EE.UU.: Indefinición ante Nigeria y Congo genera protestas

Grupos de derechos humanos de Estados Unidos reiteraron su preocupación por la situación en Nigeria y la República Democrática del Congo, frustrados porque Washington no asume una posición definida ante estos países.

El presidente estadounidense Bill Clinton realizó este mes una gira de 12 días por Africa, pero según estos grupos su discurso exaltador de la democracia y los derechos humanos no incluyó referencias claras a la compleja situación de Nigeria.

Estados Unidos tampoco condenó las recientes agresiones a grupos de derechos humanos en la República Democrática del Congo, cuyo presidente Laurent Kabila estuvo con Clinton durante la escala del mandatario norteamericano en Uganda.

"Si no tienes claro lo que sucede en Nigeria y Congo, tampoco puedes ponerte a hablar de un 'nuevo renacimiento africano"', dijo Salih Booker, directora de estudios sobre ese continente del Consejo de Relaciones Exteriores en Washington.

Durante la gira que concluyó a principios de abril Clinton se refirió con frecuencia a ese "nuevo renacimiento africano".

"Los casos de Nigeria y Congo no pueden ser esquivados, pues se cuestionaría la credibilidad de los llamados a la democratización de Estados Unidos", añadió el director de programas africanos de la Fundación Nacional para la Democracia, Leonard Dees.

Todo parece indicar que después del encuentro entre Clinton y Kabila durante una conferencia regional en Entebbe, el mandatario que llegó al poder en el ex Zaire tras derrocar al dictador Mobutu Sese Seko decidió reprimir las actividades de grupos de derechos humanos en la capital, Kinshasha.

Según informes difundidos en Washington, a fines de marzo un grupo de soldados ingreso por la fuerza en la casa de Floribert Chebeya, presidente de uno de los principales grupos de derechos humanos, La Voz de los Sin Voz. Fue sacado de su casa amenazado con una pistola y luego golpeado en un terreno baldío.

Si bien se sugirió que el hecho estuvo vinculado a una disputa por propiedades, la agrupación Human Rights Watch lo descartó al denunciar que "es revelador de un aumento de las acciones gubernamentales para sofocar voces independientes".

Hace una semana se produjo otro hecho, aún más evidente. El ministro de Justicia, Mwenze Kongolo, apareció en la televisión para declarar la ilegalidad del grupo Defensa de los Derechos Humanos (AZADHO), mientras ordenaba a la policía que procediera a clausurar sus oficinas en todo el país.

Kongolo dijo que AZADHO había violado la ley pues recibió financiamiento extranjero, no se inscribió con el gobierno, encabezó actividades políticas, y mantuvo la letra "Z" en sus iniciales, lo cual hace referencia al ex Zaire.

Human Rights Watch dijo que este decreto fue sólo el último episodio de una serie de ataques contra grupos de derechos humanos, especialmente en la capital y en la zona oriental del país, que fue donde se inició la rebelión de Kabila contra Mobutu.

El Departamento de Estado de Estados Unidos emitió un comunicado el martes pasado, en el cual deploró la prohibición de AZADHO, advirtiendo que se trataba de un hecho que podía comprometer la ayuda económica de países interesados en la democracia y la estabilidad de la República del Congo.

Pero el comunicado también precisó que si bien "nosotros no aprobamos todas las actividades de AZADHO, consideramos que desempeña un papel importante en el desarrollo político del Congo".

"Es increíble que el Departamento de Estado haya considerado necesario tomar distancia del trabajo que realiza este grupo para poder defender su derecho a existir", protestó el especialista en Africa del capítulo estadounidense de Amnistía Internacional, Adotei Akwesi.

Dijo que el comunicado fue consistente con la posición de Washington, que criticó informes de derechos humanos realizados por organizaciones independientes en Congo, Ruanda y Etiopía, incluyendo el de una misión de Naciones Unidas enviada para investigar matanzas cometidas por las fuerzas de Kabila.

Si el tema del Congo genera preocupación, los grupos de derechos humanos están furiosos por la posición frente a Nigeria, luego de declaraciones de Clinton y otros miembros de su gobierno.

Antes de la gira por Africa, la subsecretaria de Estado para temas relacionados con la región, Susan Rice, advirtió que Nigeria no podía aspirar a una mejoría en sus relaciones con Estados Unidos si el jefe de estado Sani Abacha, quien obtuvo el poder en un golpe militar en 1993, ganaba las manipuladas elecciones de fin de año.

"Sería inaceptable la victoria electoral de un candidato militar en las próximas elecciones en Nigeria", dijo Rice al proclamar que los habitantes de ese país se merecen una verdadera transición a la democracia y el gobierno civil, un pronunciamiento bien recibido por los grupos de derechos humanos.

Pero el panorama cambió durante una rueda de prensa en Sudáfrica. Clinton sorprendió incluso a su séquito cuando dijo que "si Abacha se presenta a la elección esperamos que lo haga como un civil".

"Muchos líderes militares que controlaron situaciones caóticas en países africanos se inclinaron luego por la democracia, y esto mismo podría ocurrir en Nigeria", agregó.

Sus asesores trataron de corregir el error, pero sólo consiguieron que aumentara la confusión en torno a la posición de Estados Unidos.

El Departamento de Estado aseguró que las declaraciones de Rice siguen vigentes, mientras algunos funcionarios sugirieron que los dos pronunciamientos son compatibles.

Entretanto, el discurso de Clinton fue interpretado por altos funcionarios del gobierno de Abacha como un rechazo a la línea dura que había anunciado Rice con anterioridad.

La sensación de que Washington se está acercando a Abacha se intensificó después que el enviado especial de Clinton para la democracia y los derechos humanos en Africa, el reverendo Jesse Jackson, declarara que una confrontación con el mandatario nigeriano podría tener efectos "atemorizantes" en esa nación y otras vecinas.

Jackson sugirió que Estados Unidos debería utilizar en Nigeria el mismo tipo de "compromiso agresivo y confiado" que practica en China.

"Se trata de la misma posición que han planteado en Washington los negociadores parlamentarios pagados por Nigeria", comentó Dees, quien dijo que es evidente la existencia de dos posiciones al interior del gobierno.

"Es ultrajante", añadió Booker, quien está a favor de endurecer las sanciones contra el régimen de Nigeria mientras se refuerzan los lazos con grupos prodemocráticos de esa nación, algo similar a lo que se hizo frente al apartheid en Sudáfrica.

"Ahora es necesario que haya una declaración muy transparente de Clinton para reparar el daño", planteó Akwesi. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/lc-lp/ip hd/98)

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