Honduras, postula el uso de un sustituto del pegamento, usado como inhalante por los niños y niñas de la calle y que ocasiona severos daños a la salud.

El nuevo producto, a base de agua, no contiene sustancias tóxicas ni inflamables y fue adoptado por la fábrica de zapatos Caprisa, una de las mayores de Honduras, dispuesta a cambiar sus patrones productivos para no causar daño a la infancia.

Caprisa, la primera fábrica en América Central y la segunda de América Latina que se adhiere a esta fórmula, anunció su decisión en una comparecencia pública junto a los representantes de Casa Alianza y de una empresa dedicada a la fabricación de adhesivos especiales.

"Decidimos adoptar una nueva fórmula de pegamento porque no queremos contribuir a más muertes o problemas de los niños en este país", dijo el gerente de producción de Caprisa, Henry Rodríguez.

El empresario indicó que buscaron alternativas al "Resistol", pegamento utilizado en la fabricación de zapatos, para evitar efectos en la salud y en el ambiente. "Confiamos en que otros compañeros nuestros sigan el camino que hoy se ha abierto", afirmó.

El director para América Latina de Casa Alianza, Bruce Harris, dijo que el nuevo pegamento que promueven es una de las tantas alternativas que pueden contribuir a mejorar la situación de los niños y niñas de la calle en Honduras.

"La inhalación del Resistol produce severos daños a los niños en su sistema nervioso y puede llegar a causar la muerte, al destruir numerosas células del cerebro. Se debe hacer algo para evitar sus muertes", agregó.

En Honduras, Casa Alianza trabaja desde hace más de ocho años en el rescate de los niños de la calle, que sufren la hostilidad de gran parte de la sociedad.

Datos manejados por los organismos públicos y privados de defensa de la infancia revelan la existencia de unos 10.000 niños de la calle en Tegucigalpa y en San Pedro Sula, la segunda ciudad del país, en la costa norte.

En mercados, calles y parques es común ver a grupos de niños y niñas pidiendo un trozo de pan, ropa o dinero para subsistir en un país donde ocho de cada 10 habitantes son pobres.

Muchos de estos menores portan envases de pegamento que, inhalado, produce conductas agresivas, estimulando los delitos.

El director de Casa Alianza para Honduras, Manuel Conde, dijo que la rehabilitación de los menores es díficil y se hace necesario redoblar esfuerzos públicos y privados.

Exhortó a la aplicación del Código del Menor, aprobado hace seis meses, donde se establecen mecanismos de protección a los niños y niñas de la calle, como la prohibición de la venta de Resistol a menores o el uso de un aditivo a base de mostaza que genera rechazo al inhalar el pegamento.

Conde dijo que el 80 por ciento de los menores que deambulan en las calles inhalan Resistol, que es distribuido por comerciantes inescrupulosos.

Cada día, un nuevo menor se suma a las calles, exponiéndose a abusos sexuales, prostitución, explotación económica, maltrato, suicidios, droga, delincuencia, agresiones y la muerte, según Casa Alianza.

Los menores de 18 años son en Honduras 2,5 millones, sobre una población total de 5,8 millones de habitantes. La mayoría de los niños y niñas son pobres y muchos de ellos susbsisten en labores agrícolas o deambulan en las ciudades, abandonados por su padres y por el Estado. (FIN/IPS/tm/ag/hd/98

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